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Impactos de la gripe porcina africana en Uruguay
Los números de importación de carne en China impresionan tanto como el crecimiento de la oferta regional que va hacia ese mercado. La irrupción de la fiebre porcina africana aceleró una demanda por proteína con la que ya venía el gigante asiático. Y en países como Uruguay y Argentina –con una producción estable– la mayor demanda externa quita oferta en el mercado doméstico requiriendo exportaciones o pegándole al consumo.
Y no es solamente China, porque la enfermedad se expandió a buena parte de Asia, siendo Corea del Sur el último país que registró brotes de esta fiebre que hasta ahora no tiene más solución que el sacrificio de los animales. De los grandes mercados del sudeste de Asia queda Japón como isla –literal y metafóricamente– sin el efecto de esta amenaza.
Según los últimos datos de la Administración de Aduanas de China, en agosto las importaciones de carne vacuna sumaron algo más de 130.000 toneladas, un aumento de 32% respecto a igual mes de 2018, aunque levemente por debajo del récord alcanzando en julio.
En el acumulado del año hasta agosto las compras externas de carne bovina superaron las 980.000 toneladas, con un crecimiento de 54% respecto a igual período de 2018.
En tanto, las importaciones de carne de cerdo se acercaron a las 163.000 toneladas en el octavo mes del año, un salto de 76% respecto a agosto del año pasado. Entre enero y agosto las compras al exterior de carne porcina totalizaron 1,16 millones de toneladas, un 40% por encima de igual período del año pasado.
A partir de la segunda semana de setiembre aparecieron los primeros brotes de gripe porcina africana con el gobierno surcoreano elevando el alerta y comenzando con el sacrificio de animales.
En Tailandia se quieren curar en salud y también sacrificaron cerdos que podían estar en riesgo, mientras la enfermedad se consolidó en Vietnam y también en Filipinas.
Reacciones en Uruguay
En Uruguay, a instancias de la industria, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) solicitó al gobierno de Corea del Sur flexibilizar el protocolo para la exportación de carne vacuna. Hasta ahora las industrias locales pueden exportar solamente cortes anatómicos. La propuesta es poder entrar con bloques y trimmings. Además, se quiere ampliar el número de plantas habilitadas para exportar carne vacuna al mercado coreano.
La presión de una demanda tan fuerte de carne vacuna desde el exterior tiene consecuencias en países como Uruguay y Argentina, donde no hay un crecimiento de la oferta.
En el último reporte sobre Uruguay, los técnicos de la oficina del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) en Buenos Aires, previeron que en 2020 la producción de carne vacuna caiga 3%, hasta su menor nivel desde el año 2013.
A pesar de esa baja –por menos stock de animales para faenar– las exportaciones casi no tendrían cambios, lo que llevaría a un incremento de las importaciones de carne vacuna, sumado a un descenso en su consumo.
Es así que para el año que viene se prevé que entre 25% y 30% del consumo de carne vacuna en Uruguay provenga de las importaciones.
