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Reconstruyeron el crimen de Rodrigo Barrios

El juez Pedro Salazar busca esclarecer quién fue el autor de los disparos que hirieron de muerte al joven hincha de Aguada
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11 de abril de 2011 a las 19:04

El barrio Aguada se vio en la noche de este lunes y madrugada de este martes nuevamente conmocionado. Es que la Justicia y Policía Técnica procedieron a la reconstrucción del crimen del joven Rodrigo Barrios (17), el hincha de Aguada ultimado la noche del 8 de mayo de 2009, luego del encuentro de básquetbol entre 25 de Agosto y Nacional en la cancha de Aguada.

El clima de tensión y angustia se apoderó una vez más de las calles Agraciada y César Díaz y sus alrededores. Desde minutos antes de las 21 horas de este lunes, efectivos policiales con chalecos, cascos y escudos fueron montando un vallado, que 40 minutos después fue corrido hacia Agraciada casi Marcelino Sosa.

Vallas amarillas, un móvil de la Guardia Metropolitana, patrulleros, camionetas boxer de la Policía, efectivos uniformados y de particular contrastaban con la imagen de una veintena de vecinos: algunos que querían pasar para su casa –comprendida dentro de la zona vallada- y los oficiales no los autorizaban, otros transeúntes que debieron dar toda la vuelta manzana para poder ir a tomar el ómnibus una parada después del vallado y el resto, meros espectadores de lo que estaba sucediendo, tomando mate o cerveza sentados al cordón de la vereda.

En tanto, a unos 200 metros de distancia el juez penal de 2º turno, Pedro Salazar, junto con el inspector Márquez –encargado del operativo- y personal de Policía Técnica reconstruían aquella fatídica noche del 8 de mayo. También se hizo presente en el lugar durante una hora el inspector Luis Mendoza, coordinador de seguridad de la Jefatura de Montevideo.

La cantidad de efectivos y móviles y la extensión del vallado fueron creciendo con el correr de las horas. No se pudo ver cuando los dos procesados descendieron en el lugar de los hechos, pero sí se vio ingresar un auto de cuatro puertas blanco en el que fueron trasladados.

Sobre las 22.05 llegaron a la zona una pareja de abogados, con un menor que parecía ser su hijo. Reclamaban a los policías a cargo del vallado poder ingresar al lugar de la reconstrucción. Alegaban que el procedimiento no se podía realizar sin la presencia de ellos como representantes legales de los encausados. No quisieron hacer comentarios a la prensa y tras conseguir que se aproximara el jefe del operativo, lograron que les franquearan el ingreso.

El primer testigo del caso arribó al lugar sobre las 22.45. Pocos minutos después se lo vio caminar hacia un árbol, el tercero sobre la mano izquierda yendo por Agraciada desde el Palacio Legislativo en dirección al Prado. Lo rodeaba personal de Policía Técnica, el jefe del operativo y el juez Salazar. Se trataba de un hombre corpulento, de unos 30 años, morocho y de barba.

Media hora después otro joven, vistiendo pantalón jogging azul y canguro verde azulado fue conducido de igual manera, pero esta vez hacia el cuarto árbol –en igual dirección desde el Palacio hacia Agraciada-, donde por unos instantes posó en posición de recostarse mirando hacia el Prado, mientras los flashes de Policía Técnica se disparaban y una funcionaria llenaba una planilla.

Mientras esto sucedía, de espaldas a la escena una docena de curiosos miraba el desarrollo de la situación a través de la pantallita de la cámara de un canal de televisión.

“El que murió era hincha de Nacional”, se aproximó a decirle al fotógrafo de El Observador. La joven, una treintañera gordita que lucía enterito de jean y remera verde, contó a Observa que hace 21 años que vive en el barrio y que nunca había sucedido nada igual a lo ocurrido aquella noche del 8 de mayo de 2009.

“Yo trabajaba como auxiliar de servicio en el (sanatorio) Juan Pablo II. Me fui a las 9 antes de que empezara el partido y volví a la mañana siguiente ya con todo el revuelo y la pesada de la hinchada de 25 de agosto rondando”.

“Estuvo mal desde el comienzo, es de locos traer a los de 25 de agosto a jugar un partido en la cancha de Aguada. Y este pobre gurí (por Rodrigo Barrios) se comió un garrón, porque iba para un baile y se ligó los balazos”, opinó la joven, quien desde el día del incidente dejó de ir caminando a su trabajo y empezó a tomar ómnibus.

“Fue un horror. Muchos días de duelo, de los padres ir a llevar y buscar a sus hijos al liceo 21, de que nadie quisiera estar en la puerta de su casa tomando mate porque no sabías si te iba a caer una pedrada, un balazo o qué”, señaló la muchacha.

Sobre la medianoche de este lunes la reconstrucción del crimen seguía en pleno curso, en procura de confirmar quién fue el autor material de los disparos.

El 24 de junio del año pasado el juez Salazar procesó a dos personas como coautores del homicidio de Rodrigo Barrios: el dueño de la camioneta Fiat Fiorino blanca desde la que se efectuaron los disparos -que estuvo prófugo un mes y medio- y un hombre que iba con él. El delito imputado entonces fue “coautoría” porque en los interrogatorios no se logró individualizar al autor material del disparo que dio muerte a Barrios.

Además de estos dos procesamientos, el líder de la barra de Peñarol llamada "Los Feos", un hombre apodado "El Tuerto," que ya había sido indagado varias veces por la Policía y la Justicia, fue también a prisión por el delito de encubrimiento, por falsear y entorpecer la investigación, tanto policial como judicial.

Los tres procesados integran la barra brava de Peñarol.

Esa noche también fue asesinado el menor Rodrigo Núñez de una puñalada en el tórax. En este caso, otro parcial de Peñarol menor de edad conocido como “Vladimir” fue procesado y recluido en la Colonia Berro.

La camioneta Fiat Fiorino había participado en la balacera entre parciales de Nacional y Peñarol que en 2008 acudieron a una final de Futsal en la ciudad de Canelones.Según versiones de testigos, desde ese vehículo que circulaba hacía rato por la zona, se efectuaron varios disparos en la esquina de Agraciada y César Díaz el 8 de mayo del año pasado.

Una hipótesis es que estos tiros iban dirigidos a un amigo de Barrios de 13 años que había sido testigos de la puñalada que le habían asestado a Núñez. Uno de los proyectiles alcanzó a Barrios. La bala le ingresó por la espalda. Policías de la Seccional 6ª lo llevaron hasta el sanatorio Canzani donde a poco de ingresar fallecía. A la mañana del otro día moría Núñez.

(Observa)

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