“Como les conté, últimamente recorrí la capital y el interior del país…. La gente me abrió sus puertas, sus corazones, me ofreció su abrazo y su sonrisa. Pero también me manifestaron sus preocupaciones. Y les preocupa que sus hijos se van porque aquí no consiguen empleo. Les preocupa que nuestros ancianos ven cómo su jubilación desaparece entre el pago de impuestos y la compra de sus remedios (…). Les preocupa vivir constantemente asustados porque la inseguridad se ha apropiado de las calles”.
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