Es miércoles de Carnaval y, con más razón entonces, miércoles para leer, elegir no hacer nada (si estás de vacaciones) o hacer mucho (no importa cuál sea tu situación contractual con la vida), además de zambullirte en el Pícnic! de hoy. Hablemos del futuro y de cómo lo imaginamos. Hablemos del futuro y de cómo lo construimos. En eso estuve pensando desde que me mandé una carta a mi misma que me llegará en el futuro, en un año exacto. El sitio web FutureMe te permite eso mismo: enviar un mail a tu yo futuro, tal vez para contar qué te pasa y que no recordarás igual en un tiempo, o para dejar asentado un objetivo que vaya a saber cómo evoluciona.
Me hizo acordar a algo que se me pasaba por la cabeza frecuentemente cuando era niña y adolescente y sentía que una “gran injusticia” me había afectado, una “injusticia” que yo no cometería en el futuro con mis hijos. ¿Pero cómo la recordaría? Más de una vez abrí una libreta de notas y escribí listas de todo lo que no haría cuando fuera adulta: no le pediré a mis hijos que ordenen su cuarto a cada rato, no interrumpiré a una persona cuando está terminando un libro, no me quejaré porque tenés que hacer la comida para los hijos que decidí tener, no obligaré a nadie a comer lechuga o zapallitos rellenos… Ahora hago todo lo que escribí que jamás haría, tal vez porque perdí esa libreta o tal vez porque ser adulto implica, en gran parte, generar amnesia de cierta parte de tu vida.
Hoy me mandé una carta al futuro que empieza así “Carina, acá te escribe Carina para decirte que no te preocupes por lo mismo que te estabas preocupando hace un año”. Más allá de lo ingenioso de este sitio web que profundiza en nuestra fascinación con el futuro y con quiénes seremos en años venideros, es un ejercicio muy saludable escribir lo que te pasa ahora para leerlo y, ojalá, reírte de eso en un año o dos o 10. A veces las tristezas se superan mejor si uno piensa: “en este mismo momento del año que viene me estaré riendo de eso por lo que ahora lloro”. No aplica a todo, pero ayuda.
Acá se pueden leer las cartas de miles de personas que se escribieron al futuro y es fascinante. Me gustó mucho esta carta de Eileen: “Querido Yo Futuro. Hola Eileen Espero que el próximo año, cuando te acerques a los 82, el Señor te haya mantenido saludable y no te estés quejando por el peso. Alégrate de que todavía estás aquí y confía en que tu cerebro todavía está intacto.
Sigue siendo paciente con los jóvenes, ellos no han vivido la edad que tú tienes y no pueden apreciar la buena vida que tienen. Nos vemos en 12 meses”. ¿Qué diría tu carta a tu futuro tú? Soy Carina Novarese y siempre te leo si me escribís este mail.
Vacaciones en una camioneta, sobre una laguna, desde un domo en medio de la naturaleza o con un “tema”, son algunas de las propuestas que ahora se pueden elegir en Uruguay. Nunca imaginé que unos días sobre una camioneta adaptada para dormir en ella podrían resultar extra descansados, pero la realidad es que lo fueron cuando lo experimenté, porque el contacto con la naturaleza y la atención a los detalles de los paisajes es mayor, y la predisposición al desconecte también se multiplica. En esta nota de Café & Negocios podés ver qué opciones hay en Uruguay para pasar unas vacaciones diferentes.
La guerra. “Mamá, solo quiero decirte una cosa. Mamá, te quiero”, dice un muchacho que parece casi un niño. Es parte del documental nominado al Oscar Winter on fire, que se puede ver en Netflix y relata el movimiento popular que durante 93 días de 2013 y 2014 salió a las calles a manifestarse para que Ucrania integre la Unión Europea. Primero fueron estudiantes y el centro estratégico fue la plaza de Maidán (de la Independencia); la violencia explotó cuando el gobierno comandado por el presidente Viktor F. Yanukovich (pro ruso), comenzó a reprimir. La tristeza de una nueva guerra no debe evitar que intentemos entender las raíces de los conflictos. Ucrania sigue sin ser parte de la Unión Europea y ahora sufre la invasión de Rusia.
