Todavía no llegó el invierno, pero en Montevideo la noche del 20 de mayo de 1966 es más fría que de costumbre. Prendo la radio, nervioso por saber cómo va el partido de Peñarol contra River Plate argentino por la final de la copa Libertadores que se disputa en Santiago de Chile. Heber Pinto, relator extraordinario, da la mala noticia: van 70 minutos del segundo tiempo y el aurinegro pierde 2-0. ¿Qué hago?, ¿sigo escuchando a la espera del milagro, o apago y me voy a dormir porque al día siguiente debo levantarme temprano para ir a la escuela? Apago la Spika, pero por solo cuatro minutos. Cuando vuelvo a prenderla, la primera mitad del milagro se cumple. Ya conocen el resto de la historia. Son casi las dos de la mañana del miércoles 4 de noviembre de 2020. Las gráficas de las cadenas televisivas estadounidenses presentan una abultada diferencia numérica a favor de Donald Trump en algunos estados claves para definir la reñida elección presidencial. Sin embargo, es temprano para apagar el televisor y pronunciarlo ganador pues faltan los votos emitidos por correo, y que podrán revertir los resultados hasta ese momento. Los expertos de todas las cadenas televisivas solicitan mesura. El final no llegará en la madrugada. La contienda se definirá en final de bandera verde.
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