La innovación es clave para que los países se desarrollen. En los últimos años, la llamada “bio revolución” es la que lidera estos cambios de la economía. “Una confluencia de avances en la ciencia biológica y el desarrollo acelerado de la computación, la automatización y la inteligencia artificial está impulsando una nueva ola de innovación”, expresó un estudio de la consultora global McKinsey. “Esta bio revolución podría tener un impacto significativo en las economías y nuestras vidas, desde la salud y la agricultura hasta los bienes de consumo, la energía y los materiales”, agregó el informe llamado The Bio Revolution.
Este material fue tomado en cuenta por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (o WIPO por sus siglas en inglés), que presentó este año el Índice global de innovación 2022, donde se destaca la importancia del desarrollo de la biotecnología.
Según este índice, Uruguay se posicionó en el puesto 64 en 132 países de todo el mundo en cuanto a la capacidad de innovación que presenta. Por su parte, si se considera solo América Latina y el Caribe, Uruguay ocupa el quinto lugar, después de Chile (50), Brasil (54), México (58) y Colombia (63). Aunque antes de países como Perú (65), Costa Rica (68) o Argentina (69).
El reporte de esta organización concluye que, si bien se esperaba que el continente creciera más a lo largo de 2022 en términos de innovación, destaca a Uruguay como “el líder regional” en la estabilidad institucional —uno de los factores considerados para elaborar este índice—.
El análisis de McKinsey concluye que más del 60% de los insumos físicos que necesita la economía global “pueden ser producidos biológicamente”, a través de la bio innovación.
En este contexto, empresarios buscan hacer que Uruguay se integre a esta tendencia en innovación que llegó para quedarse y prosperar. “Las industrias de la biotecnología y las ciencias de la vida son importantes porque tienen un gran potencial para impactar positivamente en la salud humana, la agricultura, el medio ambiente y la economía en general”, dijo, en esta línea, el empresario Facundo Garretón en intercambio con Café & Negocios.
Debido al crecimiento poblacional de los últimos siglos, las personas necesitan cada vez más de recursos vegetales, como alimentos o los utilizados para producir medicamentos. “Simplemente dedicar más tierra y agua a la producción de plantas no es una solución, ya que los sistemas productivos actuales están destruyendo el planeta, hay que desarrollar nuevos sistemas productivos y en las ciencias de la vida están las soluciones”, agregó Garretón, fundador y CEO de Terraflos, un holding que apuesta al desarrollo de la producción de biocomponentes.
“Uruguay tiene un sector de ciencias de la vida en desarrollo y cuenta con una serie de ventajas comparativas —como la estabilidad institucional— y políticas de apoyo que pueden contribuir a su crecimiento y expansión” en la industria de la biotecnología, se explayó Garretón.
La plataforma de Garretón invertirá, en una primera etapa, US$ 2,5 millones en tres empresas: una de biología sintética, llamada Hedonix, otra especializada en agricultura celular, cuyo nombre es Caliz; y la tercera empresa está vinculada al área de manufactura dentro de ese rubro. Su nombre será divulgado en el mes de mayo.
Las dos empresas mencionadas se enfocan en producir ingredientes activos más allá de cannabinoides y en forma alternativa, que se obtienen de otros biocomponentes, como neem, caléndula, tejo, ginko, moringa o cúrcuma.
La producción de estos ingredientes activos poseen una amplia variedad de aplicaciones en diferentes clases de industrias, como la farmacéutica, cosmética, alimentaria o la agrícola, explicó Garretón. Estos componentes son “cada vez más demandados en el mundo”, su producción presenta un impacto positivo para el ambiente y, a su vez, se presentan como una alternativa cada vez más fuerte a los productos químicos y sintéticos.
Para el empresario argentino, que ya ha desarrollado negocios en Uruguay, el país “tiene todos los ingredientes necesarios para convertirse en un país de referencia en ciencias de la vida, biotecnología e ingredientes activos”.
“Si se continúa invirtiendo en estas áreas y se fomenta la colaboración entre empresas, instituciones académicas y el gobierno, Uruguay puede liderar la innovación y el desarrollo en estas áreas y convertirse en un ejemplo para otros países de la región y del mundo”, concluyó Garretón.
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