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Montevideanos

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20 de febrero de 2020 a las 05:04

Montevideo fue una de las ciudades más lindas de América Latina. Fue construida de frente al Río de la Plata y tuvo sus momentos de esplendor. Las grandes avenidas, sus plazas, el Palacio Legislativo, el Estadio Centenario, la rambla, el Prado con el parque lineal bordeando el Miguelete fueron en su tiempo construcciones de vanguardia, motivo de orgullo para los montevideanos y para la República.

Una nueva instancia electoral en mayo vuelve a plantearle a los capitalinos la posibilidad de elegir su rumbo seleccionando las autoridades para manejar durante cinco años los destinos de la ciudad.

Es amplio favorito es el Frente Amplio (FA) con sus tres candidatos fuertes: el exintendente Daniel Martínez, la exministra de Industria Carolina Cosse y el exdirector del Hospital Maciel Alvaro Villar. Una contienda de perfiles en el conglomerado de partidos de izquierda que acostumbrados a gobernar Montevideo sin muchos sobresaltos y sin amenazas políticas a la vista.

Vaya uno a preguntarse los motivos porque las colectividades históricas han regalado el botín electoral que representa Montevideo al FA, que ni lerdo ni perezoso comprende que es precisamente en esa ciudad y en ese departamento donde se cocinan los destinos del país, por lo que trabajan duro y bien para no perderla.

Para el 2020 el FA tiene en cuenta el agravante de saber que perder Montevideo dejaría la interna de la colectividad al rojo vivo. Un triunfo en mayo sirve de venda para tapar la herida abierta tras perder las elecciones nacionales en manos de la coalición multicolor.

Gobernando bien o mal –según el gusto del consumidor– el FA logró mantener la hegemonía popular de la capital en el más de cuarto de siglo que la llevan administrando desde el colosal palacio de ladrillo de 18 y Ejido.

En estas horas trascendió el borrador del plan de gobierno para el próximo quinquenio que en grandes rasgos serían: mejorar la movilidad, el transporte, la recolección de residuos, la integración social y de género sumado a un mejor ordenamiento territorial de la urbanidad y la urgente y necesaria renovación tecnológica para facilitarle la vida al contribuyente.

En la vereda de enfrente la coalición multicolor mandó a la cancha a la economista mediática Laura Raffo que ultima los detalles de un programa colectivo aun no presentado a la ciudadanía. Sus primeros pasos muestran una mujer de diálogo, con impronta de gestora, que critica al FA por no asumir la responsabilidad del los debe de su gestión: que los montevideanos son sucios, que Adeom, etc.

Montevideo espera a mayo impasible viendo pasar los años sin que nadie se atreva a elevarla al sitial de privilegio que alguna vez ocupó. Sus administraciones sucesivas manejan la coyuntura política, pensando en las nacionales, utilizando a Montevideo como un botín de bucanero. La oposición por su lado duerme la siesta del mono sin planes sólidos para su gobernanza.

Tal vez es hora de que los montevideanos se miren al espejo de su propia ciudad y apuesten por un candidato que quiera a Montevideo por encima de cualquier cálculo político personal y permita que la capital por fin pegue el salto de calidad que el futuro le tiene reservado desde el momento en que se fundó. 

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