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El Observador | Leonardo Pereyra

Por  Leonardo Pereyra

Columnista político
1 de diciembre 2024 - 5:05hs

Huérfana como casi siempre, la derrota campea por estas horas en las filas de la coalición de gobierno. Con el resultado del balotaje del domingo aún tibio, el oficialismo comienza la autocrítica de las razones del triunfo de Yamandú Orsi y las conclusiones serán diversas en un bloque donde conviven partidos con diferentes intereses más allá de su principal objetivo de disputarle el poder a la izquierda.

De esa autocrítica más temprana o más demorada, no solo depende la actitud que asuman como oposición a la presidencia de Orsi que comienza el próximo 1° de marzo, sino también la estrategia futura cuando en el lejano 2029 intenten retornar al gobierno.

No resulta sencillo develar en estos primeros días si la coalición republicana actuará en bloque en la oposición al Frente Amplio y cuán duro o dialoguista será su talante.

El discurso del perdidoso Álvaro Delgado en la noche del domingo transmitió lo que seguramente esperaban los uruguayos que prefieren escaparle a las riñas y a las disputas, a la violencia verbal y a las agresiones al adversario.

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“Wilson (Ferreira) dijo que iba a votar todo aquello que fuera necesario y en lo que estuviéramos de acuerdo. Y sepan que también vamos a votar aquellas cosas que no vayan contra nuestros principios principales y con las que no estemos tan de acuerdo, pero que sean necesarias para que el país avance. Orsi tiene la llave, si necesita una mano le damos las dos”, dijo Delgado frente a los alicaídos militantes de la coalición.

Antes de que se conociera el resultado del balotaje, el líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, había dicho: “No tenemos vocación del palo en la rueda, si ganara Orsi, Cabildo va a buscar ser parte de la solución y no del problema. Cabildo va a recuperar el protagonismo que tuvo”. Aún antes de este domingo, Manini había afirmado que no tenía sentido que la coalición republicana perviviera desde la oposición.

Pero los dialoguistas no deberían esperanzarse con un parlamento donde abunde la concordia. Ocurre que Delgado no representa a todo el Partido Nacional y si bien los dos diputados de Manini alcanzan para que el Frente obtenga en esa cámara las mayorías que tendrá en el Senado, el peso del excomandante en Jefe del Ejército en la coalición decayó junto al apoyo de sus votantes (de 11% en 2019 a 2,5% en 2024).

Saludo entre Lacalle Pou y Yamandú Orsi en Torre Ejecutiva.mp4

Y entre los blancos ya hay quienes quieren pasarle factura a Delgado por haber sido “demasiado blando” con el Frente Amplio lo que, consideran, desestimuló a aquellos que querían una actitud más firme ante la izquierda. “Terminamos la campaña con Delgado ofreciendo ministerios al Frente. Hay mucha gente que esa no la lleva”, dijo a El Observador un legislador nacionalista electo.

Por ejemplo, la lista blanca que mejor votación consiguió en octubre, la 40, tuvo como principal vocero al senador electo Sebastián Da Silva que no se caracteriza por la moderación de sus palabras. Un tuit de Da Silva escrito horas después del balotaje, se parece más a una amenaza que a un ofrecimiento: “Al país lo que necesite, al gobierno lo que se merezca”. Este lunes durante un encuentro de su lista, el dirigente advirtió: “(El gobierno de Orsi) No encontrará en la Lista 40 a los vocacionales del palo en la rueda, acá lo que queremos es el progreso del país. Pero cuidado, que cuando quieran sacarnos una sola de las libertades conquistadas van a encontrar una espuela de oro y plata. Nosotros respetamos la voluntad democrática, pero tampoco vamos a permitir que los sindicatos entren por la ventana a tratar de gobernar nuestras cosas”.

En tanto, el líder del sector, el senador Javier García, dijo que “una cosa es tender la mano y otra cosa es confundir los roles. Una cosa es ofrecer gobernabilidad y otra es confundirse de quién es gobierno. Y nosotros somos oposición, no somos gobierno".

No resulta sencillo develar en estos primeros días si la coalición republicana actuará en bloque en la oposición al Frente Amplio y cuán duro o dialoguista será su talante. No resulta sencillo develar en estos primeros días si la coalición republicana actuará en bloque en la oposición al Frente Amplio y cuán duro o dialoguista será su talante.

En una columna publicada este miércoles en El Observador, Luis Calabria, quien fue asesor de temas de seguridad de Delgado, escribió que, sin “abrir una grieta”, es necesaria dar la “batalla cultural” contra el Frente Amplio. “Es la lucha cultural entendida no como enfrentamiento sino como contraste argumentativo, sin caer en las concesiones del “correctismo político” actual que hace que algunos sientan culpa por no ser frenteamplistas. No se puede hacer política sin el convencimiento que el simbolismo ideológico de la bandera que uno defiende es el más justo. Por tanto, la imprescindible lucha cultural empieza en casa”, sostuvo.

Bunker de la coalición republicana, balotaje 24 de noviembre de 2024. Pedro Bordaberry.

Sobrevolando por arriba de estos dichos, está la figura insoslayable del presidente Luis Lacalle Pou. Fuentes cercanas al mandatario dijeron que ya tiene definido si asumirá una banca en el Senado, o la presidencia del directorio nacionalista o ambos cargos, y que lo dará a conocer en las próximas semanas.

Entre los blancos ya hay quienes quieren pasarle factura a Delgado por haber sido “demasiado blando” con el Frente Amplio lo que, consideran, desestimuló a aquellos que querían una actitud más firme ante la izquierda. Entre los blancos ya hay quienes quieren pasarle factura a Delgado por haber sido “demasiado blando” con el Frente Amplio lo que, consideran, desestimuló a aquellos que querían una actitud más firme ante la izquierda.

Difícilmente los blancos asuman una actitud opositora diferente a la que decida Lacalle Pou quien aparece como el líder indiscutido del Partido Nacional y futuro candidato en las elecciones de 2029. Y es probable que un mismo tono opositor de Lacalle Pou sea utilizado por Andrés Ojeda, quien fue postulante de los colorados en la primera vuelta y se ha reconocido como admirador del pensamiento y el estilo del mandatario saliente. Hay que ver qué actitud asume Pedro Bordaberry cuyo trato con Ojeda ha sido apenas correcto en la campaña electoral y no sintoniza con el postulado de “la nueva política” del ganador de la interna.

Este jueves Bordaberry movió sus piezas y se reunió con Orsi lo que le valió críticas del ala ojedista. "Lo que es bueno para el país, es bueno para todos. Si es bueno, uno no puede oponerse, sería desconocer lo que los uruguayos votaron", explicó el líder de la lista 10. Pero, en realidad, el raid de encuentros del dirigente colorado fue bastante más intenso e incluyó al propio presidente Lacalle Pou, a Álvaro Delgado y a Pablo Mieres entre otros. Esta semana se reunirá con Guido Manini Ríos. Además, en una demostración de fuerza parlamentaria, Bordaberry publicó en su twitter una foto con los diputados de su sector, que son trece de los 17 del Partido Colorado.

En 2014, Lacalle Pou intentó llegar a la presidencia sin éxito bajo la consigna Por la positiva, y lo logró en 2019 en una campaña que no puede ser catalogada de agresiva contra el entonces gobierno de Tabaré Vázquez.

De sus dichos y sus hechos dependerá en buena medida si el discurso conciliador de Delgado en el día de su derrota será el santo y seña de la mayoría de la oposición o si, por el contrario, los blancos se pintan para una guerra política que sepultará la posibilidad de acuerdos dentro y fuera de la coalición republicana.

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