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Que ningún niño quede atrás

Se cumplieron 30 años de la adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño, que significó un antes y un después para la infancia de todo el mundo
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23 de noviembre de 2019 a las 05:01

Por Luz Ángela Melo Castilla

Representante de Unicef en Uruguay

En esta semana se marcó un hito en la historia de los derechos de los niños. El miércoles 20 de noviembre se cumplieron 30 años de la adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Este instrumento internacional de derechos humanos, que al día de hoy es el más ratificado alrededor del mundo, significó un antes y un después para la infancia de todo el planeta. Por primera vez los Estados reconocieron a los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derechos, y les otorgaron una protección especial que la Convención plasmó en 54 artículos.

Desde aquel día, Unicef tiene el mandato de colaborar con los Estados y la sociedad para que la Convención se cumpla y todos los niños puedan gozar de sus derechos. Por eso, esta fue una semana de celebración y reflexión.

En estos años el mundo ha hecho importantes progresos para salvar las vidas de los niños, lograr que vayan a la escuela, vacunarlos, así como para erradicar la pobreza infantil. Las tasas mundiales de mortalidad de menores de cinco años se han reducido a más de la mitad desde 1990, más niños y niñas asisten a la escuela primaria en todo el mundo y el número de personas que viven en la extrema pobreza alrededor del planeta es casi la mitad de las que vivían en la década de 1990.

Desafortunadamente millones de niños en el mundo siguen sin recibir la atención médica, la educación y la alimentación a las que tienen derecho. Millones siguen desprotegidos ante la violencia. Millones viven en medio de conflictos y son testigos de la destrucción de sus vecindarios y de cómo sus familias y sus amigos resultan heridos o muertos. Millones se ven obligados a huir de sus hogares hacia futuros inciertos. Millones siguen siendo víctimas de abuso, explotación y abandono. Y los niños más pobres y vulnerables siguen estando en una situación de desventaja. Siempre los niños son los más afectados, los que más sufren las acciones de los adultos. Esto es inaceptable. Unicef acompaña los esfuerzos de más de 190 países y territorios para abordar estos desafíos en todo el mundo y para que los niños tengan la oportunidad de vivir una infancia más plena.

Pero no todo es sombrío

Uruguay ha hecho importantes avances desde la ratificación de la Convención. Adecuó sus leyes para que fueran respetuosas de los derechos de los niños; modificó sus instituciones y políticas; estableció y expandió sus programas de primera infancia; redujo la tasa de mortalidad materna al punto de ser la más baja de América Latina; redujo la tasa de mortalidad infantil a los niveles de los países más desarrollados; universalizó la atención en salud para todos los niños; amplió el acceso a la educación, haciendo que el 97% de los niños de 4 y 5 años asista a un establecimiento educativo; estableció un sistema de detección y atención de la violencia; garantizó el acceso a las tecnologías; entre otros resultados. Pero también persisten desafíos en torno a la infancia que se deben superar: la pobreza, que en Uruguay afecta en mayor proporción a los niños, y aún en mayor medida a los niños afro descendientes; la calidad y permanencia en el sistema educativo; la inclusión de todos los niños con discapacidad en la educación común, una gran deuda pendiente de la que se habla menos; la violencia; y la internación institucional, para que sea una medida de último recurso y por el tiempo mínimo, porque acarrea sufrimientos inmensos a los niños y deja huellas muy dolorosas, a veces irreparables.

En el marco de la celebración de los 30 años de la Convención, Unicef nombró a María Noel Riccetto como nueva Embajadora de la Buena Voluntad de Unicef Uruguay, quien se suma a Diego Forlán y Natalia Oreiro en la tarea de promover los derechos de los niños y adolescentes de Uruguay.

Este acto hizo parte de varias actividades, entre las cuales destaco la convocatoria de adolescentes de distintos rincones del país, quienes, a lo largo del año, reflexionaron e hicieron propuestas a los distintos candidatos presidenciales con representación parlamentaria sobre los temas que los afectan, relacionados con educación, trabajo, violencia, salud mental, medio ambiente y participación. Los candidatos también firmaron un pacto con Unicef (con puntos específicos) comprometiéndose a dar un lugar central a la infancia en sus agendas de gobierno.

Agradeciendo a todos los uruguayos por su gran generosidad con Unicef, hoy invito al Estado y a toda la sociedad a renovar la promesa de hace 30 años para superar de una vez por todas las situaciones que aún impiden a muchos niños y adolescentes gozar de sus derechos.

Pero también los invito a asumir los nuevos desafíos que la infancia enfrenta en el siglo XXI: los estragos del cambio climático que ponen en riesgo el futuro de la humanidad, los riesgos y oportunidades de las nuevas formas de comunicación y socialización a través de las redes sociales o la inteligencia artificial, cuyo impacto en la vida de los niños y niñas de hoy aún es inimaginable. Para que ningún niño, para que ninguna niña quede atrás en este hermoso y entrañable lugar del planeta llamado Uruguay.

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