"Ella está investigando la relación de los Cerritos de Indios con el cielo nocturno y ha encontrado cosas muy interesantes. Como por ejemplo, algunas alineaciones de los cerritos conformándose respecto al solsticio de invierno y a la dirección de la Cruz del Sur.", explica Bouvier a El Observador.
En el artículo, publicado en abril por la revista Land y difundido por La Diaria, "también se habla de la importancia del ñandú para los indígenas en el cielo, que ellos lo veían como proyectado en la Vía Láctea", continúa el astrofotógrafo.
Salió de la reunión con Gianotti y fue en busca del ñandú. "Nunca lo había visto a simple vista por más que me he pasado mirando el cielo los últimos 10 años. Nunca había leído sobre esto", cuenta.
Pero después de que la investigadora le contara al respecto, y que le mostrara una foto de referencia en el artículo, lo vio enseguida.
"Había visto un rato antes que había una escultura a Guyunusa, la última charrúa, y me pareció bueno hacer esa composición de ella con el ñandú en el cielo", recuerda.
Ella es la silueta que se ve en la foto.
Fefo Bouvier / Ilustración de Alfonso Rosso "Si bien parece una persona real, es una escultura del artista Diego Kröger que representa a María Micaela Guyunusa" "Si bien parece una persona real, es una escultura del artista Diego Kröger que representa a María Micaela Guyunusa, una mujer indígena perteneciente a la macroetnia Charrúa, símbolo de la resistencia de una colectividad que durante tres siglos sobrevivió al régimen colonial y que fue diezmada durante el siglo XIX, en tiempos republicanos", informa el astrofotógrafo en su cuenta de Facebook donde compartió las fotos.
Pero antes de compartirlas en redes, junto con la difusión del artículo, Bouvier se la pasó a Gianotti.
"En esa línea quiere que colaboremos, que cuando ella encuentre cosas interesantes, relaciones entre los indios y el cielo, de alguna manera que yo le pueda dar vida a esa investigación a través de imágenes", indica a El Observador.
Según Bouvier, la investigadora presentó un proyecto a la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). "Si saliera, yo voy a ser parte de ese equipo desde la fotografía y desde la difusión".
El artículo
El artículo se titula "Conocimiento del cielo entre los pueblos indígenas de las tierras bajas de América del Sur: primeros análisis arqueoastronómicos de orientaciones en montículos en Uruguay". Lo realizaron los investigadores Camila Gianotti, César González-García, Nicolás Gazzán, Cristina Cancela y Moira Sotelo, con mediciones en cinco cerritos de indios ubicados en Rocha. Se trata de los sitios García Ricci, Los Ajos, Talitas y Los Indios A y B, construidos entre 1.600 y 4.500 años atrás.
El artículo muestra cómo los pobladores originarios de Uruguay realizaban sus construcciones orientados de acuerdo al comportamiento de astros, estrellas y cuerpos celestes –con la relevancia de conocer los ciclos naturales–. Por ejemplo, la salida de la luna llena y el punto más bajo de la Cruz del Sur en el firmamento –y a su lado la Vía Láctea–.
En estas últimas dos visiones es donde veían al ñandú: su huella en la Cruz del Sur y su cuerpo en la Vía Láctea.
El significado del ñandú
Justamente, Gianotti explicó a La Diaria el significado de la figura del ñandú que tienen en común diferentes grupos de la región.
"Con matices y con diferencias, esos mitos o leyendas en torno a la Vía Láctea y a la Cruz del Sur tienen sus variaciones, pero también un sustrato común en el ñandú como figura de poder, como figura simbólica, con un rol cultural importante en la vida de estos pueblos, al punto de que, como decimos en el artículo, varios grupos de la zona amazónica, la zona andina y la zona pampeana del sur nombran a la Cruz del Sur y a la Vía Láctea con el mismo nombre que se le da al ñandú”, dijo Gianotti.
La investigadora contó también una historia de los mocovíes, un pueblo nativo en Argentina, que explica cómo llegó el animal al cielo.
"En una leyenda de los Moqoit un ser poderoso persigue a un ñandú, pero no consigue cazarlo. El ñandú, en ese huir de este cazador, se sube al árbol del mundo, al árbol de la vida, que es un ombú, y así alcanza el cielo y queda estampado en él. Hay distintas versiones en distintos grupos; para unos, lo que queda marcado es la pata del ñandú, para otros son las alas cuando intenta volar. Entonces, más allá de las distintas variaciones, claramente el rol cultural del ñandú es clave en estas cosmovisiones de grupos indígenas sudamericanos".
Fefo Bouvier / Ilustración de Alfonso Rosso El cielo nocturno en Rocha donde se ve la Cruz del Sur
La ayuda de El Montevideano
"Cuando llegué a Colonia, tenía las fotos y me puse a editarlas. Dibuje el ñandú en el cielo, pero me quedó espantoso. Se parecía más a un dinosaurio que otra cosa", cuenta Bouvier.
Acudió entonces a alguien de quien es "fan", pero con el que no había trabajado hasta el momento: Alfonso "Fonchi" Rosso.
Fonchi Rosso se hizo conocido por las portadas de El Montevideano –una revista ficticia, en camino a dejar de serlo–, que imitan el estilo de The New Yorker. Rosso compartió una portada mes a mes durante 2022: ilustraban un viaje en bicicleta por la rambla, una parada de ómnibus en invierno y el Rodesal del Prado.
"Dije: no pierdo nada con preguntarle a ver si se copa a colaborar con esto", recuerda haber pensado Bouvier.
El astrofotógrafo le escribió al ilustrador. "Enseguida me dijo que sí".
Los trazos de Rosso imitan los dibujos que los pobladores originarios interpretaban a simple vista. El cuerpo del Ñandú en la Vía Láctea y su huella en la Cruz del Sur.
Fefo Bouvier / Ilustración de Alfonso Rosso El cuerpo del animal en la Vía Láctea Fefo Bouvier / Ilustración de Alfonso Rosso La huella del ñandú en la Cruz del Sur