Por César Daniel Menoni
Me causa profunda tristeza y amargura que algunas oficinas públicas usen a la pandemia para no trabajar o enlentecer la tarea culpando a esta situación sanitaria.
Por ejemplo, en el Poder Judicial, como es sabido, para acceder a un juzgado u oficina hay que agendarse. Ahora bien, en algunas oficinas dicha "agenda" no está disponible por largos períodos. No importa la hora que pretendas ingresar, si es en la tarde, en la noche, temprano en la mañana. Durante todo el día, no hay posibilidad de agendarse.
Frente a esto, el justiciable intenta por otros medios acceder al expediente, porque hay responsabilidad profesional entre sí y con el cliente, y porque el trabajo ha menguado mucho.
Pero es misión imposible. No atienden el teléfono, no responden los mails y no se puede acceder personalmente a la sede.
Yo me atreví a calificar esta desidia como inteligencia maligna.
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