Políglota. Un crack este periodista que habla en seis idiomas para diferentes cadenas de noticias y con una muy buena pronunciación. Una pena que deba hacerlo para informar sobre una guerra.
Freddie. Con falsa modestia te informo que canto en un 71% como el legendario Freddie Mercury, según este sitio web que calcula tono, afinación y otra cuestiones para que juegues por un rato a ser una estrella de la canción. El Freddie Meter es un éxito.
Leyendo. Estoy leyendo con mezcla de pena y asombro la historia de la esclavitud en Volver a casa, el libro de Yaa Gyasi, una joven escritora ganesa criada en Estados Unidos. Dos hermanas que nunca se conocieron tienen dos destinos muy diferentes: una se casa con un gobernador británico que opera en la zona de tráfico de esclavos y la otra será traficada como esclava hacia Estados Unidos. Acá tenés más recomendaciones de libros que hizo el equipo de Luces de El Observador.
Pasé un fin de semana hermoso en La Vigna, un establecimiento turístico y productivo ubicado en Colonia Valdense que tiene muchos encantos, el principal de los cuales es la pasión y el amor de sus dueños, Lucila, Agustín y sus tres hijos. Además de posada con detalles tan agradables como un poncho de lana rústica para las noches frescas, o flores silvestres en el baño, en La Vigna se producen unos quesos deliciosos, muchos de ellos con la leche de las ovejas que allí pastan. Todo es orgánico pero realmente orgánico, y todo es delicioso. Mi alimento básico durante el fin de semana fue queso así que te recomiendo que pruebes todos, pero en particular el Pecorino valdense, el Cheddargento, el rollito de vaca (en la foto) y el labneh. También te sugiero que vayas sin demasiados planes, porque es hermoso disfrutar el día bajo uno de los enormes árboles que se ubican frente a la casona principal, o caminando por los campos desiertos de la zona. Si estás allí un sábado en la mañana y hasta pasado el mediodía se arma un mercado orgánico con muchas novedades de productores locales, que van desde conservas hasta jabones, pasando por hongos, panes de masa madre y otras delicias.
Esta semana comencé a usar Buen Provecho, una app uruguaya que busca reaprovechar alimentos que de otra manera terminarían en la basura. El tema es cosa seria en el mundo y también aquí, donde se calcula que se pierden 42 millones de dólares por año por la comida que se desecha en la industria gastronómica. No son alimentos en mal estado o vencidos. Es un kilo de bizcochos que al otro día no se podrá vender o una ensalada del día que no se vendió hasta las 15 horas y en adelante puede consumirse perfectamente, con la ventaja de un precio descontado. Buen Provecho vincula a las empresas y tiendas que tienen kits para vender y los consumidores que buscan ahorrar y consumir conscientemente. Por ahora funciona en Pocitos y Punta Carretas, pero la idea es extenderlo a toda la ciudad y a los principales puntos del interior. Lo ideal es ingresar en diferentes momentos del día, pero antes de que cierren los comercios. Todo lo que se vende es fresco y en perfectas condiciones para el consumo. Acá podés leer más sobre este emprendimiento que ganó el EmprendO sustentable de 2021.
Si no viste la película C’mon C’mon, mirá su tráiler, en el que un tío le cuenta a su sobrino un cuento que dice así:
“Para visitar el planeta Tierra tendrás que nacer como un niño humano. Al principio tendrás que aprender a usar tu nuevo cuerpo, a mover los brazos y las piernas. Aprenderás a caminar y a correr, a usar las manos, a emitir sonidos y a formar palabras. Habrá tanto para que aprendas y tanto para que sientas; tristeza, alegría, desilusión y asombro. Crecerás, viajarás y trabajarás. A lo largo de los años intentarás darle sentido a esa vida feliz, triste, plena y siempre cambiante que tienes, y cuando llegue el momento de regresar a tu estrella, podrá ser difícil decir adiós a ese mundo extrañamente hermoso”.
Hasta la semana que viene.
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