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Uruguayo Lavandeira logró puesto 12 en la carrera de 500 km

El deportista de 50 años se convierte así en el primero y único latinoamericano en haber corrido la durísima Trans Gaule Mi Mil´KiL de 500 kilómetros que recorrió la campiña francesa, la semana pasada desde Lignac hasta Lodève.
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27 de junio de 2019 a las 22:05

El ultramaratonista Aníbal Lavandeira llegó en el puesto número 12 de la carrera non-stop Mi Mil´KiL de 500 km de Francia, siendo el primer y único latinoamericano en correrla.

Las ultramaratones son versiones extremistas de la maratón olímpica, no solo por sus distancias implacables llegando a ser varias veces mayores que los famosos 42 kilómetros, sino que además suelen estar cargadas de terribles desafíos naturales y físicos que se van presentando a lo largo del recorrido. 

En primera persona

Una vez finalizada la carrera pudimos tener el testimonio de Lavandeira. ”La verdad es que me sentí muy bien, me fue bárbaro, llegué en posición 12 de 42 corredores, así que estoy feliz”, dijo.

Con respecto a la nutrición contó que “fue 80% a base de suplementación, tomé 3 kilos de whey protein, 4 kilos de maltodextrina, 1,5 kilos de Hiperplus, mucho líquido, mucha agua fría, con azúcar y sales, frutas y pan”.

Pero no todo fue fácil porque aparecieron sorpresas en el camino que cambiaron la planificación de la carrera. “Hubo tres picos muy verticales de 1.000 metros que no pensé que serían tan duros, me agarraron encima en pleno mediodía con mucho calor, y ahí demoré más de lo que esperaba, también hubo una noche que dormí en el pasto mojado a la intemperie con mucho frío y la pasé mal, los siguientes días pude organizar para descansar en un camping y albergues de corredores”, dijo.

En cuanto al sueño explicó que durmió “muy poco". "Descansaba dos horas por día porque trataba de aprovechar el tiempo para estirar los músculos, comer bien, bañarme y refrescarme de la insolación”

Paisajes de ensueño

“Recorrí 500 km de una ruta plagada de pueblitos medievales, salidos de cuentos de hadas, lugares maravillosos que jamas pensé iba a recorrer de esta manera, su gente espectacular algunos con sus cabras con cencerros, nos esperaban y alentaban y siempre estuvimos apoyados por una organización excelente”, dijo. 

Además comentó que los últimos kilómetros los corrió atravesando un bosque lleno de ciervos y aves durante la noche. “Llegué a la meta el viernes pasado a las 7 AM, hora de Francia, emocionado y muy feliz porque me estaban esperando mi esposa y mi hija, también la gente de la organización con champagne y todo para poder descansar, bañarme y recuperarme”, narrí.

Lograr el desafío

A la hora de definir cómo fue el momento de la llegada, Lavandeira sostuvo: “llegué con la última gota de transpiración y energía. Pero es una sensación placentera, volvés a lo más primitivo, valorás un vaso de agua, el sentarte, acostarte, te duele todo. Es volver a lo más básico. Para mí es como depurar el alma, el corazón"

Y concluyó: “la verdad fueron momentos espectaculares que no me los olvidaré jamás”.

Toda una vida 

Lavandeira corre desde los ocho años. Empezó a hacerlo acompañando a su padre que también era un apasionado de los deportes. En 2015 salió en todas las tapas tras ganar la ultramaratón de playa más larga del mundo de 230 kilómetros en Brasil. 

"Mi padre era una persona muy deportista y nos inculcó el deporte a mí y a mis hermanas desde chicos", contó Lavandeira, quien tomó la posta del deporte en la familia. "Siempre me llevaba a caminar y a correr, y le llamaba la atención todo lo que aguantaba siendo muy chico", agregó.

Contra viento y marea

Pero, para correr este tipo de carreras nada está librado al azar. Su historia está llena de pasión, esfuerzo y constancia: en un país con poco apoyo al deporte y en el que esta disciplina no es conocida, sus conquistas valen el doble que cualquier otro corredor del mundo.

