Estoy de vuelta aquí, apoltronada en mi loneta (empapada) de Pícnic!, disfrutando del regreso incluso bajo lluvia. Espero que hayas pasado un fin de año tranquilo, que ya es mucho. La segunda quincena de enero es tantas cosas como imaginamos que sea; para algunos es la vuelta al trabajo, para otros empiezan las vacaciones y para muchos es la hora de enfrentarnos al año “real”, en el que hay que organizarse, volver a las rutinas e intentar cumplir con las metas que nos planteamos a fines de diciembre, cuando imaginamos que unos días de descanso nos iban a dejar como nuevos.
En el norte, en particular en las culturas anglosajonas, el lunes pasado fue “el día más triste del año”. El llamado Blue Monday es un invento marketinero de una agencia de viajes inglesa, a la que en 2005 se le ocurrió que el tercer lunes de enero era muy deprimente; en el hemisferio norte hace frío, las resoluciones para el nuevo año comienzan a hacerse pesadas y las vacaciones de Navidad se terminaron. La ciencia ha confirmado que no hay nada pero nada científico en esto de un Blue Monday, pero igualmente pegó en la cultura popular.
Cuestión que me dio por preguntarme si no tendremos también derecho, y hasta necesidad, de algún día tristón, porque que los hay los hay y tiendo a pensar que es mejor reconocerlos que esconderlos. El lunes de madrugada en Uruguay cayeron lluvias copiosas que inundaron muchas zonas y trajeron penas a gente que sufrió pérdidas materiales; las mismas lluvias sobre campos resecos fueron “oro en polvo”. Es bastante cliché decir que la alegría de unos es la pena de otros (y viceversa), pero parece que la realidad a veces le da la razón a las frases hechas.
“Cuando las personas están deprimidas, no quieren escuchar '¡Ánimo!'. Empujarlos a ser positivos invalida sus emociones. No quieren que les digan cómo sentirse. Quieren saber que te preocupas por cómo se sienten. El objetivo no siempre es sentirse mejor. A veces es sólo ser entendido” escribió Adam Grant, un popular psicólogo organizacional y autor de libros y quien te recomiendo visites en Instagram.
Tiene razón; a veces no valen los mensajes de “todo va a estar bien”. A veces solo hay que estar y esperar y nada más. Espero que en este 2022 me permitas acompañarte con sugerencias y recomendaciones que te sumen. Soy Carina Novarese y si me escribís a este mail me gustaría saber cómo empezaste el año.
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