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Foto: Inés Guimaraens
¿Cómo es el show?
MDS: Con Miguel y Chino en banda, tenemos seis músicos en vivo, pantalla de LED que va acompañando con escenografía, imágenes, todo el espectáculo. Tenemos esta banda que le da un toque distinto, la banda en vivo da al show, a todo espectáculo, algo diferente.
¿Quiénes integran la banda?
MDS: Estamos acompañados por Idania Dowman, una cantante panameña extraordinaria, Zaúl Showman, un pibe de rosario que tiene una cancha increíble y que te saca carcajadas cada dos segundos, Mauricio Jortack, imitador, cantante, otro fenómeno. Somos 11 arriba del escenario, somos 24 personas viajando, entre técnicos, producción y todo lo que es necesario para armar este espectáculo, que nos está dando grandes satisfacciones, estamos llenando en todos lados. El show es contundente, son dos horas de humor, de carcajada, de buena música, estamos muy contenidos con el Chino en lo artístico.
"Creo que la gente sigue riendo de lo mismo. No hay que perder la risa, ni la picardía, ni el humor, ni la humorada, ni el chiste, ni la broma" "Creo que la gente sigue riendo de lo mismo. No hay que perder la risa, ni la picardía, ni el humor, ni la humorada, ni el chiste, ni la broma"
¿Ustedes dos ya juegan de taquito?
Chino Volpato: Miguel y el Chino en banda tiene una estructura y una complicidad desde el inicio para sincronizar todo lo que tiene que ver con la música, con la estética, con los chistes, los efectos especiales. De taquito es cuando vos realmente estás en el escenario y ya cubriste todos esos detalles que te respaldan y sabes que podes jugar, sabes que cuando salís del escenario entra un humorista como Zaúl Showman que la rompe y va a dar que hablar acá también, como le pasa en todos lados. Todos estos artistas es lo que le da al espectáculo esa sorpresa, y a nosotros nos deja tranquilos.
¿Pero están también los clásicos?
CV: Por supuesto, la cobertura es con los números viejos y fuertes nuestros, como “la Tota”, los monólogos, las imitaciones que hace Miguel. Para estar tranquilo y para jugar en el escenario vos tenés que prepararlo bien y esto nos llevó casi un año de trabajo. Ya tenemos la escuela de Midachi y en cada uno de los shows anteriores trabajábamos mucho en la pre-producción. Y eso se nota. Miguel y el Chino en banda tiene todo ese concepto: una banda con músicos que son jazzeros. Uno lo trabaja y después lo va relajando.
El público va a buscar humor, ¿es un humor diferente?
MDS: Creo que los cuentistas han tenido que adaptarse más. Porque estaba el cuento del rengo, del enano, el gallego. Pero acá siempre la gastada es entre nosotros. “La Tota” lo gasta al Chino, el Chino me gasta a mí, etc. En la época de Midachi también el juego era entre nosotros. Creo que la gente sigue riendo de lo mismo. No hay que perder la risa, ni la picardía, ni el humor, ni la humorada, ni el chiste, ni la broma. Siempre está el sentido con el que lo decís, o la entonación. Hay expresiones que uno lo toma con total calidez y nadie se va a sentir ofendido y en eso me alegra que el humor no cambie, porque es lo que nos permite vivir: la risa, el amor, la picardía, el chiste, nos hace más fácil la vida. Nosotros por ahí estamos tocados por Dios y tenemos quizá otra vida, pero el laburante de verdad, que va y trabaja ocho o diez horas, y tiene los chicos que van a la escuela y que no alcanzan la plata, si no le dan un poco de alegría o si no tiene en el día una risa, un momento de ameno como para seguirla peleando, estaríamos complicados todos.
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Foto: Inés Guimaraens
Eso lo siente el público en general, sale agradecido después de pasar un buen rato.
