Juan Samuelle

Un momento para que sonría el ganadero y lo padezca la industria frigorífica

Esta semana el precio del novillo gordo y el de la vaca gorda alcanzaron sus máximos registros: excelente para el ganadero, pero adverso para los frigoríficos

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03 de octubre de 2019 a las 05:01

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Imaginémoslo como la trama de una película. China el país más poblado del mundo y, luego de varios años de alto crecimiento económico y una fenomenal expansión de su clase media y alta, empieza a enamorarse de la carne vacuna.

Llega el mundial de Sudáfrica de 2010 y allí los chinos empiezan a enamorarse del fútbol en general y de Uruguay en particular. El pequeño país que cuestiona a las potencias del fútbol.

La carne de Australia es cara. Argentina está fuera del mercado. Quedan Brasil y Uruguay. Brasil tiene innumerables problemas sanitarios, etiquetas adulteradas, acusaciones de Lava Jato. Queda Uruguay.

Uruguay es invitado a jugar los torneos de fútbol China Cup, los gana consecutivamente y muestra organización, creatividad y fair play, jugando ante rivales muy accesibles, el destaque es accesible también.

Empieza 2018, Australia empieza a agravar su sequía crónica, aumenta la faena de ganado para aliviar los campos achicharrados. La sequía se instala.

Empieza 2019 y estalla la bomba de los virus. La Fiebre Porcina Africana como en La Peste de Camus se propaga incontenible. No hay vacuna. La estructura del consumo de carne de los chinos vuela por los aires, deben matarse millones de animales, la población de cerdos se reduce en 40% y todavía no toca fondo. La fiebre se esparce por Asia y Europa, los jabalíes trotan sin control con sus millones de virus a cuestas. La peste llegó esta misma semana a las puertas de Budapest. Vale el juego de palabras.

Mientras, en Brasil en estos días se esperan avances en la larga investigación sobre un monumental sistema de coimas a los inspectores de sanidad animal. Es la cuarta fase de la investigación llamada “carne flaca” que empezó en marzo de 2017.

Y todo eso mientras en Uruguay, tras años de atraso cambiario, dificultad para agregar valor localmente y sequía en el verano 2017/18 el stock de ganado apto para faena, en particular la población de novillos, es la menor de la historia. De los 2,5 millones que había en 2015, pasaron a 1,88 millones a mitad de este año.

 

 

 

Los dos picos

Una tormenta perfecta. En el pico de la demanda, el pico de mínima oferta. Y todo ese combo alimentado por lluvias que desde mediados de 2018 le ponen combustible a la situación, aumentan el poder de negociación de los productores. Si no hay un precio satisfactorio, se espera, el ganado aumenta sus kilos y su valor y ayuda diluir el impacto de la compra de reposición que habrá que hacer posteriormente.

El kilo de carcasa de vaca gorda cotizó a US$ 3,90 esta semana. El precio más alto en dólares corrientes de la historia. Y el precio del novillo también marcó el mayor precio en dólares corrientes de la historia, llegando a US$ 4,15. Hubo un momento en 2011 en que el precio fue similar y los mejores novillos llegaron a cotizar a US$ 4,14 en la planilla de la Asociación de Consignatario de Ganado (ACG). Pero eran aquellos años de precios altos en dólares, pero con el dólar sumergido a menos de $ 20.  Ahora el dólar ha cruzado los $ 37, hay una fortaleza global del dólar que contiene el precio de la mayoría de las materias primas. Pero no el de la carne vacuna u ovina de Uruguay. Es una suba diferente a la del pico de las materias primas.

En aquel entonces el petróleo estaba cerca de US$ 100 por barril, el maíz iba al etanol para contener la escasez de crudo. Esta vez es diferente, el petróleo está estable en US$ 60 y el precio de los granos más moderado, para un ganadero uruguayo a un precio accesible. La suba es exclusiva de la carne, ya sea vacuna u ovina. No es el petróleo ni el maíz. Es China y la falta de ganado.

Se precisa furiosamente producir más carne, es lo que dice el mercado. Por lo tanto la que acaba de empezar es la zafra de reproductores más importante e impactante de los últimos tiempos. El próximo entore, el de este verano, es el que por primera vez tiene matemáticamente chance de llegar a tres millones de terneros producidos.

 

 

El marco es casi perfecto

Incentivos para invertir no faltan. Hay precio récord, o muy cerca de ello para el ganado gordo, para las vacas de invernada, para los terneros y las terneras. Para prácticamente todo. Los ovinos sin llegar a sus máximos, está también muy firmes.

