El pasado 27 de agosto, Medicina Personalizada (MP) organizó en el Club de Golf un encuentro médico dirigido a profesionales de la salud, centrado en los trastornos alimentarios en la adolescencia.
La actividad contó con un abordaje conjunto psicológico y nutricional a cargo de dos especialistas argentinas: la Dra. Julieta Hernández, médica pediatra egresada de la Universidad de Buenos Aires con especialización en Nutrición en el Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata, y la Lic. Fernanda Semeniuk, psicóloga formada en la Universidad Nacional de La Plata e integrante del equipo de Trastornos de la Conducta Alimentaria del mismo hospital.
Una problemática en aumento
"Después de la pandemia hemos visto presentaciones cada vez más tempranas y también mucha frecuencia de comorbilidades psiquiátricas asociadas”, señaló Hernández.
La idea es que los padres estén atentos a ciertos signos, como descensos rápidos de peso o alteraciones en las conductas La idea es que los padres estén atentos a ciertos signos, como descensos rápidos de peso o alteraciones en las conductas
La especialista explicó que cada caso requiere un tratamiento interdisciplinario y personalizado: "Abordamos cada presentación como un caso singular. Las estadísticas varían según la región y no son estandarizadas, por lo que los datos son heterogéneos. Sin embargo, hay estudios que indican que un 5% de la población mundial podría presentar un trastorno alimentario".
En Argentina, los últimos relevamientos señalan que uno de cada tres jóvenes podría atravesar este tipo de problemática En Argentina, los últimos relevamientos señalan que uno de cada tres jóvenes podría atravesar este tipo de problemática
La importancia del acompañamiento familiar
Por su parte, la Lic. Semeniuk subrayó el rol fundamental de los padres y del entorno cercano en el proceso de recuperación. "En estos casos es muy difícil trabajar únicamente con el paciente”, explicó. “En nuestro equipo somos dos psicólogas y tratamos de generar un espacio específico para los padres, que puedan alojar sus angustias y dudas, y otro espacio para el adolescente, donde pueda desplegar sus propias cuestiones”, añadió.
Tanto Hernández como Semeniuk coincidieron en la necesidad de un abordaje integral e interdisciplinario, en el que confluyan distintas miradas profesionales y se incorpore a la familia como parte activa del tratamiento.