Ricardo Peirano

Ricardo Peirano

Reflexiones liberales

Un peligro claro e inmediato

La libertad de prensa molesta a los gobiernos de cualquier tipo. Pero en especial a los que tienen características autoritarias que inventan nuevos métodos para cercenarla
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12 de septiembre de 2012 a las 00:00

Un peligro claro e inmediato


La libertad de prensa es una piedra fundamental del edificio democrático y, especialmente, del estado de derecho. Cuando ella se resquebraja o se deteriora, todo el edificio institucional suele venirse abajo. Mucho se luchó en Occidente para conseguirla, mantenerla y afianzarla. No solo frente a gobiernos o regímenes autoritarios que buscan cercenarla y coartarla día a día, sino incluso frente a gobiernos democráticos que desean que la prensa informe lo que ellos quieren que se informe y que no informen u opinen sobre lo que a ellos les disgusta.Ya no existe la tristemente célebre censura previa. Pero existen formas más sutiles e igualmente efectivas para ir derrumbando los cimientos de la libertad de expresión y la libertad de prensa. Veamos algunos ejemplos, que no pretenden ser exhaustivos porque el ingenio de los gobernantes para amordazar a la prensa se aguza día a día y en América Latina somos inventores cualificados de muchos de ellos.

En primer lugar no puede obviarse el ya tradicional manejo arbitrario de la publicidad oficial como premio para amigos y castigo para enemigos. E incluso, como pasa en Argentina, para construir una galaxia de medios escritos y audiovisuales manejados por amigos del gobierno, que solo subsisten por la abundante publicidad oficial que se vuelca sin más criterio que la necesidad de mantener en el aire y en los kioscos medios funcionales a los propósitos del gobierno en sus luchas políticas.

En segundo lugar, gana espacio el uso de las tribunas mediáticas para que los gobernantes satanicen a los medios críticos o independientes o no alineados con el discurso oficial. En esto, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ha desarrollado una singular destreza en hacerlo desde cadenas oficiales o discursos públicos no solo contra empresas y medios sino también contra periodistas individuales a los cuales alude por su nombre y apellido. Estos ataques son muy peligrosos porque pueden alentar violencia contra estas empresas y personas o, por lo menos, hacerles perder credibilidad, que es su principal activo.

En tercer lugar, ha tomado creciente virulencia la realización de juicos económicos por daño moral. Juicios por montos millonarios que pueden llevar a la quiebra a empresas y personas. Rafael Correa, que tiene un poder judicial sumiso, ha desarrollado esta técnica y hace poco obtuvo una victoria contra los propietarios de El Universo de Ecuador por un total de US$ 40 millones. Luego, con gran generosidad, Correa “perdonó” a los condenados que salvaron su empresa. Pero claramente el mensaje ha llegado a todos los medios ecuatorianos: no te metas con el presidente que te va el futuro económico.En cuarto lugar, aparece el método de no renovar licencias audiovisuales, lo cual conlleva al cierre del medio bajo una forma que no es la expropiación o clausura pero que se le parece. Aquí Hugo Chávez es un experto y lo ha empleado con éxito en Venezuela. RadioCaracas Televisión lo sufrió en carne propia al no renovársele la licencia y con ese mensaje, las demás emisoras pusieron las barbas a remojar y ya no hay televisión independiente en ese país. También fueron cerradas 33 radioemisoras.

En quinto lugar, se encuentra el uso y abuso de la comunicación directa por parte de los gobernantes sin pasar por entrevistas o conferencias de prensa. Nada impide hacerlo en tanto prime la mesura, el sentido común, la oportunidad, la frecuencia y el estilo. Chávez inauguró este método con su programa dominical “Aló Presidente”. Durante largas horas de charla, Chávez llegó a anunciar medidas de gobierno como la remoción del directorio de PDVSA o la expropiación de empresas. Cristina Fernández no tiene un programa dominical pero usa y abusa de la cadena oficial de TV. Y otros gobernantes latinoamericanos no usan cadenas oficiales pero tienen abundante cobertura para expresar sus ideas y llegar directamente a la población.

La lista no es exhaustiva, dijimos, pero muestra que la libertad de prensa en esta parte del mundo está bajo una singular presión. Todos los esfuerzos para defenderla y construirla diariamente son pocos. Y es mucho lo que está en juego: las libertades individuales, el régimen democrático de gobierno y el estado de derecho. Luego no digamos que no estamos advertidos.






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