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Todas las posibilidades de Camboriú más allá de las playas

La metrópolis del sur brasileño, abre de cara al mar un inmenso abanico de posibilidades turísticas para todo el año
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10 de marzo de 2019 a las 05:00

La distancia es de poco menos de 2 mil kilómetros. Montevideo está cerca de uno de los principales paraísos brasileños. Como varios de los enclaves turísticos de ese país, Balneario Camboriú es sinónimo de disfrute con el mar, la arena y el sol como protagonistas. No obstante, en la última década, este balneario ubicado en el litoral norte del estado de Santa Catarina impulsó un voraz desarrolló urbanístico con el que, además de inaugurar varios edificios de gran porte (algunos de los más altos de Brasil), multiplicó la cantidad de propuestas innovadoras de entretenimiento, gastronomía y alojamiento. 

Con una población fija de 130 mil personas y la capacidad de alojar a unas 1.800.000 personas, Balneario Camboriú se abre a los turistas del mundo como un punto de encuentro que ofrece playas de ensueño, platos deliciosos, actividades de aventura en contacto con la naturaleza, atracciones culturales, paseos acuáticos y aéreos de todo tipo,múltiples tiendas y un asesoramiento  turístico constante que expone al detalle todas las posibilidades que ofrece el lugar. Además forma parte de la región turística Costa Verde & Mar que ofrece un montón de posibilidades más en balnearios cercanos como, Itajaí, Navegantes,Porto Belo y Bombinhas. Para no marearse entre tantas opciones y planificar bien el viaje y las vacaciones, a continuación una serie de sugerencias para aprovechar los días en Camboriú.  

Playas

Esto es Brasil así que, como suele suceder a pocos kilómetros de distancia, el visitante puede encontrar diversidad de playas para momentos y gustos varios. La playa Central, por ejemplo, concentra el mayor movimiento de personas, comercios, deportes sobre la arena, ofertas gastronómicas y música durante el día y la noche. Pero para quienes busquen tranquilidad, lo ideal es dirigirse hacia pequeños rincones escondidos como la Playa do Canto –con vista a la ciudad pero con la calma de la naturaleza silenciando el ruido– y la Playa de Taquarinhas –agua azul y arena blanca rodeadas del verde de la Mata Atlántica–. Por su parte, la Playa Laranjeiras es la mezcla perfecta: la oferta justa de restaurantes, heladerías, exquisitos tragos para tomar a la orilla del mar y puestos de artesanías dentro de una de las playas con mayor belleza de la zona, con un imponente color verde sobre el agua  calma.

También está la Playa nudista do Pinho que, gracias a un cúmulo de cerros y densa vegetación que la rodea, preserva la privacidad.

Aventuras inagotables

Para los fanáticos de los juegos y deportes extremos o para los audaces que quieren experimentar en vacaciones, Camboriú tiene varias opciones.

Pese a las constantes edificaciones de alto calibre que se inauguran, el balneario conserva un puñado de espacios verdes que hacen posible la interacción entre los turistas y la naturaleza. Uno de los principales atractivos, en ese sentido, es el Parque Unipraias que supone disfrute desde antes de llegar; para acceder allí es necesario subirse a un teleférico desde el lado sur de la orilla de Balneario Camboriú. Son 47 “bondhinos” que conectan las tres estaciones desde la salida, suben hasta el Morro da Aguada y bajan hasta la playa de Laranjeiras. Una vez allí, hay opciones para no aburrirse por un buen rato. Desde una tirolesa de 750 metros de largo que roza parte del arbolado de la reserva, pasando por un trineo de atracción magnética (Youhooo!) que ofrece un adrenalínico paseo en descenso por la Mata Atlántica, hasta un mundo de fantasías con duendes, árboles animados e instrumentos musicales para los más pequeños. 

Otro paseo ineludible es el parque de diversiones Beto Carrero, que es el más grande de Latinoamérica. Áreas temáticas (la última novedad es el espacio de Hot Wheels con shows de destrezas de autos, motos y camiones), escenarios con grandes espectáculos musicales y juegos de alto porte como la Free Fall (torre de caída libre) de 60 metros de altura y la FireWhip –que es la montaña rusa más grande y radical del continente–, son algunos de los atractivos de esta inmensa superficie dedicada al juego.  

