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1 de noviembre 2025 - 5:00hs

La zafra de colza en Uruguay, oleaginosa que empezó a ser cosechada en estos días, promete un buen comienzo a la campaña agrícola 2025/26. Fue de menos a más, como el resto de los cultivos de invierno. Y promete márgenes sensiblemente mayores que en trigo y cebada, excepto en chacras en las que los cereales logren rendimientos muy altos.

Luego de un período de siembra complejo y más extenso que lo ideal, la colza fue evolucionando a través de un invierno favorable y se está cerrando con una primavera muy positiva en temperatura y humedad.

Las lluvias de octubre fueron clave para completar un ciclo que permite corregir al alza las expectativas de rendimientos y márgenes económicos esperados hasta hace algunas semanas.

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El contexto

Y no solo mejoraron las condiciones agrícolas, en las últimas dos semanas subió de US$ 470 a US$ 490 por tonelada el precio de la oleaginosa de invierno que Uruguay exporta básicamente a la Unión Europea como insumo para combustibles de aviación sostenibles (SAF) y para alimentar salmones de criadero en Chile.

A diferencia de otros cultivos en que buena parte de la producción se coloca de forma anticipada, el 70% u 80% de la colza se vende en las fechas de cosecha.

Los productores podrían captar valores superiores incluso a los US$ 500 por tonelada, ya que el mercado de colza dejó atrás las fechas de la presión de las muy buenas cosechas de la Unión Europea y Canadá –superiores a las de 2024- y lleva una tendencia al alza desde mediados de octubre.

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Solo una vez hubo más colza en los campos de Uruguay

La superficie de siembra fue la segunda más alta en la breve historia de una década para la colza en los campos uruguayos, 213 mil hectáreas.

Con rendimientos promedio de alrededor de 1.650 kilos por hectárea se esperaba una cosecha en el eje de 350 mil toneladas, que ahora podría estimarse más cerca de las 400 mil toneladas.

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En las primeras chacras trilladas en programas bajo contrato de Barraca Erro se obtuvieron rendimientos de entre 2.000 y 2.200 kilos por hectárea.

En Paysandú, Copagran reportó rendimientos de 1.800 a 2.000 kg/ha.

Estas primeras colzas cosechadas son las de mayor potencial productivo, por haber sido sembradas en fechas ideales antes del fin de mayo, aclaró Germán Bremermann, gerente comercial de Barraca Erro.

A medida que avance la cosecha los rendimientos van a ir bajando.

Para lo que está plantado más tarde, en junio, “los potenciales no son tan altos” y los cultivos que no se implantaron bien y fueron resembrados o conservaron menor densidad de plantas “tampoco van a tener rendimientos altos”, apuntó.

Pero sí serán mejores a lo esperado hasta hace pocas semanas.

El promedio de 1.750 kilos por hectárea que la Mesa Tecnológica de Oleaginosos (MTO) proyectó hace un mes pasó a ser el piso de productividad esperado.

Y en caso de exceder los 1.800 kilos por hectárea se superaría el récord de rinde marcado en 2021.

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A su vez, el margen económico promedio fue estimado por la MTO en US$ 147 por hectárea antes de renta, calculado en base a un precio de US$ 470 por tonelada y 1.750 kg/ha con un costo de siembra de US$ 684 por hectárea, similar al del año pasado.

Ese margen proyectado hace un mes es 20% inferior a los US$ 185 obtenidos en 2024.

Pero las correcciones de precios y expectativas de rinde elevan el piso y las expectativas de comenzar la siembra de verano con las cuentas equilibradas.

“Probablemente el rendimiento sea más alto de lo estimado, por lo que la cuenta de los márgenes posiblemente esté por encima de US$ 200 por hectárea”, calculó el gerente comercial de Barraca Erro.

La cosecha del año pasado se vendió a un promedio de US$ 492 por tonelada, según la MTO, pero esta probablemente se venda a precios cercanos a US$ 480, la cifra presupuestada en siembra, unos 100 dólares por tonelada por encima de la soja con la que se la ha comparado como cultivo.

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La demanda supera a la oferta

La demanda de colza a nivel mundial se mantiene firme y los precios resisten, a pesar de un incremento de la producción mundial de 85,7 a 90,9 millones de toneladas este año respecto a 2024.

Canadá, la Unión Europea y Australia aumentaron sus rendimientos y compensaron ligeros ajustes de área con mayor producción.

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La relación Canadá - China

El principal exportador mundial de colza, Canadá, mostró disposición a negociar con China para que quede sin efecto el arancel sancionatorio de 75,8% que Beijing impuso a la colza canadiense en agosto como represalia por la tasa de 100% a las exportaciones de vehículos eléctricos chinos a Canadá.

Los productores canadienses quedaron marginados de un mercado que representa el 67% del total de sus exportaciones, 5,9 millones de toneladas en 2024, con un valor aproximado de US$ 4.000 millones.

El presidente chino Xi Jinping y el primer ministro canadiense Mark Carney, reunidos en Corea del Sur durante la cumbre de Asia-Pacífico, dieron el viernes un paso hacia la reparación de las relaciones, fracturadas desde hace mucho tiempo, entre sus países.

La principal preocupación de los agricultores canadienses, el acceso al mercado chino de colza, fue abordado pero no se mencionaron detalles de cambios en la situación actual con un arancel prohibitivo de 75%.

“Los líderes coincidieron en que su reunión marcó un punto de inflexión en la relación bilateral”, señaló un comunicado canadiense, y mencionó que ambos líderes “ordenaron a sus funcionarios actuar con rapidez para resolver los problemas y roces comerciales, y discutieron soluciones para productos específicos como vehículos eléctricos, colza y mariscos”.