“En Uruguay como este tipo de carreras no son muy visibles, me destaqué saliendo al exterior, en Europa esta disciplina está a full, en Italia, España, Alemania, Francia y ahora está muy fuerte en Japón también”, sostuvo. 

Un estilo de vida

Lavandeira disputó y ganó algunas de las carreras más duras del mundo y cuenta con una marca personal que lo define como deportista y ser humano: nunca abandonó una carrera.

“Este es un modo de vida: me cuido muchísimo mi cuerpo, mi organismo, los horarios y como todo gira en torno a esta pasión, mi familia ya está adaptada a este estilo de vida”, dijo. 

No toma alcohol, no come azúcar, ni le gustan mucho las carnes rojas. Lavandeira contó que para entrenar largas distancias a veces va “hasta Piriápolis o a Minas corriendo, o hago la rambla (42km) dos veces de punta a punta, depende del día”.

Entrena todos los días tres veces por día: 5:30 am entrena un grupo de corredores, al mediodía va al gimnasio y de tarde de nuevo corre. 

“Este tipo de carrera no la podés correr entrenando dos o tres meses antes, desde octubre del año pasado que me invitaron que estoy entrenando, acababa de salir cuarto en Suiza así que estaba con un buen nivel”, explicó.

También debió dormir poco para acostumbrar el cuerpo al poco descanso durante la ultramaratón y cumple con una estricta dieta nutricional complementada con la ingesta diaria de todos tipo de suplementos.

Combustible para funcionar

La nutrición juega un papel clave en el rendimiento de Lavandeira, por ejemplo nos contó que come 30 claras por día. 

Sin duda, “lo que le doy a mi cuerpo es el combustible, por eso tengo una planificación diaria con mucha ingesta de proteínas y carbohidratos que no puedo dejar de cumplir”, dijo. 

Además es imposible pensar que solo con la ingesta de alimentos logre la energía suficiente. “Estoy todo el día tomando suplementos, Whey Protein PWP 4 veces por día, Maltodextrina Maltox, Power Drink para reponer sales minerales antes, durante y después del entrenamiento y CN Hiperplus dos o tres veces por día con leche”, agregó. 

Su secreto es un entrenamiento duro, una estricta nutrición y una voluntad de hierro. 

Más selectivo

Reconoce que con 50 años “cada vez tengo menos tiros, hace 40 años que corro y compito con chicos de 20 años, por eso soy muy selectivo con cada carrera y desafío que asumo. Para correr ultramaratones tenés que estar al 100% físicamente y mentalmente, no puedo tener ni una ampolla”.

Con un cupo de 60 personas, las pruebas para la Mi Mil´KiL las pasaron sólo 40 participantes: “Ellos te invitan porque conocen lo que hacés, tu rendimiento, pero te exigen los tiempos en determinadas carreras, tus marcas y que les envíes un video de tu entrenamiento en vivo”, explicó. 

En 2015 tuvo la posibilidad de correr la primera carrera de playa más larga del mundo en Brasil: 230 kilómetros desde la Barra del Chuy hasta el balneario Cassino. 

"Era un desafío importantísimo porque estaba acostumbrado a la pista, donde cada 400 metros tenés todo lo que querés: comida, bebida, asistencia. En esta, teníamos un puesto cada 50 kilómetros, en un total de 230", relató. 

Se preparó con tiempo, entrenando mucho. Durante la carrera hubo una gran tormenta, pero eso no le impidió llegar primero a la meta y abrazar a su familia. Esta instancia lo reafirmó como referente y aumentó considerablemente su trabajo como entrenador. 

Cuando lo tildan de loco o adicto a correr él dice que “el ser humano fue creado hace miles de años para correr, cazar, moverse constantemente y que hace 50 años el ser humano se sentó en un escritorio y cambió su ADN primitivo”.

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