Para pasar el día en familia los días de calor está el Parque Acuático Zacarías que cuenta con piscinas de todo tipo, toboganes, tirolesa y un espacio para comer con un buffet libre a precios bastante accesibles. Abre sábados y domingos (en temporada de verano todos los días) y se encuentra en Itajaí.

Después del barco
Probablemente muchas de las personas que visitaron Camboriú durante el viaje de egresados hayan hecho el paseo en el Barco Pirata y, probablemente, lo recuerden como un momento de jolgorio con un final al sol en la playa Laranjeiras. Pero además, la visita a esta playa es la excusa perfecta para probar un sinfín de variantes de frutos del mar en Porto Camarões. Camarones al ajillo, rabas, mariscos cubiertos con varias salsas y filetes de tainha, son algunas de las tantas posibilidades para mimar el paladar frente al mar. 
Panzada asegurada

La cultura brasileña es para un uruguayo tipo –sobrio y bajo perfil– intensa. La gente porta mucho color en su vestimenta, las risas se escuchan desde lejos y la comida se exhibe en abundancia. 

Camboriú y los balnearios aledaños se presentan con un importrante mercado gastronómico que obliga a probarlo todo en una fuerte aventura de sabores. Entre tanta oferta, una de las joyas es Chaplin Restaurante que, con una carta extremadamente refinada, expone lo mejor de la alta cocina de la zona. 

Un clásico plato brasileño que se debe probar es la feijoada –guiso con porotos negros y carne de cerdo en salazón, acompañado de arroz, coles verdes, churrasco de cerdo y naranjas–. Uno de los lugares donde se lo puede degustar es el mercado municipal de Itajaí, que se encuentra saliendo de Camboriú hacia el norte. 

Para aggiornarse a la diversidad de turistas que llegan a este balneario, Camboriú tiene también algunos lugares con platos internacionales. Di Paolo, por ejemplo, ofrece comida italiana y la sugerencia es llegar con el estómago liviano para probarlo todo –pastas con salsas de todo tipo, sopa de capeletis, polenta frita, queso al dorado y pollo, entre otros bocados–. Por otro lado, Guacamole se acopla perfectamente a una noche de diversión con comida mexicana, mariachis y tequilas. 

Para los días de lluvia

Sol, nubes, lluvia, sol, nubes. El clima de Brasil es tan inquieto como la ansiedad de todos aquellos que invierten sus vacaciones allí. Por eso la lluvia no puede ser un impedimento de disfrute. Un buen plan es ir al Museo Oceanográfico Univali –el más grande en América Latina en materia oceanográfica–, que está abierto todos los días de 14 a 18 horas.  

Camboriú todo el año

Si bien el común denominador de la gente elige vacacionar en Brasil durante el verano, Camboriú logró ubicarse en el mapa como un destino capaz de reunir a un público exigente, diverso y con ansias de conocer. Y los uruguayos –a dos pasos de este paraíso– siempre están tentando a tomarse un avión o hacer unas buenas horas de ruta para disfrutarlo. Sobre todo en tiempos en que la oferta es más económica que la nacional. 

Recomendados
Cristo Luz
Así como a nadie que visite Río de Janeiro se le ocurre obviar el paso por el Cristo Redentor, todo aquel que vaya a Camboriú debería conocer el Cristo Luz. Se trata de un monumento de 33 metros de largo y 22 de ancho que se encuentra a 150 metros de altura. Desde ahí se puede apreciar una bellísima vista de todo el balneario que se torna especialmente gozosa durante la noche.   
Por cielo, mar y tierra
En Camboriú, los que aman la aventura, pueden darse varios gustos. Vuelos en helicópteros, paseos en lanchas y eco turismo en bicicleta. Un destino perfecto para los más audaces es el Morro do Careca desde donde se puede volar en parapente sobre el océano y la Mata Atlántica. 
El plato perfecto
Chaplin Restaurante es uno de los puntos gastronómicos más valorados en sabor y sofisticación. Un plato que debe probar es el Paupiette de lenguado, espárragos y salchicha blumenau a la salsa de miel y limón con risotto de castañas de cajú y brotes de cilantro. De postre, la crema de limón con caldo de vino blanco y especias es única.  

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