Que los jóvenes de Uruguay intervengan en el debate de ideas es una excepción y una extrañeza en nuestros días. Es cierto que antes de la caída del Muro de Berlín, los jóvenes participaban activamente de los debates políticos y filosóficos, pero estaban muy influidos por las disputas ideologías que marcaron al mundo por más de 70 años. Y eran discusiones maniqueas con escasa o nula racionalidad.
Es por eso que cuando leí la entrevista a Nicolás Albertoni, un licenciado en Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica del Uruguay con menos de 30 años, en El Observador del domingo 16, fue como recibir una bocanada de aire fresco en una habitación cerrada y mal oxigenada.
Albertoni reflexiona sobre los problemas del libre comercio del mundo con hechos, sin estereotipos y derribando ciertos mitos en contra de la globalización.
“Muchos de los gobiernos de la región”, dice Albertoni en la entrevista citada, “piensan solo para mañana, pero se olvidan que cuando terminan sus mandatos el mundo sigue; y es recién allí cuando empiezan a verse los pésimos resultados que genera el proteccionismo”.
¡Cuántos dolores de cabeza evitarían los gobernantes si proyectaran a sus países a largo plazo y dejaran de situar su mirada en el corto plazo, marcado por la próxima elección! A nuestro lado tenemos ejemplos claros: Chile viene manteniendo por más de 30 años políticas aperturistas de estado que trascienden el gobierno de turno. Y los frutos positivos están a la vista. Argentina, en cambio, se cierra sobre sí misma como una ostra para alcanzar la próxima elección. Los resultados están a la vista: estancamiento, inflación, clientelismo y autoritarismo. En 30 años, el PIB per cápita de Chile superó al de Argentina pero a partir un 75% por debajo.
Pensar con la mente abierta, es lo que nos aconseja este joven académico en función de lo que muestran los hechos: la economía liberal –lo que no supone la destrucción del Estado, pues se necesitan instituciones políticas, legales y económicas que son indispensables para el funcionamiento del mercado y para corregir desigualdades- es más eficaz que cualquier otro modelo de desarrollo que ha existido a los largo y ancho de la historia de la humanidad.
Las economías planificadas y estatizadas llevaron a la ruina a media humanidad, sin necesidad de ninguna guerra. Simplemente malas políticas económicas llevaron al ocaso a sociedades que por un tiempo creyeron en gobiernos que pretendían –por lo menos en teoría- construir un mundo más justo con medidas dirigistas. Y ya se demostró hasta el hartazgo que eso no funciona.
Albertoni se aleja tanto de los ideólogos como de los ignorantes, al decir del economista Jagdish Bhagwati, uno de los principales expertos y defensores de la globalización.
Dice este gran economista: no se puede mantener un debate auténtico con los ideólogos porque adivinan e incriminan, detrás de la globalización, al capitalismo, las multinacionales, los estadounidenses, las fuerzas del mercado, el pensamiento liberal. Frente a los ideólogos, dice, el economista está desarmado porque cuando éste presenta hechos, los ideólogos presentan mitos.
Albertoni trabaja con las mismas herramientas que Bhagwati: estadísticas y datos fríos que muestran el comportamiento global de la sociedad.
Y eso es lo que necesita a gritos la región. Un debate racional, basado en hechos y no en prejuicios. El libro de Albertoni es una base muy importante para ello. Su aporte seguramente no pasará inadvertido y ojalá sirva de estímulo para muchos otros jóvenes, talentosos y comprometidos no con una ideología sino con la realidad.
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