La pintada insultante realizada sobre la estatua de Juan Pablo II en Roma ha generado una fuerte indignación en el Gobierno de Giorgia Meloni. El acto, que se produjo supuestamente durante una manifestación en apoyo a Gaza, ha sido calificado este sábado por la primera ministra como un "acto indigno" e "ideológico".
Meloni, quien condenó el hecho en un comunicado, destacó que, aunque los manifestantes se dicen defensores de la paz, "ultrajan la memoria de un hombre que fue un verdadero defensor y constructor de la paz". La primera ministra también calificó el acto como "indigno", realizado por "personas ofuscadas por la ideología", y lamentó la "total ignorancia de la historia y de sus protagonistas".
Detalles del incidente
La estatua de Juan Pablo II, inaugurada en 2011, se encuentra en una explanada frente a la estación de trenes de Termini, un lugar central de las protestas recientes en Roma contra la guerra en Gaza y en apoyo a la Global Sumud Flotilla, interceptada por las autoridades israelíes.
Según los informes, al término de una de estas manifestaciones, la policía constató que alguien había escrito con espray sobre la escultura "fascista de mierda", acompañada de una hoja y martillo, símbolos del comunismo.
Reacciones políticas
El acto fue rápidamente condenado por varios altos funcionarios italianos. El ministro de Exteriores, Antonio Tajani, expresó su repudio en la red social X (anteriormente conocida como Twitter), diciendo que no hay palabras suficientes para "condenar la profanación" de la estatua por parte de extremistas de izquierda durante las recientes manifestaciones y huelgas. Tajani hizo un llamamiento a poner fin al odio y a los malos ejemplos.
Por su parte, Lorenzo Fontana, presidente de la Cámara de los Diputados y miembro del partido ultraderechista Liga, también condenó enérgicamente el gesto. "Indignan profundamente", dijo Fontana, al tiempo que enfatizó la "firme condena" hacia quienes mancharon la estatua de San Juan Pablo II.
Reparaciones inmediatas
El cuerpo de los Carabineros (policía militarizada) procedió a la limpieza de la estatua, restaurando rápidamente su apariencia. La profanación de la escultura ha generado un debate en Italia sobre los límites de la protesta y la relación con los símbolos religiosos y la memoria histórica.