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Reconstrucción de un pájaro violento

Científico uruguayo dio vida digital a la paloma gigante conocida como Rodrigues Solitaire
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02 de noviembre de 2015 a las 05:00
Un investigador del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable reconstruyó digitalmente y por primera vez en el mundo la apariencia de la Rodrigues Solitaire (Pezophaps solitaria). Se trata de una especie de paloma gigante no voladora que vivió hasta el siglo XVIII en la isla de Rodrigues, ubicada en el archipiélago de las islas Mascareñas, en el Océano Índico.

Martín Rodríguez-Pontes, investigador del Laboratorio de Etología, Ecología y Evolución del instituto, publicó el estudio en la revista Historical Biology el año pasado.

La Rodrigues Solitaire es una especie a la que algunos investigadores llaman "los verdaderos Angry Birds". Pero esto no quiere decir que los especímenes tuvieran formas y colores extravagantes sino que, por su morfología, los investigadores han determinado que se trataba de un ave violenta.

Según un artículo de la revista Sci-News, en el mundo existen cerca de cinco mil fósiles de la Rodrigues Solitaire, pero solamente siete son de esqueletos completos. Debido a que no se conserva ninguna muestra de tejidos, ha resultado sumamente difícil reconstruir digitalmente la apariencia de este animal.

El paleontólogo inglés Julian Hume en 2013 dijo a la revista antes citada: "Obtener una verdadera imagen de cómo se veía el pájaro en vida todavía es un desafío, ya que no existen especies en el mundo que se le puedan comparar". La especie a la que más se asemeja, agregó, es el pájaro dodo, un ave más célebre que su pariente, pero de la cual también se tiene muy poca información.

Para lograr la reconstrucción, Rodríguez-Pontes se basó en descripciones de viajeros que visitaron las islas en el momento en que la especie todavía existía, pinturas y dibujos contemporáneos al ave y posteriores a ella, así como también literatura académica e imágenes actuales de los fósiles de esqueletos. Además, el investigador colocó la imagen del animal sobre un paisaje reconstruido de la isla de Rodrigues, junto con vegetación y otras especies de esa época.

"El objetivo de este estudio fue producir reconstrucciones digitales detalladas y precisas basadas en descripciones tempranas, pinturas contemporáneas y post-contemporáneas, literatura académica e imágenes de esqueletos montados", se lee en el estudio de Rodríguez-Pontes.

Quién es Rodrigues

Gracias a la descripción de varios viajeros contemporáneos a la Rodrigues Solitaire, además del único dibujo de la apariencia en vida del pájaro realizado por François Leguat (líder de un grupo de refugiados franceses protestantes abandonados en la isla entre 1691 y 1693), se pudo deducir que se trataba de un animal rechoncho y no volador, más grande que un pavo o un cisne, y con una altura de casi un metro.

Su cuello era largo y erguido, y sus ojos, negros. Su pico era curvado, corto, robusto y con forma de gancho, parecido al de un pavo. Por todo esto se cree que se alimentaba de semillas y hojas de árboles. Además, su plumaje era predominantemente gris claro con coloraciones de marrón más oscuro en su lomo y áreas dorsales.

Creada para boxear

Las alas fueron lo que le dieron a esta paloma gigante la fama de agresiva y territorial. Debajo de pequeñas plumas, en la parte frontal del hueso, contaba con una formación en forma de mosquete del tamaño de una pelota de ping pong, que le servía tanto para aletear más fuerte como para defenderse a golpes. En vida, ese mosquete habría estado cubierto por un cuero, como un guante de boxeo, que lo hacía un aún arma más letal.

"Se puede sugerir que la cripsis del plumaje es superflua ya que su hábitat estaba libre de depredadores", analiza Rodríguez-Pontes.

Este hueso, no encontrado en ningún otro pájaro, estaba presente tanto en las hembras como en los machos, aunque era más grande en estos últimos. Según estudios, la formación solo aparecía una vez que el ave hubiera encontrado un territorio y una pareja que defender.

Otros viajeros reportaron haber oído sonidos como de truenos generados por el fuerte aleteo, por lo que los científicos aseguran que para lograrlo debería de haber tenido una musculatura fuerte. "Esto explica por qué tantos huesos se fracturaban durante las peleas", afirma Hume.



Aclaración

Este artículo fue modificado el 29 de mayo de 2017. En la versión original se cometió el error de omitir el nombre del investigador Martín Rodríguez-Pontes. A él y a los lectores, las disculpas del caso.

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