Así las cosas la ganadería debería estar en vísperas de dar un gran salto productivo. Por ejemplo, una de las gráficas más estable de Uruguay es la que marca que en el país 100 vacas puestas con toros destetan 15 meses después 65 y solo 65 terneros.

Se han escrito ríos de tinta sobre el por qué de la incapacidad para ir a números que aceleren la dinámica poblacional. Pues en el próximo destete, fruto del entore del verano pasado y sobretodo en este entore, eso puede quedar atrás. El rebrote de las pasturas será intenso y los precios no pueden ser mejores. El marco es casi perfecto. Pero en muchos productores hay preocupaciones genuinas.

Por un lado, la diferencia de precios en el ganado entre Uruguay y los países vecinos es mucho más alta que en cualquier otro período de la historia y no se corresponde con un diferencial tan grande en el precio de exportación de la carne.

Por otra parte, con estos precios la percepción es que la industria está perdiendo dinero. ¿Por cuánto tiempo más? Al mismo tiempo hay elecciones en un marco de déficit fiscal muy elevado. ¿Habrá nuevos impuestos? ¿Y reaforos de las tierras? ¿Habrá medidas que apunten a recaudación adicional de algún tipo?

Circula un borrador de la Unión Europea, que señala que a partir de enero de 2020 empieza a disminuir el cupo 481 disponible, ya que se le empieza a asegurar cada vez más de ese valioso contingente de carne a Estados Unidos. Cuando en 2011 se alcanzaron estos precios, lo que vino después fueron cinco años de caída que culminaron en los mínimos de 2016. El novillo se fue de US$ 4,10 a US$ 2,80.

Esta vez parece ser diferente porque la presencia de China y la hecatombe sanitaria de los cerdos en Asia parece generar un marco inédito al negocio.

 

 

Lo que dice la zafra de toros

Varios de los remates de toros que se hicieron en esta primer semana estuvieron entre 20% y 35% por encima de los precios del año pasado. Es razonable, porque esa es la diferencia de precios que hay con el producto de esos reproductores. En otros remates la diferencia de precios no es tan grande, pero la colocación es mayor que la del año pasado.

Con un octubre lluvioso está casi asegurado lo que mejorará el estado de los rodeos, que dispondrán de abundantes pasturas para criar los terneros de este año y prepararse para el entore estival.

Uruguay dispone de 4,25 millones de vacas de cría. Si logra 70,6% de destete cruzará por primera vez los tres millones de terneros producidos en el otoño de 2021 y puede empezar una auténtica revolución ganadera en la próxima década.

Por ese potencial salto productivo, por el prestigio que la carne uruguaya se ha ganado, porque afirman los veterinarios más expertos que China no solucionará su problema sanitario hasta por lo menos 2023.

Porque en Uruguay, como dijo recientemente el gerente del frigorífico BPU (Daniel de Mattos) a Bloomberg, “no se quema un solo árbol para hacer ganadería”, lo que nos permite ser diferenciados respecto a los países vecinos y a los del resto del mundo.

 

 

 

Panorama complicadísimo para la industria

Mientras los productores se aprestan a producir más, la actividad de la industria es la más baja, con la faena de la semana pasada 16% por debajo de la de igual semana del año pasado.

Si se mantienen las reglas de juego, los riesgos son menores para el precio del ganado, porque la oferta está en un mínimo y la demanda en un máximo. Y va a demorar tanto la recuperación de la oferta como un eventual declive de la demanda.

¿Puede mantenerse la brecha de precios con los países vecinos? Es factible.

Paraguay no entra al mercado de China y en Argentina y Brasil los productores cobran en pesos y están conformes con los precios que reciben.

La incompatibilidad importante es que el precio por el ganado gordo hoy parece demasiado en relación al precio de exportación.

En el mercado interno la carne importada de Brasil o Paraguay se abre camino a precios muy competitivos. Para las industrias locales el panorama es complicadísimo y la llegada de más oferta de ganado para faena está demasiado lejos.

Mientras la vacuna para la fiebre africana de los cerdos no aparezca, la ganadería uruguaya está en el paraíso.

Pero los frigoríficos, con el novillo en los países vecinos a un precio de US$ 2,60 por kilo mientras tienen que pagar localmente más de US$ 4 por kilo por el mismo producto, tienen un largo purgatorio por delante. 

 

Carlos Pazos

 

 

 

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