Mirá qué distintos somos, el mensaje de la semana

En una semana en la que otra vez nos volvimos a asustar un poco por un nuevo foco de covid-19 ahora en Montevideo y en la que muchos –pero increíblemente no todos– quedamos impactados por cómo alguien puede prender fuego a un indigente en la calle, en la agenda política los temas estuvieron marcados por la necesidad de algunos actores de mostrarse diferente a otros. El presidente Luis Lacalle Pou marcó –sin hacerlo explícito– enormes diferencias con su par argentino Alberto Fernández y el canciller Francisco Bustillo con Ernesto Talvi. Hay otros, como los candidatos del Frente Amplio en Montevideo, que esta semana quisieron mostrar, más que sus diferencias, sus puntos en común, pero solo uno podrá ganar y para eso tendrán también que diferenciarse, y ya demostraron que saben cómo hacerlo.

Aquí te comparto la Semana Traducida, un espacio para reflexionar sobre los hechos más relevantes de los últimos siete días en la agenda del gobierno y la oposición:

Lacalle está enamorando (a algunos) argentinos

→ El presidente Luis Lacalle Pou está en el medio de una exitosa gira de medios en Argentina. Y si uno analiza cuáles eran sus objetivos para esta serie de entrevistas que terminará el fin de semana, el objetivo ya parece haberse cumplido. Lacalle logró generar no solo admiración personal a su figura en una parte de la ciudadanía argentina, sino incluso aumentar el encanto que tiene Uruguay para algunos de ellos. El presidente tiene un plan para atraer a miles de argentinos a vivir –y a invertir– en Uruguay. Los buenos resultados parciales en la lucha contra el covid-19, pero sobre todo la forma en la que decidió enfrentar la pandemia privilegiando la libertad de los individuos fueron palabras mágicas para miles de personas que están agotadas del extensísimo confinamiento decretado por el gobierno de Alberto Fernández. Es cierto, Lacalle logró enamorar y atraer con su discurso a miles de argentinos. Pero no hay que olvidar la grieta gigante que tiene ese país. Los enamorados de su discurso no son todos: son sustancialmente los antikirchneristas, así como había pasado en sentido contrario 10 años atrás con José Mujica. Si uno mira además los medios y sobre todo los periodistas que entrevistaron a Lacalle –sí, lamentablemente los medios también están atravesados por esa grieta– advierte a qué público dirigió el mensaje el presidente uruguayo.

→ El éxito de las entrevistas en función del objetivo buscado –que luego habrá que ver si contribuye al plan final– no está exento de riesgos grandes en el vínculo bilateral con el gobierno de Alberto Fernández. Si bien Lacalle fue extremadamente cuidadoso en no criticar o cuestionar explícitamente al gobierno argentino, sí lo hizo por contraposición. Cada vez que los periodistas hacían un contraste entre cómo los dos países abordaron la pandemia, lo que todos los oyentes o televidentes leían era un abismo brutal entre dos modelos. Cuando los entrevistadores hacían una oposición entre el recorte salarial para los sueldos altos del Estado en Uruguay con la negativa de Fernández a bajarse su sueldo, y Lacalle argumentaba y defendía su postura, también había una diferenciación muy fuerte con Fernández. Nunca lo hizo explícito. Y es más, siempre se cuidó de decir que no iba a cuestionar al gobierno argentino, pero por contraste lo hizo todo el tiempo. El mensaje que pasó en todas sus notas, sin decirlo, fue: “Mirá qué distintos somos”. A todas luces fue una estrategia: diferenciarse para captar adeptos a su plan de incentivos para traer argentinos a vivir a Uruguay.

Cómo afectará ello la relación bilateral lo veremos seguramente en las próximas horas. Por lo pronto, la AFIP argentina ya movió una pieza este jueves, al anunciar un cambio en la normativa para evitar una ventana para tributar menos que tenían quienes hubiesen cambiado el domicilio fiscal pero no la residencia a otro país como Uruguay.

→ Con el nuevo canciller, Francisco Bustillo, que es íntimo amigo de Alberto Fernández, el gobierno tendrá un aliado para intentar aplacar esas diferencias que están descontadas que llegarán con Argentina. Pero Bustillo ya dejó claro que su amistad con el mandatario no implicará que ninguno de los dos abandone las obligaciones que tienen de defender a ambos países.

Política exterior, política de Estado

→ La primera semana activa de Bustillo como canciller –la anterior había estado en cuarentena– fue muy intensa y mostró algunas pocas pero importantes cartas de por dónde quiere apuntar su gestión. Lo más significativo, sin dudas, fue la gira de reuniones que tuvo con los expresidentes. La política exterior, dicen los expertos, debe ser una política de Estado y por eso recibir consejos y escuchar a todos los expresidentes que siguen vivos es mucho más que un gesto, es una declaración política.

Bustillo, un diplomático con muchísima experiencia, tiene una característica que no es muy común: es un blanco declarado y evidente, pero que siempre cae bien parado en gobiernos de cualquier color político. Con mucha inteligencia diplomática y política logró construir buenos vínculos con todos quienes luego fueron presidentes y eso quedó demostrado esta semana cuando todos lo recibieron con mucho afecto.

Luego de cada una de esas reuniones había periodistas afuera esperando y las preguntas buscando contrastes con su antecesor Ernesto Talvi fueron inmediatas. Las respuestas, también, muy diplomáticas. Bustillo evitó dar cualquier frase que permitiera un titular escandaloso contra Talvi. Sin embargo, sus hechos y algunas de sus palabras sí fueron un contraste evidente.

En primer lugar marcó un claro contraste con esta gira política. Bustillo dijo que para elaborar su plan de acción para la cancillería, que presentará este lunes, necesitaba consultar a mucha gente. Allí hay un contraste con Talvi, a quien en la interna de la cancillería se lo cuestionó por elaborar su plan para la Diplomacia 5.0, que hubiese implicado cambios profundos en ese ministerio, sin haber consultado a mucha gente ya no solo de afuera sino también de adentro del Palacio Santos. Bustillo luego abundó en esos contrastes y dijo que la política exterior es una “construcción colectiva” y que no concibe “una política exterior que no sea creada entre todos”.

El segundo contraste evidente que quiso marcar fue con una frase que pasó un tanto desapercibida. Consultado sobre cuál sería su prioridad, dijo que “poner la casa en orden”. ¿Si hay que poner orden, es que se la entregaron en desorden? Este jueves lo volvieron a consultar sobre esa frase y ahondó. Aseguró que sus antecesores hicieron un buen trabajo, pero “no conocían los recursos humanos con los que se contaba". “En lo que seguro no voy a errar es en la elección de las personas”, dijo.

Otro jerarca que, sin ir al choque, busca demostrar lo diferente que es de su antecesor.

Mucho más parejo que en el verano

Este jueves se conocieron dos encuestas sobre las departamentales en Montevideo. Tanto Equipos como Cifra muestran una amplia ventaja, de 20 puntos, del Frente Amplio sobre la coalición multicolor. Pero donde sí hay una competencia muy pareja es entre los candidatos del oficialismo. La amplia ventaja que tenía Daniel Martínez se acortó. A la vez, la competencia por el segundo puesto también está pareja. Los números de las encuestas los encontrás aquí.

Por tanto es esperable aquí también que en los dos meses y medio que faltan Martínez, Cosse y Villar sigan diciendo: “Mirá qué distintos somos”.

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