CV: Eso sigue pasando y la gente lo agradece. Creo que lo hace de corazón. Miguel, al finalizar el espectáculo, invita a la gente que se quiera quedar a sacarse fotos y ahí escuchamos todas las reacciones. La verdad es que se queda un gran porcentaje del público y no tendrían por qué decirte algo que no sienten. La gente va a buscar la risa, va a buscar volver a estar en comunidad, a reírse en comunidad. Recordemos que no hace mucho la pasamos muy mal todos y no sabíamos hacia dónde íbamos a ir. En el caso del espectáculo, fuimos los últimos en salir a trabajar, en poder darle tranquilidad al público de que iba a venir y no se iba a contagiar. En esa transición hubo muchos espectáculos que comenzaron y volvieron para atrás. La gente tenía ese temor lógico. No era normal. Y hoy te das cuenta que el espectáculo de entretenimiento en general explotaron acá y en el mundo. Hay una necesidad de salir, de verse, de estar con la gente, de consumir inclusive a crédito.
MDS: Lo que es fantástico en el humor es que todos terminen de pie, y que haya provocado en todos una sensación de bienestar, de alegría, que todos hayan contagiado con lo que uno da. Es para analizar.
¿Y ustedes lo disfrutan?
MDS: Yo disfruto mucho hacer reír y hacer el bien, porque en definitiva estamos haciendo el bien. Una vez estábamos con Veronese y el tipo nos decía "ustedes no saben la acción social que tiene el humorista, el bienestar que dan”. Así que ahí nos empezamos a valorar un poquito más. Porque siempre el humorista queda como relegado, siempre el gran actor es el que hace drama o Shakespeare, cosas así. A esta altura de la vida tener este show nos agrada mucho, estamos disfrutándolo, nos divertimos, improvisamos todas las noches, estamos muy bien respaldados, eso nos da una tranquilidad en el escenario. Distinto hubiese sido si estuviéramos los dos ahí, apechugándola todas las noches, viendo qué hacemos. Acá entramos, jugamos, salimos, volvemos a entrar, aparece un personaje, después entran los demás y se lucen y lo ovacionan.
"Fuimos muy inteligentes en ser dueños de nosotros, de no entregar Midachi a nadie" "Fuimos muy inteligentes en ser dueños de nosotros, de no entregar Midachi a nadie"
¿Era el plan original hacer esta obra?
MDS. Creo que las cosas se tenían que dar así. El año pasado íbamos a festejar los 40 años de Midachis y no se pudo dar porque Dady (Brieva, el otro exintegrante del grupo) estaba con compromisos de radio, televisión y una película, y por algo suceden las cosas y pasó esto. Así que estamos disfrutando y felices de que vamos a venir a Uruguay, que siempre nos reciben con los brazos abiertos.
Hay un gran cariño hacia ustedes acá y se nota.
MDS: Sí, es tremendo, Recién veníamos caminando y la gente nos sonríe en la calle, realmente nos sentimos tipos bienvenidos. Veníamos en el barco y ya estábamos felices, hasta hemos hablado de que los tres un día nos íbamos a venir a vivir a Montevideo. Mirá lo que provoca Uruguay. Acá hay una paz y un paisaje, esta costanera que a mí me vuelve loco. Estamos muy bien físicamente, estamos bien anímicamente, así que todo bárbaro.
Los dos eran profesores de educación física, ahora estuvieron caminando por todo Montevideo, se cuidan mucho.
CV: Íbamos a 140, a 160 antes, ahora estamos 60.
Y además hay que mantener las piernas de “la Tota”.
MDS: La Tota se mantiene. En en mi caso voy a nadar, hago bicicleta fija, camino.
Desde que se conocieron hasta ahora siguieron en contacto ¿con altibajos o siempre llevándose bien?