Según declaraciones de Xi, las relaciones muestran signos de recuperación gracias a los esfuerzos conjuntos de ambas partes.

“Estamos dispuestos a trabajar junto con Canadá para aprovechar esta reunión como una oportunidad para promover el retorno de las relaciones bilaterales a una senda sana, estable y sostenible lo antes posible”, dijo el líder chino.

Los precios internacionales de la colza bajaron un escalón en agosto cuando China impuso el arancel adicional a los canadienses y se estima que una reapertura en el comercio entre ambos países agregaría otro factor alcista a un escenario comercial tonificado.

En el mercado europeo que es la referencia de precios para Uruguay y el destino de más del 70% de los embarques la colza cotiza a US$ 565 por tonelada, el valor más alto desde julio.

La Unión Europea completa un año récord de importaciones de 8 millones de toneladas y volverá en 2026 a su promedio de 5,7 millones de toneladas, con un descenso de 70% en los insumos desde Ucrania, su principal proveedor, lo que robustece el posicionamiento de otros orígenes como Uruguay.

Mientras que la Unión Europea se recupera de la floja cosecha de 2024 con un aumento de producción de 16%, Canadá enhebró tres temporadas muy regulares en productividad (promedio de 2.225 kg/ha) y con producciones en el eje de 20 millones de toneladas.

Los precios resistieron en niveles parecidos a los del año pasado, en las semanas previas a la cosecha el precio se movió hacia arriba y cruzó los US$ 480 por tonelada.

Avances en genética y manejo

El clima favorable ayuda al cultivo: “Tenemos una semana final para el llenado de grano con lluvias, sol y las temperaturas frescas estiran el llenado de grano; si no hay heladas va a ser muy positivo”, comentó Carlos Dalmás, gerente general de la semillerista Greising y Elizarzú.

Pero no solo las condiciones ambientales han contribuido al avance de la productividad, sino que el manejo agrícola y la genética son fundamentales.

La consolidación de los pisos de rendimiento responde a que “cada año que pasa se va usando genética más adaptada, se van incorporando híbridos, más tecnología asociada para control de malezas y se va conociendo más del cultivo”, señaló Bremermann.

Al principio todo lo que se plantaba era variedad y en una década “ya más del 40% son híbridos que traen más rendimiento, hacen que se levanten los pisos de productividad y se vaya consolidando el cultivo”, agregó.

Carlos Dalmás destaca la especialización en la fertilización –en general para los cultivos de invierno-, la aplicación de macro y micronutrientes, la cantidad de aplicaciones de urea y el manejo más fino del tratamiento de enfermedades.

El diferencial de precio que tiene la colza frente al trigo y la cebada, que este año han profundizado su caída y se han movido entre US$ 180 y US$ 190 por tonelada, coloca a la oleaginosa invernal en un lugar de privilegio, aunque tiene una limitación que le pone techo a su expansión.

“Es tentador hacer mucha colza”, señala Dalmás, pero es un cultivo que hay que dejar pasar dos o tres años para repetirlo en el mismo suelo.

Se puede aspirar a que ocupe un tercio del área de invierno que se ubica entre 650 mil y 750 mil hectáreas.

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Colza: cosecha en campos de San José, en Uruguay.

Colza: cosecha en campos de San José, en Uruguay.

La era de la madurez

“Es un hecho que el cultivo ocupe un lugar importante”, consideró el gerente de Greising & Elizarzú, y su papel en las rotaciones gana relevancia a medida que se ensancha la brecha de precios relativos respecto al trigo y la cebada.

A la consolidación de las colzas primaverales se empieza a sumar el desarrollo de las colzas invernales, con “materiales de altísima productividad” que la semillerista pondrá en el mercado para la próxima zafra: se siembran más temprano (abril, principio de mayo) y tienen ciclos más largos por lo que se cosechan más tarde que las primaverales y ponen un piso al rendimiento de 2.000 kilos por hectárea, afirmó Dalmás.

Las colzas primaverales que se cosechan a partir de fines de octubre son más aptas para las rotaciones por las fechas tempranas de liberación de la chacra.

“En la última semana de octubre lo que está pronto estamos cosechando a full, lo que permite que la semana próxima estemos sembrando soja de primera en una fecha súper óptima”, afirmó Bremermann.

Dalmás sostuvo que la consolidación de la colza ha sido muy importante para tener un portafolio de cultivos “un poco más completo”, en el que se incluyen la carinata y la camelina.

Y parece, este cultivo invernal, estar alcanzando la madurez que lo coloque en un lugar más estructural como “tercer grande” entre los cultivos de invierno, con una superficie más estable y menos voluble a los vaivenes de mercado, que en los últimos cinco años ha llevado a que el área fluctué entre un máximo de 348 mil hectáreas en 2021 cuando el precio superó los US$ 700 por tonelada y solo 86 mil hectáreas hace dos años.

Sumado al crecimiento de otros cultivos similares como carinata que se paga más de US$ 550 por tonelada, la camelina con un ciclo corto y un precio también muy por encima de lo que puede ser una referencia de soja, las oleaginosas de invierno están a punto de concretar otro buen año en el que se consolidan como una opción más atractiva que los cereales de invierno y con una demanda que, al combinar consumo humano y animal, con sustitución de combustibles fósiles, parece no tener techo para las posibilidades productivas de Uruguay.

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Colza Uruguay Campos Cultivos de invierno

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