Melania Trump enfrenta un duro camino para ser aceptada como la nueva primera dama de Estados Unidos. La exmodelo de 46 años que nació en la antigua Yugoslavia -actual Eslovenia- mantuvo un perfil bajo durante la virulenta campaña de su esposo y le aportó calma a los discursos agresivos que pronunció del presidente electo.
Para muchos es una paradoja que Trump, un candidato que ha escandalizado fuera y dentro del país con su retórica xenófoba y ultranacionalista, pueda llevar a la Casa Blanca a la única primera dama nacida fuera de Estados Unidos desde la esposa del expresidente John Quincy Adams (1825-1829), que era británica.
Durante la campaña sufrió un duro golpe que la sacó casi por completo de escena cuando medios estadounidenses detectaron que había plagiado parte de un discurso pronunciado por la actual primer dama, Michelle Obama, en la convención demócrata de 2008 cuando su esposo disputada el liderazgo del partido.
Donald Trump acudió rápidamente a su rescate, pero nunca reconoció que hubiese habido plagio. "Fue realmente un honor presentar a mi esposa, Melania. Su discurso y aplomo fue realmente increíble. Muy orgulloso", afirmó el multimillonario en un tuit.
Melania ya anunció que su "causa" serán "los más necesitados, sobre todo las mujeres y los niños", y que reservará tiempo para dedicarse al único hijo del matrimonio, Barron, de diez años, y a apoyar a su esposo, según dijo.
Se casaron en 2005 y lo festejó con una lujosa fiesta en la que, paradójicamente, estuvo presente Hillary Clinton. El vestido que lució fue confeccionado por Dior y su costo se estimó en US$ 200.000.
"Los dos somos muy independientes. Yo le dejo ser quién es y él me deja ser quien soy. No intento cambiarlo, es un adulto. Él conoce las consecuencias. Yo le doy mi opinión muchas, muchas veces", explicó en febrero en una entrevista con CNN, en la que confesó que no le gusta el tono duro que usó por momentos su marido durante la carrera por la Casa Blanca.
En otras ocasiones, cuando se le ha preguntado qué opina de los comentarios de su esposo sobre los inmigrantes, ha subrayado siempre la diferencia con quienes llegan a Estados Unidos de manera irregular de quienes, como ella, siguieron "la ley".
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