Nacional > Decisión 2019

Partido Colorado: un resurgimiento con gusto a poco

Tuvo una votación muy similar a la registrada en 2014; no logró el protagonismo esperado pero aún así tendrá peso si hay una coalición
Tiempo de lectura: -'
28 de octubre de 2019 a las 05:03

Por Sebastián Panzl y Santiago Soravilla

El Partido Colorado atravesó todos los estados de ánimo durante esta campaña. Las elecciones de este domingo lo dejaron tercero, lejos del balotaje, pero con la oportunidad de ser protagonista en un eventual gobierno de coalición. 

Esta historia supo de euforias y amarguras. A comienzos de este año, los colorados parecían condenados a quedar afuera de todas las fotos. Pedro Bordaberry había anunciado su retiro y surgía la interrogante de quién sería el nuevo líder del partido fundado por Fructuoso Rivera. Un desconocido en la arena política reclamó ese lugar. El economista Ernesto Talvi anunció su candidatura y logró vencer en las internas al dos veces presidente Julio María Sanguinetti, que volvió al ruedo al sentir que las posibilidades de que el partido se extinguiera estaban latentes. 

La noche del 30 de junio, la euforia adquirió niveles insospechados. Talvi saboreaba su cómoda consagración como candidato a la Presidencia y los colorados se animaban a coquetear con la posibilidad de llegar al balotaje. El candidato alimentaba esa chance al anunciar que buscaría “perforar” el piso de Luis Lacalle Pou. Todo eran sonrisas y abrazos; Sanguinetti hablaba del “resurgimiento”.

Pero el paso del tiempo tiró ese optimismo al suelo y el Partido Colorado debió resignarse con una votación muy similar o apenas por debajo de la lograda por Bordaberry en 2014, según los datos procesados al cierre de esta edición. 

La ambición quedó, entonces, a mitad de camino. Hubo un momento en el que incluso peligraba el tercer lugar a manos de Cabildo Abierto del militar retirado Guido Manini Ríos, la gran novedad de esta elección. Los colorados sintieron alivio al ver en la televisión que la primera proyección de escrutinio los mantenía en esa posición. Sentado en primera fila, el referente en seguridad Diego Sanjurjo juntaba sus manos como su rezara, mientras las técnicas Carmen Sanguinetti y Ana Inés Zerbino suspiraban junto a Mercedes Menafra, la viuda de Jorge Batlle. Un rato más tarde, ya en la casa del Partido Colorado, el candidato a vicepresidente, Robert Silva, se quejaría en un eufórico discurso de esas encuestas que hablaban de un posible cuarto lugar. 

Talvi conoció los resultados en una habitación del piso 7 del Hotel NH Columbia junto a su esposa Isabel, su jefe de campaña Francisco Vernazza y el coordinador Santiago García Da Rosa, entre otros. En las habitaciones contiguas estaban los principales dirigentes de ciudadanos: el coordinador político Adrián Peña, el diputado Ope Pasquet y el dirigente Max Sapolinski. 

La autocrítica de la estrategia no demoró en llegar. Vernazza transmitió su molestia personal porque, a su entender, su rol fue perfecto hasta las internas pero errático en el camino final, y consideró que esas fallas habían terminado afectando el nivel de votación. Algunos minutos más tarde, en los pasillos los dirigentes no encontraban la palabra justa para definir cuál era el estado de ánimo del veterano publicista que asesoró con éxito a todos los partidos políticos. 

Mientras esto ocurría, Talvi de corbata bordó y lentes, repasaba minuciosamente un discurso que había terminado de pulir minutos atrás. Aspiraba a que fuera breve y potente. A las 21:11, bajó del ascensor y caminó sonriente entre los flashes hacia la sala de conferencia. 

Dijo que estaba “tranquilo” pero “no del todo satisfecho”. Aún así, adelantó que la voz de los colorados será “significativa” en un posible gobierno de coalición. Antes, el candidato había telefoneado a sus principales contrincantes: el oficialista Daniel Martínez y el nacionalista Lacalle Pou. A este último le transmitió lo que quería oír y para lo que trabajó durante los últimos meses. “Uno de los dos será el presidente de la República, y yo espero que sea Lacalle Pou”, dijo en su discurso. 

“Convocamos a nuestros votantes a respaldar la candidatura de Lacalle Pou para encabezar la coalición. Haremos campaña con la misma energía y entusiasmo que el Partido Nacional hizo por el último gobierno colorado, el de Jorge Batlle en 1999”, afirmó.

Los militantes del NH Columbia apenas aplaudieron una vez conocidos los resultados. Allí no hubo banderas, ni gritos de euforia ni pancartas que elogiaran al economista. Diferente fue el ánimo en la sede de la calle Martínez Trueba. Allí sí hubo espacio para entonar el himno, vitorear al candidato y aplaudir a rabiar. Como marca la tradición Sanguinetti, el líder de Batllistas, se encargó de recibirlo. El caudillo lo llevó del brazo hasta la sala de la convención, pero luego se limitó a aplaudir y escuchar al nuevo líder. No hubo espacio para su discurso.

Ansiedad 

El candidato votó en la mañana de este domingo en una iglesia mormona de Malvín y luego se fue a almorzar en familia. Repitió una de las cábalas de junio: comió canelones de pollo. Luego, disfrutó de acompañar a su madre de 94 años hasta las urnas. 

Talvi llegó al hotel NH Columbia sobre las cinco de la tarde, cuando la mayoría de los uruguayos ya había decidido sobre su futuro. A esa hora, su rostro expresaba el cansancio por los miles de kilómetros recorridos, pero también la distensión y serenidad del deber cumplido. Al fin y al cabo, Jorge Batlle, su mentor, precisó cinco elecciones para colgarse la banda presidencial.

Dos lecturas se imponen entre los colorados. La primera, y más optimista, señala que el partido está nuevamente de pie, sin riesgo de extinguirse y con un candidato en carrera para 2024 que deberá legitimar su liderazgo en estos cinco años, ya sea desde un lugar en el Ejecutivo de Lacalle Pou o desde el Parlamento ejerciendo una oposición “responsable” que de “garantías” y “estabilidad” a un Frente Amplio sin mayorías. El tiempo también será clave para curar las heridas internas entre los sectores que empezaron a salir a luz en las últimas horas y probablemente se profundizará en los próximos días.

La segunda, más autocrítica, discute acerca de las posibilidades de éxito hacia el futuro y se pregunta cómo no fue posible votar más, diciendo que en esta elección tuvieron a sus mejores hombres al pie del cañón haciendo campaña y levantando las históricas banderas en todo el país.

La relación con Manini

La construcción de la coalición, cuyas bases ya están sentadas, ocupará al comando del candidato en los próximos días. Los principales dirigentes aprovecharon la veda para mantener contactos con los referentes nacionalistas, a quienes les transmitieron su gran inquietud: cómo será el relacionamiento con Guido Manini Ríos, el militar que ratificó ayer ser la gran novedad de este proceso electoral. 

El entorno de Talvi entiende que se debería “cuidar” a una porción importante de los votos colorados, considerados “débiles”, o en riesgo de volver a las filas de la izquierda. A ellos –que no los entusiasma en absoluto Lacalle Pou– les preocupa aún más la cercanía con el general retirado. Los dirigentes consideran que esos votos podrían fugarse y complicar las cosas en noviembre. Aunque el tiempo pondrá las cosas en su lugar, un acto conjunto con los tres líderes opositores aparece lejano en este momento.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...