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14 de diciembre 2025 - 21:00hs

Megal avanza hacia un cambio estructural en su operación y en la experiencia del consumidor. La empresa, que desde hace una década impulsa la garrafa Megalight —su envase de composite, más liviano e innovador—, está dando un nuevo paso para modernizar la cadena del supergás: la implementación de chips de rastreo en sus envases y el crecimiento de un modelo de venta automatizada a través de lockers, un sistema pionero en Uruguay.

Desde hace años, Megal tiene el objetivo de digitalizar su parque de envases para mejorar la trazabilidad, la eficiencia operativa y el control comercial. Ahora, con los chips incorporados de fábrica en las Megalight y con la baja de costos de los lectores portátiles, ese plan se convierte en una realidad cercana.

“Es una vieja aspiración de Megal que todo el parque de envases tenga chip. Esto genera ventajas operativas, permite automatizar etapas en planta y abre muchas posibilidades comerciales que vamos a implementar en etapas”, explica Pablo Cardelino, gerente general de la empresa. “Es una vieja aspiración de Megal que todo el parque de envases tenga chip. Esto genera ventajas operativas, permite automatizar etapas en planta y abre muchas posibilidades comerciales que vamos a implementar en etapas”, explica Pablo Cardelino, gerente general de la empresa.

PABLO CARDELINO - MEGAL - NO USAR6
Pablo Cardelino, gerente General de Megal

Pablo Cardelino, gerente General de Megal

El envase Megalight, que cumplirá 10 años en el mercado, es hoy el eje de esta transformación. Aunque siempre llegó al país con chip integrado, nunca se había activado su uso. El plan de Megal es que 2026 sea el año del despliegue práctico.

En el primer semestre, la empresa instalará lectores en planta para comenzar a medir la rotación del envase: cada cuánto vuelve, cuánto dura el ciclo entre recarga y recirculación, y cómo se comporta el flujo operativo. “Ahí vamos a empezar a controlar el ciclo completo”, afirma Cardelino.

En el segundo semestre, el salto será hacia la distribución. Los repartidores contarán con apps vinculadas a lectores portátiles de chip, lo que permitirá identificar en tiempo real dónde está cada envase, en qué contexto se usa e incluso si fue colocado en una estufa o en una cocina. Para la empresa, esa información es un insumo estratégico que permitirá segmentar zonas, mejorar tiempos de entrega y tomar decisiones comerciales más precisas.

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El objetivo de largo plazo es más ambicioso: extender el chip al parque de envases de chapa, que en Uruguay asciende a unos dos millones y medio. Megal, que tiene unas 80.000 Megalight en circulación, prevé comenzar a incluir chips en los envases metálicos en 2027, salvo que se concrete un proyecto conjunto entre sellos y autoridades.

Ese escenario colectivo permitiría eliminar uno de los mayores desafíos del sector: el sistema de colores, que obliga a gestionar clearing entre empresas y deja millones de dólares en envases “parados” sin utilizar. “Si todo el parque tuviera chip, se elimina el clearing, se eliminan los envases parados y se termina el misterio: el regulador podría saber en tiempo real cuántas garrafas se rellenan y quién las envasó”, señala Cardelino. El chip daría, además, un nivel de seguridad superior al permitir rastrear el último responsable ante cualquier incidente.

Lockers: la automatización del punto de venta

Mientras el chip avanza, Megal desarrolla otra innovación que ya está operativa: los lockers expendedores de garrafas, un producto único en Uruguay. El sistema funciona de forma completamente automática. El usuario llega con su envase —de chapa o Megalight—, interactúa con un tótem, paga y retira su garrafa las 24 horas del día.

“Logramos una experiencia igual a la europea”, destaca Cardelino. Hoy ya funcionan lockers en Maldonado y Las Piedras, y en los próximos meses se sumarán puntos en Montevideo y Ciudad de la Costa. En Maldonado, el más antiguo, se vendieron unas 70 garrafas en un mes, impulsadas por el flujo natural de un supermercado donde está instalado.

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El modelo no solo promete comodidad para el usuario, sino que fortalece la posibilidad de reposición fuera del horario comercial, un diferencial clave en localidades con alta demanda estacional.

La consolidación de la Megalight

La expansión del envase de composite acompaña estos proyectos. Si bien su costo de fabricación es más alto, Megal ha impulsado la adopción mediante promociones de recambio sin costo para el cliente que entrega su garrafa de chapa. “Cuando salimos con esas promociones, la adopción es rapidísima, es una bola de nieve”, afirma Cardelino.

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El envase es más liviano —unos 16 kilos con carga completa frente a los 25 a 28 kilos de uno de chapa lleno— y no requiere pintura, lo que reduce parte de los costos operativos. También facilita el trabajo del personal de distribución, al disminuir significativamente el esfuerzo físico.

La combinación de estos dos frentes —chips en los envases y expansión del sistema de lockers— configura la hoja de ruta tecnológica de Megal. La empresa busca mejorar la eficiencia operativa, optimizar la logística, generar más información para la toma de decisiones y ofrecer una experiencia de usuario moderna y autónoma.

La digitalización del supergás ya está en marcha, y Megal quiere liderarla. “En la medida que afinemos los sistemas de control con la Megalight, replicaremos el ciclo en los envases de metal, concluyó Cardelino.

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