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Un cambio para la ONU

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28 de septiembre de 2019 a las 05:00

Más preocupados por los discursos aislacionistas y provocadores de Jair Bolsonaro o Donald Trump, o de la adolescente sueca del primer mundo Gretha Thumberg a quien aparentemente alguien le robó la niñez, la ponencia de Bukele clavó la daga en el corazón de los desafíos que tiene por delante la ONU, los gobiernos y por transición la política en el siglo XXI.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele brindó un discurso desafiante en la 74 Asamblea Anual de las Naciones Unidas en Nueva York y es probable que, para los medios tradicionales, en especial las grandes cadenas de televisión, no tenga el impacto que se merece.

El joven presidente salvadoreño se paró ante el foro un día después de reunirse con Donald Trump, y lo primero que hizo fue pedir un segundo para sacarse una “selfie”. Acto seguido le mandó un beso a su esposa y pequeña hija de apenas unos meses que se encontraba en el anfiteatro que reúne a presidentes de la mayoría de los países del mundo. Tras compartir la “selfie” en sus redes sociales, inició un discurso muy poco convencional en el que calificó de totalmente obsoleta a la forma en que funcionan las Naciones Unidas.

“En el pueblo de El Salvador nos cansamos de hacer las cosas de la forma obsoleta, que no hay resultados, y decidimos hacer las cosas diferentes. Yo creo que la ONU debería empezar a hacer lo mismo”, señaló.

Al referirse a la ONU aclaró que: “No quiere decir que no seamos relevantes (…) El formato es obsoleto. Como hemos visto y vivido en muchos países, un par de videos o imágenes en Instagram o Youtube pueden tener más impacto que en esta asamblea”.

“Hemos oído muchas buenas ideas, muchos discursos interesantes, pero la forma en la que venimos a hablar aquí no ha cambiado hace 74 años. El mundo cambió y la Asamblea General sigue siendo la misma”, sostuvo.

Mientras avanzaba en su idea de cambiar la ONU, que funciona igual desde el fin de la segunda guerra mundial, las cámaras de televisión mostraban los rostros de los delegados resignados desparramados en sus sillones escuchándolo impávidos. Fue un contraste brutal, dos tiempos viviendo una transición inevitable en el seno de un organismo fundamental para el mundo. Lo nuevo hablaba, lo viejo mudo.

“Todos los discursos de los jefes de Estado en esta asamblea … tienen menos impacto que un video de un youtuber famoso”. Se pasan “una semana en la ONU, cuando podríamos estar resolviendo problemas en nuestras naciones”, agregó diciendo una verdad grande como un elefante. Cuestionó el gasto de esos viajes, la erogación millonaria de esa organización y que los problemas mundiales no se han solucionado trabajando de esta manera.

“La ONU cumple un papel crucial para mantener la paz mundial, la lucha contra el hombre, el derecho a la salud (…) Pero también tenemos que enfrentarnos con la realidad, que ya estamos llegando a un punto en el que los problemas que tenemos en frente nos sobrepasan”, puntualizó desafiante.

Finalizó proponiendo una plataforma para la ONU que permita canalizar una nueva manera de pensar y promover un mecanismo de cambio y evolución donde cualquiera pueda participar e incidir políticamente desde su celular.

El video del discurso de Bukele realizado el jueves se puede encontrar en internet. Decenas de millones de personas en todo el mundo ya la han visto y compartido. Sería bueno iniciar un cambio profundo. 

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