Por Brooke Masters
Qué significa para competencia mundial la lucha de la UE por patentes tecnológicas
La cuestión de cómo seguir el paso de China — además de miles de millones de dólares — está ahora en riesgo.
La cuestión de cómo seguir el paso de China — además de miles de millones de dólares — está ahora en riesgo.
Por Brooke Masters
Se ha desatado una lucha sin cuartel en torno a la tecnología que hay detrás de nuestros teléfonos inteligentes, coches conectados y del Internet de las cosas. Por un lado: Apple, BMW y otros grandes fabricantes. Por otro lado: los grupos de telecomunicaciones que inventaron y controlan las "patentes esenciales estándar" (SEP, por sus siglas en inglés), que les permiten a todo tipo de dispositivos acceder a las redes 5G y WiFi que necesitan para funcionar.
La competitividad occidental, así como miles de millones de dólares anuales en derechos de licencia, están en riesgo en las radicales propuestas de la Unión Europea (UE) para arreglar lo que los usuarios de patentes califican de "mercado roto". Hay temores de que la revisión propuesta por Bruselas, que el Parlamento deberá estudiar tras su regreso el mes que viene, de la forma en que se les paga a Qualcomm, Nokia y otros titulares de SEP por su propiedad intelectual acabe ralentizando el desarrollo de la próxima generación de tecnología de conectividad. Se podría desincentivar la innovación y reducir los presupuestos de investigación.
El uso cada vez más extendido de las patentes de conectividad ha expuesto las enormes tensiones existentes en un proceso que ha sido definido por los despiadados litigios entre gigantes empresariales. El fabricante de automóviles Mercedes-Benz pasó años luchando contra las demandas por infracción de Nokia; a Ford se le prohibió brevemente vender coches conectados en Alemania el año pasado antes de llegar a un acuerdo con IP Bridge. Mientras tanto, Apple y Qualcomm se enfrentaron en los tribunales antes de llegar a un gigantesco acuerdo en 2019, e incluso entonces Apple volvió a intentarlo antes de ser rechazada por la Corte Suprema de EEUU.
Todo se debe a un digno esfuerzo por evitar normas técnicas incompatibles. Las compañías rivales acuerdan utilizar un método concreto para resolver problemas importantes, que luego se convierte en una SEP. A ese diseñador se le garantizan clientes, pero debe aceptar licenciar su producto a cualquiera a una tarifa "justa, razonable y no discriminatoria".
Cuando los productos implicados eran principalmente computadoras y teléfonos inteligentes, las peleas eran feroces, pero relativamente sencillas. Ahora que el universo de los productos conectados ha explotado hasta convertirse en un sector de US$4.8 billones que abarca contadores de gas, etiquetas de equipaje y equipos industriales, son cualquier cosa menos sencillas.
Tomemos, por ejemplo, los automóviles: los propietarios de patentes prefieren negociar sólo con los grandes fabricantes de automóviles y cobrar una parte del precio final de venta. Los proveedores de automóviles dicen que esto limita su capacidad de innovación y los expone a que se los obligue a asumir una parte injusta del costo de las patentes.
El sistema actual también les permite a las compañías internacionales buscar tribunales favorables — los jueces alemanes son dados a imponer medidas cautelares rápidamente — y utilizar la amenaza de demandas para presionarse mutuamente sobre los precios. Algunos empresarios y pequeñas empresas han tenido dificultades para innovar sin infringir las regulaciones. Un análisis de la UE cifró el costo de los litigios en €164 millones al año.
"Si tienes una patente que es esencial, te están regalando un monopolio. La contrapartida es un mercado más grande a un precio más bajo, pero la tasa de regalías se ha desvinculado del valor subyacente", explica Kent Baker, que ha estado en ambos lados del debate, primero en Qualcomm y ahora en u-blox.
Bruselas está intentando hacer el proceso más previsible y fácil de navegar, sobre todo para las pequeñas empresas. Su propuesta de solución, presentada en abril, favorece a los usuarios frente a los propietarios de patentes, que en su mayoría tienen su sede fuera del bloque. Crearía un registro y un proceso centralizados de SEP, obligaría a negociar antes de litigar y recurriría a expertos externos para determinar los precios justos y las tasas de regalías.
Qualcomm, Nokia y otros titulares de patentes califican los planes de "profundamente desequilibrados" y "no aptos para los propósitos", y dicen que principalmente reducirán los costos de Apple y los grandes fabricantes de automóviles a su costa. Sostienen que los precios fijados por la UE se convertirán rápidamente en la norma mundial, privándolos de los ingresos que necesitan para financiar la investigación.
Además, Europa no actúa en un vacío. Los titulares de patentes y algunos responsables políticos estadounidenses temen que los planes de la UE animen a Beijing a utilizar un proceso similar de fijación de tasas para ayudar a sus 'campeones' nacionales, o empresas preferidas. Los reguladores antimonopolio chinos presentaron el mes pasado una propuesta sobre los precios "injustamente elevados" de las SEP. Esto podría perjudicar a las compañías de ambos bandos, ya que las empresas chinas no sólo compran licencias occidentales, sino que controlan una parte cada vez mayor de las SEP.
Los gobiernos occidentales deben abordar los constantes litigios y la complejidad de las regulaciones. Retrasan el progreso. Pero una intervención de mano dura por parte de Bruselas podría resultar contraproducente. La fijación de precios por parte de los gobiernos rara vez funciona como se pretende. Asegurémonos de que las tan necesarias reformas no empeoren las cosas.