Se puede saber mucho sobre un hombre por la manera en que trata a sus perros. Mi exesposo llamaba a Tilly, nuestra labrador mestizo “pequeño monstruo”. La corría de nuestra cama (mientras le daba la bienvenida a nuestro otro perro) porque ella era muy cariñosa conmigo, o al menos eso supuse, y, al hacerlo, lograba castigarnos a ambas.