MDS: Siempre y con el Chino son 45 años desde que empezamos a estudiar. El primer día que nos conocimos en el instituto, y ahí fuimos amigos porque él tocaba la guitarra y yo paveaba. Así que ahí se dio ese dúo que nació como “Los comiserios” y después de los tres años lo conocemos a Dady en una peña. Nosotros apenas nos vimos, arrancamos.
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Foto: Inés Guimaraens
Pero en todo este tiempo han tenido sus vaivenes y logran convivir.
CV: Tenemos discusiones, como las que pueden tener los socios de una empresa que no pensaban que esa empresa iba a crecer tanto. Además la responsabilidad de tener músicos, de tener empleados, de tener la marca, de hacer shows. El manager te decía, “me llamaron para la temporada dentro de tres años”. Y ya tomabas compromiso a dos o tres años. Lo cual te hacía ponerte estable en algunas cosas, pero a la vez de esa organización, también nos generaba a nosotros discusiones de si era lo que teníamos que hacer o no. La búsqueda del éxito, que estaba ahí nomás, era cómo lo mantenés o cómo seguís sorprendiendo al público.
MDS: Fuimos muy inteligentes en ser dueños de nosotros, de no entregar Midachi a nadie. Midachi éramos nosotros tres y ahora somos nosotros dos, somos los que armamos este show, somos los productores, somos 24 personas viajando en colectivo de gira y ahí te das cuenta todo lo que significa producir y armar. Por ahí no va tanta gente y sabe que perdiste plata, igual seguir y aportar, pero como sabemos que el show es muy bueno, está pasando lo que iba a pasar: llenar y que la gente sea feliz, que es nuestro único deseo.
¿Dudaron en seguir juntos?
CV: Hubo momentos. Midachi además tuvo cortes. Nosotros empezamos en el 83 pero después del 94 pensábamos que no íbamos a volver. Y volvimos en el 2000 y volvimos hasta el 2004, en el 2006, en el 2008, en el 2010, y empezó a ser como una mecánica también, una metodología. No cansarnos nosotros, no cansar al público, pensar también qué podés hacer de diferente.
MDS: Llegó un momento que en cuatro shows hiciste 90 personajes y ya no quedan más. Y tuvimos descansos obligados, donde intentábamos otras cosas. Dady hizo telenovelas, cine, ellos trabajaron con Ginzburg, yo estuve en Tinelli, Susana... También nos vino bien para crecer, para aprender, cuando volvíamos parecía que explotaba más la cosa.
¿Cómo cranearon este show?
MDS: Fuimos a un asado a la casa del Dady. Quisimos hacer el festejo por los 40 años, iban a a ser 20 días, y al final le dijimos, no, así no va. A la semana le dije al Chino que tenía a la mejor cantante de Panamá y que lo hiciéramos nosotros. Hubo un productor que quería que fuéramos parte de otro show en Carlos Paz y me parecía mejor hacerlo nosotros.
¿Cuándo se dieron cuenta que eran lo que querían, que el show estaba bien?
MDS: En la primera función ya sabía que esto iba a matar.
CV: Igual cuando lo empezás a trabajar, también. Armar la música, desde el libreto, eso tiene que ver con los años, es parte del oficio. También hay que ser consciente de que hay gente joven que no te conoce o los padres le comentan, pero viene gente de mediana edad también.
MDS: Gente que nos vio hace 40 años y hoy tiene más de 80, y viene con toda la familia. Después sale Messi saludando a La Tota, Scaloni, Susana Giménez, te das cuenta que están contentos de salir con vos en el escenario. Vamos a tener el saludo de un uruguayo también.
¿Cómo programaron la gira?
MDS: Como lo hacíamos con Midachi, que es trabajo, palo y palo, y para llegar a las grandes capitales vas recorriendo también ciudades un poco más pequeñas. Y así vamos a estar hasta fines de noviembre y después nos vamos a ir a Mar del Plata y a la costa.
El show
En Montevideo: 9, 10 y 11 de agosto, Teatro Stella D´Italia