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Quedarse en casa: padres que son maestros y deben reorganizar tareas
Por Jennifer Hennebert
A causa del coronavirus las familias debieron parar el ritmo en seco. Desde hace casi dos meses entraron obligados en una pausa que los forzó a reencontrarse y convivir las 24 horas, sin poder salir ni juntarse con amigos y familiares, los niños sin poder ir a la escuela, extrañando sus espacios y sus actividades extracurriculares y los recreos con sus amigos.
"La cuarentena está afectando mucho a las familias, los padres están estresados, los niños y los adolescentes también, no es fácil para los que están haciendo teletrabajo en casa, ayudando a los chicos con la escuela a distancia y además atendiendo las tareas domésticas. No hay que olvidarse que los padres ya venían mal antes de la cuarentena, con poca paciencia y poco tiempo con sus hijos y con esta crisis sanitaria esto quedó aún más evidente, lo cual genera mucha presión”, afirmó el psicólogo Alejandro de Barbieri.
Tres familias que abrieron sus puertas a El Observador contaron como sobrellevan esta “nueva normalidad” como la definió el presidente Luis Lacalle Pou, y coincidieron en que por momentos el ambiente familiar se torna agobiante e incierto, pero también rescataron que es una instancia única para salir más fortalecidos de este difícil examen familiar.
Trabajar en equipo
Esperanza Egaña y Sean Summers combinan teletrabajo y atención a los cuatro hijos. Cuando se dieron a conocer los primeros casos de covid-19 en Uruguay “de alguna manera seteamos nuestras cabezas para evitar tener expectativas no realistas y manejar así la ansiedad típica de la situación". “Estamos mucho mejor de lo que esperábamos”, afirmó Summers haciendo un balance.
El cambio más notorio que vivieron es que él, que viajaba todas las semanas a Buenos Aires, dejó de hacerlo. "Fue una linda consecuencia inesperada de la situación”, dijo ella.
La gran lección que les está dejando el coronavirus es la necesidad de soltar y vivir el presente. “Aprendimos a dejar ir, buscando preservar los vínculos. En lugar de ponernos nerviosos y ansiosos, intentamos tomarnos una pausa y retomar la tarea pendiente con la mente más despejada".
También señalan que aprendieron a agradecer por lo que tienen y a no quejarse por lo que falta. "Al final del día, uno necesita mucho menos de lo que pensaba para una vida feliz y completa”, afirman.
Desde que comenzó el aislamiento social sugerido por el gobierno para “aplanar la curva”, los psicólogos han recomendado conservar las rutinas. “El consejo principal para los padres es que se armen una rutina diaria, porque la desorganización genera una desestructura cognitiva, que puede generar depresión. Padres y niños deben levantarse aunque no tengan ganas, vestirse, bañarse, es clave porque nos ordena y también poder encontrar durante el día algún espacio para nosotros mismos”, señaló De Barbieri.
En el caso de la familia Summers Egaña debieron aprender a reorganizarse. Como ella da clases de yoga para niños logró tener una mayor flexibilidad horaria, pero sus días se han hecho más largos porque tiene que cumplir con sus responsabilidades profesionales luego de la rutina escolar.
Además aprovecha su trabajo para crear momentos diarios de quietud y paz también en la familia. “La lectura, el arte, los juegos para dispersar la mente nos sirvieron mucho para expresar emociones y poner la situación es perspectiva”, afirmó Egaña.
“Nos tomó un par de semanas encontrarle la vuelta, pero logramos hacerlo aprendiendo a usar la tecnología de nuevas maneras y reorganizándonos para que fueran lo más compatibles posibles, tanto en horarios como en uso de los espacios físicos de la casa”, contó Summers.
Padres y maestros
La nueva modalidad de estudio que se impuso desde que empezó la cuarentena es un capítulo aparte, y todo los padres coinciden en que “fue una experiencia difícil”.
En el caso de Summers explicó que los cuatro niños "están en una edad en donde requieren de asistencia para estudiar y aprender". "No es tan simple como organizarlos, imprimirles la tarea y dejar que se arreglen solos”, agregó.
Como cada uno tiene necesidades diferentes frente al aprendizaje “nos hemos convertido en maestros de cuatro clases distintas que funcionan en simultáneo. Y, para dificultar aún más la situación, todo esto ocurre durante el horario laboral”, explicó Egaña.
Lo mismo le ocurre a Carolina Campomar, madre de dos hijos de 12 y 8 años y divorciada. Después de dos semanas en las que debió seguir yendo al local de cobranzas y cambio que tiene en Pocitos, logró organizarse para trabajar desde su casa y poder compatibilizar su trabajo con la educación a distancia de sus hijos pero siente que no está cumpliendo bien con nada. "Estoy en muchas cosas al mismo tiempo”, afirmó.
Al ser divorciada, contó que debieron reorganizar las visitas a la casa del padre. “Desde que arrancó la cuarentena, están más tiempo conmigo y cuando van a la casa del padre tratamos de que se queden más días allí para no exponerlos tanto en cada salida”, dijo.
“Esta experiencia nos sirvió a todos a pausar nuestra vida y visualizar todo lo que tenemos y valorarlo”, dijo.
De Barbieri, que desde que comenzó la pandemia ha llegado a dar charlas por Zoom para 400 padres, consideró que "hay familias que lograron organizarse pero hay otras que aún se están tratando de acostumbrar a las diferentes modalidades de los colegios, los horarios y compatibilizarlo con sus trabajos”.
El coronavirus “está siendo un verdadero terapeuta, implacable sin duda pero que nos está ayudando a encontrarnos con nosotros mismos, a ser más compasivos como sociedad y con los adultos mayores, a revisar nuestro grado de consumo, nuestra relación con el planeta, a valorar el teletrabajo y la educación a distancia", sentenció.
Los dos médicos
Paula Techera es médico de radio y urgencias en una emergencia móvil, su esposo Federico es también médico de radio, así que siguen desempeñando sus trabajos normalmente a pesar de la cuarentena. Tienen dos hijos, de 7 y 2 años.
“La dos salimos a trabajar todos los días, pero los niños no van al colegio, así que debimos reorganizar horarios para dejarlos con Catalina, la señora que me ayuda en casa, quien fue fundamental para poder seguir los dos con nuestro trabajo”, explicó Techera, quien apuntó a que los niños están más intensos que de costumbre por estar encerrados todo el día.
A ello se sumó que el papá de Techera se enfermó justo antes de la cuarentena, y se mudó con ellos. "Sería terrible si alguno de los dos trajera el virus a casa”, afirmó.
Es por eso que al regresar del trabajo toman todas las precauciones necesarias para evitar un posible contagio de covid-19 a su familia. “Cuando llego a casa me saco toda la ropa en el garage, la pongo a lavar y me baño, recién ahí los veo a los niños”, explicó ella.
Además, contó que se sienta lejos de su padre. "Respetamos mucho los espacios de cada uno. Por suerte, la casa es grande entonces nos turnamos para cada ambiente”.
No duda en señalar que lo que más los afectó esta crisis sanitaria es en el bolsillo ya que sus ingresos se redujeron a un tercio. "Cobro por llamado, y pasé de ver 18 pacientes por día, a ver sólo siete pacientes”, contó.
A la hora de rescatar lo positivo aseveró: "Valoro más que nunca a la familia y los amigos ahora al no poder vernos y creo que entendimos a la fuerza el valor de la vida, el saber que cualquiera se puede morir, y que nadie tiene comprada la vida”.
