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Uruguay se comprometió a reducir a la mitad para 2030 las pérdidas de alimentos en la cadena de producción
Uruguay, un país agroexportador por excelencia que produce una cantidad de alimentos muy superior a la que consume, tiene una pérdida estimada de US$ 600 millones por año a causa del desperdicio de alimentos. Ese monto se desprende de perder casi el 10% del total de alimentos disponible para consumo humano y dos tercios de esa pérdida se produce durante el proceso de producción y poscosecha, es decir en las etapas iniciales de la cadena de suministro agroalimentaria.
Los datos se desprenden de un estudio realizado en 2017 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y están recogidos en la Estrategia Nacional de Prevención y Reducción de las Pérdidas y Desperdicios de Alimentos publicado en agosto de 2023 por el Ministerio del Ambiente.
En ese mismo documento, el gobierno uruguayo se comprometió para entre 2030 y 2032 reducir a la mitad las pérdidas de alimentos en la cadena de producción, una meta que está alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Esa es una de las metas a largo plazo fijadas en una estrategia que también tiene objetivos intermedios en los próximos años.
Para 2024 Uruguay se plantea elaborar un plan de acción para la implementación de la estrategia formulado y aprobado mientras que espera que para 2027 la reducción de las pérdidas de alimentos ya sea de un 20% a nivel global.
El trabajo realizado para elaborar el documento de estrategia efectuó un estudio de las distintas cadenas de producción y decidió priorizar algunos rubros: cadena láctea (leche fresca y queso), cadena hortofrutícola (tomate y manzana) y cadena avícola (pollo). Estos procesos de producción tienen un objetivo más ambicioso de cara al 2027: tienen que reducir las pérdidas en un 30%, 10 puntos porcentuales más que el resto del sistema.
Toda esta estrategia está enmarcada en una "Visión 2050" que tiene como objetivo reducir las pérdidas de alimentos pero también una "minimización de los residuos de alimentos que ingresan a los sitios de disposición final". "Los actores de la cadena de valor alimentaria están comprometidos con la reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos (PDA) en el marco de la transición hacia sistemas alimentarios circulares, sostenibles, resilientes y solidarios", dice el documento.
Ejes estratégicos
La estrategia elaborada por el Ministerio de Ambiente se estructura en cuatro ejes que tienen diferentes líneas estratégicas. El fortalecimiento e integración de diferentes políticas públicas tiene el objetivo de consolidar y posicionar una gobernanza y marco normativo que promuevan la prevención, reducción y medición de las PDA. Una cadena de valor responsable y sostenible que busca involucrar a los actores de la cadena de producción y suministro de alimentos para reducir las PDA de manera efectiva y duradera.
Otro eje se centra en la recuperación, distribución y circularidad de los alimentos que tiene como objetivo, entre otras cosas, mejorar la gestión de los residuos orgánicos. El cuarto y último eje apunta a cambios de comportamiento hacia un mayor cuidado de los alimentos.
Cada línea estratégica tiene sus resultados esperados que están detallados en el documento.
¿Cuáles son las principales transformaciones que se esperan? El documento enumera 9 que varían entre un "mayor reconocimiento del valor de los alimentos" en el marco de un consumo más sostenible, la trazabilidad de los alimentos, la valorización de los residuos y la consolidación de una red de permanente de investigación.
