Opinión > EDITORIAL

Yo soy candombera

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11 de febrero de 2019 a las 05:02

Las palabras de la ministra de Educación y Cultura (MEC), María Julia Muñoz, revelan mucho más de lo que dicen. Resulta vergonzoso por venir de alguien que por el cargo que ocupa debería ser ejemplo de respeto para los uruguayos de todas las tiendas políticas. Conste que a esta altura ni a su cartera ni a su gobierno se le exigen resultados positivos para la educación, por lo que a ella, como mínimo se le podría pedir que no haga más papelones.

En una entrevista con el periodista Gustavo Vaneskahian en el programa Quién es Quién de Televisión Nacional, la jerarca se refirió al precandidato a la presidencia de la República del Partido Nacional Luis Lacalle Pou en forma burlona y despectiva.

“Es un hombre que estudió en una universidad privada, que nunca tomó un ómnibus ni sabe sacar un boleto, que no conoce la vida diaria de los uruguayos y que creo que eso es un problema a la hora de gobernar”, sostuvo.

Pero no fue la única sandez que dijo. También agregó: “Tampoco es un hombre que tenga una vida política propia. Entró al Parlamento por los votos de su mamá”.

Muñoz es uno de los pilares de los gobiernos frenteamplistas. Mano derecha de Tabaré Vázquez y piedra fundamental del ruinoso estado en que se encuentra la educación pública. No ha demostrado ser culta y mucho menos educada para estar el frente del MEC. Aunque eso es algo que no debería sorprender a nadie después de la relativización moral que se instaló en el Uruguay a partir del gobierno de José Mujica. Sus últimas declaraciones públicas certifican que además de no ser culta ni educada carece de códigos elementales de relacionamiento político civilizado. 

La mañana que transcendieron los dichos de la ministra, Luis Lacalle Pou se encontraba en el norte del país recorriendo localidades pequeñas del Uruguay profundo para escuchar sus reclamos y propuestas. Una recorrida más de trabajo político por un país que la ministra no conoce ni en fotos.

 

Puede no gustar la agenda política de Lacalle Pou pero decir que no la tiene es falso y ciego. El Frente Amplio debería cambiar la estrategia para confrontar con el bisnieto de Luis Alberto de Herrera. Los recursos facilistas y tribuneros como el de cuestionar dónde vive, dónde estudió o cómo se inició en la vida política son viejos, arcaicos y mediocres. Si es por ahí que le van a pegar a Lacalle Pou están en problemas. 

Si la campaña del FA transita por esta senda de ironizar sobre los contrincantes con estos argumentos tontos de izquierda trasnochada sesentista es probable que el Uruguay asista en vivo y en directo al proceso de decrepitud de un partido que en su momento supo plantearle al país y a su democracia un rumbo diferente. 

La mera presencia de María Julia Muñoz al frente del MEC es la demostración de la pérdida de rumbo de la izquierda y síntoma inequívoco del avance inexorable de la piqueta fatal del progreso que demuele por la fuerza de los hechos lo obsoleto, como lo es el discurso de la ministra.

Todos debemos coincidir que con el tipo de confrontación que plantea Muñoz pierde todo el país, pero mucho más el FA.

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