Opinión > EDITORIAL

Una mujer buena

Al presidente Vázquez le queda un gran vacío a su lado tras la muerte de su esposa María Auxiliadora
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01 de agosto de 2019 a las 05:04

María Auxiliadora Delgado, esposa del presidente de la República, Tabaré Vázquez, falleció a los 82 años y una sensación de tristeza invadió a todos los uruguayos al enterarse de la triste noticia en las primeras horas de la mañana del miércoles.

“Lamentamos comunicar que en el día de la fecha falleció la señora María Auxiliadora Delgado, esposa del presidente de la República, Tabaré Vázquez. El velatorio tendrá lugar en la empresa Martinelli a partir de la hora 8 y el sepelio será a la hora 15 en el cementerio de La Teja”, informó la web de Presidencia.

Su papel durante las dos presidencias de su esposo fue de perfil bajo y discreto. Pese a no tener actividad política propia, acompañó siempre al presidente en sus principales actos protocolares. La única actividad oficial delegada por el presidente Vázquez fue la de representarlo en las exequias del papa San Juan Pablo II en abril de 2005, a donde concurrió acompañada de su hijo Álvaro. Era la responsable del programa de salud bucal que prestaba atención odontológica a niños de las escuelas públicas a lo largo y ancho de Uruguay. 

Al presidente lo conoció en la actividad de un colegio salesiano en su barrio La Teja. Llevaban más de cincuenta años de casados y sus escasas apariciones en la prensa marcaban la impronta de una personalidad delicada, ubicada, de enorme sensibilidad social y preocupada por la unión de su familia. Quienes la conocieron destacan su humildad y los gestos de solidaridad que canalizaba lejos de los ojos de la opinión pública.

“Era una señora con una sencillez impresionante y al mismo tiempo una compañera muy fiel del presidente. Tenía una preocupación especial por los más humildes. Fue una mujer de profunda fe cristiana católica en la que educó a sus hijos. Su muerte la siente todo el país porque realmente era una figura muy querida por todos y eso habla bien de alguien, en este caso de María Auxiliadora”, destacó el arzobispo de Montevideo. 

La figura no oficial de la primera dama en Uruguay resulta sumamente interesante. Quienes acompañan a los presidentes tienden a tener un lugar reservado en la historia. Es el caso de María Auxiliadora que ocupó ese lugar con autenticidad. Su andar pausado por las calles del Prado, su don de gentes y su amabilidad fueron las características de una mujer que se ganó un lugar de afecto en la ciudadanía.
Uno de los pocos reportajes sobre ella se encuentran en el libro Ellas cinco de la editorial Aguaclara (Montevideo, 2014) donde el periodista Pablo Vierci escribe sobre las vidas e íntimos recuerdos de las cinco esposas de los presidentes del Uruguay democrático posdictadura: Marta Canessa de Sanguinetti, Julia Pou de Lacalle, Mercedes Menafra de Batlle, María Auxiliadora Delgado de Vázquez y Lucía Topolansky. El libro está acompañado de material fotográfico inédito aportado por las entrevistadas, y se ubica a medio camino entre el reportaje y la memoria.

La obra de Vierci cobra particular relevancia en estas horas en que la figura de María Auxiliadora Delgado acapara –tal vez como nunca y pese a su perfil bajo– el interés y la curiosidad de la opinión pública que empieza a percibir el vacío del lugar que ella ocupaba junto a nuestro presidente. 

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