Tras más de dos meses de conflicto sindical y denuncias públicas por despidos y presunto incumplimiento de acuerdos, los representantes de Paycueros comparecieron por primera vez ante el Parlamento para explicar su versión y compartir las proyecciones que tienen para la empresa de acá en adelante.
Durante la sesión de la Comisión de Asuntos Laborales y Seguridad Social del Senado, el director de la curtiembre, Diego Stein, y el asesor legal Rodrigo De León aseguraron que la planta de Paysandú no tiene hoy condiciones para operar con la misma capacidad que en años anteriores, dadas las transformaciones del mercado global.
De León recordó que Paycueros —fundada en 1948 y con actividad ininterrumpida desde entonces— es la única curtiembre de su porte ubicada al norte del Río Negro, lo que implica mayores costos logísticos, ya que los cueros deben ser transportados desde frigoríficos de todo el país hasta Paysandú y luego al puerto de Montevideo. A esto se suma una transformación en los patrones de consumo a nivel global, con una caída sostenida en la demanda de cuero.
La empresa —integrante del grupo internacional Sadesa, con operaciones en América del Sur y Asia— se dedica principalmente al curtido y recurtido de cueros bovinos, con foco en la producción de cueros para calzado deportivo.
Según el asesor, la caída en la demanda se debe a múltiples factores como una reducción en el uso de cuero en indumentaria y calzado, el avance de materiales sintéticos —más económicos, fáciles de producir y percibidos como más sustentables— y la cercanía geográfica de esos materiales con los centros de fabricación. “Los clientes están cada vez más cerca de los fabricantes y los fabricantes están casi todos en Asia”, indicó.
Stein, por su parte, explicó que el traslado del modelo de negocio hacia el sudeste asiático, donde se concentran hoy las industrias de calzado y tapicería automotriz, volvió insostenible la producción uruguaya para ciertos mercados.
Los tiempos de entrega exigidos por los clientes, de entre 15 y 20 días, no pueden cumplirse desde América del Sur y según su director, la empresa se ve obligada a producir cada vez más cerca del cliente final. Esa lógica de abastecimiento, dijo Stein, es incompatible con mantener los niveles de actividad anteriores en la planta de Paysandú.
“Vemos prácticamente irreversible que hoy, en el contexto mundial, la planta de Paysandú Paycueros pueda terminar la misma cantidad de cueros que antes. En eso quiero ser bien claro”, enfatizó el director.
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Industria del cuero. Foto Archivo.
El jerarca reconoció que durante años la estrategia fue producir en Uruguay y enviar inventarios a sus plantas en Asia, lo que les permitía mantener ciertos negocios. Sin embargo, esa dinámica dejó de ser viable. “Estuvimos sosteniendo la producción hasta finales del año pasado pensando que la situación iba a revertirse, pero hoy no estamos pudiendo vender ese inventario que tenemos allá”, afirmó.
La falta de demanda global, sumada a un exceso de oferta, los llevó a reducir el volumen producido y a mantener una sobrecapacidad instalada en todas las plantas del grupo. En ese contexto, Stein dijo que la planta de terminación “va a seguir funcionando, pero para abastecer negocios de la región, no así para los negocios que tengan que atenderse desde Asia. Debería ocurrir un cambio demasiado importante para que vuelva a ser como antes”. Actualmente, la planta de terminación continúa operativa, aunque con un nivel muy bajo de actividad.
Según detalló, esta situación ya había sido comunicada tanto al sindicato como al Ministerio de Trabajo en distintas instancias desde comienzos de año, cada vez que se solicitó la renovación del seguro de paro. En esas oportunidades, la empresa advirtió que no veía perspectivas de recuperación de la demanda para lo que resta de 2025.
Por su parte, el dirigente sindical Antonio Ferreira aseguró al diario El Telégrafo de Paysandú que el sindicato mantiene la expectativa de acordar una “única bolsa de seguros” que permita unificar las fechas de vencimiento del subsidio por desempleo para todos los trabajadores, ante el cronograma fragmentado que actualmente rige. “Las próximas fechas de vencimiento serán el 9 de julio, 2 de agosto, 10 de agosto, 16 de agosto, 24 de agosto y 2 de setiembre. Es complicado si no se encuentra una solución”, advirtió.
El dirigente expresó preocupación por el nivel de actividad en los distintos sectores de la planta. Indicó que actualmente solo se está trabajando en la ribera y el sector de wet blue —que concentran el primer tramo del proceso— mientras que el sector semiterminado tiene poca producción y el de terminación, casi ninguna. “Siempre denunciamos que acá no se hace el último proceso. Hoy tenemos la preocupación de que tampoco se hace ni el segundo, y por eso hay tantos trabajadores en el seguro de paro”, sostuvo.
De acuerdo con Stein, la competencia por los escasos negocios disponibles y las exigencias de los clientes en cuanto a ubicación hacen inviable retomar la producción a los niveles anteriores. “Hoy nuestros clientes nos piden estar en India, en Indonesia. Nos dicen que los negocios van a ir para quienes estén en los lugares donde ellos producen”, sostuvo.
La empresa tiene una fábrica que cuenta con tres subplantas: la ribera, donde se recibe el cuero fresco y se transforma a wet blue; una segunda, donde este se transforma en semiterminado y una tercera, que es la planta de terminación.
En esta última subplanta, según indicó Stein, trabajan actualmente menos de 50 personas dado que ya han enviado a otras al seguro de paro. En total, la curtiembre mantiene unos 500 empleados entre todas sus áreas, y si bien algunas subplantas —como la de wet blue o semiterminado— podrían continuar con oscilaciones, la producción de cuero terminado para exportación a Asia ya no forma parte del escenario proyectado por la compañía.
“Terminar cuero en Uruguay, en el mediano plazo, no es una posibilidad. Y aún menos en el corto plazo”, concluyó el director.