La “costumbre gallega de ahorrar dinero y meterlo en cajas de zapatos” fue descrita por Alberto Iglesias ante la Fiscalía en abril de 2023, cuando fue indagado por primera vez y le preguntaron por dinero que había ingresado a Casa de Galicia en efectivo. En aquel momento dijo que el efectivo “lo traían grupos de amigos gallegos de distintos directivos que querían ayudar”. En otro momento dijo que había puesto US$ 200 mil de su bolsillo que no había podido recuperar.
En el primer día del juicio pidió para declarar y afirmó que ese dinero era de él y lo había retirado porque le pertenecía. Por ese retiro la fiscalía de delitos económicos lo acusa de cometer el delito de apropiación indebida, junto al de insolvencia societaria fraudulenta.
Este miércoles, en la cuarta audiencia, declararon tres contadores (el exgerente general, el exgerente contable financiero y la exjefa del departamento contable) y una abogada, la exjefa de Jurídica, que echaron por tierra la versión de Iglesias y afirmaron que ese dinero pertenecía a uno de los prestamistas. El plato fuerte estuvo en el testimonio del contador Gabriel Álvarez, a quién Iglesias le entregó los U$S 250.000 en una caja de championes en 2020 y cinco años después, al encontrárselo, lo instruyó sobre lo que tenía que decir en el juicio.
El testigo relató que Iglesias lo llamó un domingo de junio de 2020 a las 11 de la noche para decirle que al otro día fuera a su casa (vive a cinco cuadras del expresidente de la mutualista). Al llegar le dio una caja de championes con efectivo. “Me entregó US$ 250.000, de los cuales faltaron US$ 800. Ese dinero formaba parte de los préstamos que hace el señor Ucha”, afirmó Álvarez.
Iglesias lo escuchaba sentado en su silla. Cuando nombró a Ucha se indignó. Saltó en la silla, se sacó los lentes y los tiró arriba de la mesa mientras murmuraba: “No puede mentir”.
Álvarez agregó que luego de contabilizar el dinero lo dejaron en un cofre. Eran US$ 249.200 .
"La famosa caja de zapatos" y la instrucción de Iglesias
Ante una pregunta de la Fiscalía sobre si volvió a tener contacto con Iglesias después de renunciar a Casa de Galicia, el exgerente respondió que “nunca más” hasta que el 30 de junio pasado, se lo encontró en una pepelería de Punta Gorda. “Lo saludé y me dijo que yo tenía que decir que los US$ 250 mil eran un prástamo que él le había hecho a Casa de Galicia. Me dijo que yo tenía que decir eso pero no voy a decir algo que no es”.
Iglesias se quedó en silencio y su abogado Gonzalo Fernández lo miró.
Luego el defensor Marcelo Domínguez sacó el testimonio que había dado ante la Policía para “refrescarle la memoria” y preguntarle por qué en esa dependencia había dicho que eran US$ 200.000, en lugar de US$ 250.000. El contador respondió que “tuvo una confusión” y que se había referido a “unos US$ 200.000”.
Juicio Casa de Galicia/
Foto: Leonardo Carreño
Antes de Álvarez también había dado la versión de que ese dinero pertenecía a Ucha el exgerente general, Marcelo Brasca. Cuando le preguntaron por los préstamos que recibían en efectivo, se refirió a ingresos de dinero “atípicos” y a la “famosa caja de zapatos”.
Brasca relató que Ucha había empezado a prestar dinero en mayo o junio de 2020 y que llegó a Casa de Galicia por Iglesias. “Ahí tomé conocimiento de que ese señor prestó varias partidas en pesos y tres en dólares y agarró cierta dinámica, por lo que empecé a solicitar que tuviera contratos”.
El exgerente general insistió en que el acreedor de esos US$ 250.000 es Ucha porque hay un contrato firmado por él por ese monto y en esa fecha. “El 22 de junio el contador Álvarez pasa a retirarlo por la casa de Iglesias y un 22 de junio Ucha nos informa que había prestado cierto dinero a Casa de Galicia y los montos machean”, afirmó en el juicio.
La ruta poco clara de los US$ 180.000
Cuando Casa de Galicia tecleaba se buscaban muchas maneras de obtener financiamiento y una de ellas fue la firma un acuerdo por el que un corredor de bolsa obtendría US$ 480.000 para pagarle a una acreedora a la que se le debían US$ 300.000 por el saldo pendiente de la compra de un inmueble. De ese pago quedaron los US$ 180.000 que se habían depositado en Cambistar, la casa de cambio que pertenece a Marcelo Bonanata, otro de los prestamistas de la mutualista.
Brasca declaró que seis meses después de que el dinero ingresó al cambio desde Contaduría le preguntaron por el destino de ese dinero porque de cara al balance no lo encontraban.
Como sabían que había ingresado a Cambistar, Brasca le preguntó a la persona con la que frecuentemente hablaba que era Florencia Chiesa quien quedó en mandarle foto del recibo pero no lo hizo. Cuando estaban ya las interventoras gestionando la mutualista, insitieron y al advertirles que si no les informaban, Cambistar iba a quedar como deudor de Casa de Galicia, les enviaron el recibo que daba cuenta de que el dinero se había retirado en pesos -7 millones y pico- y figuraba la firma de Iglesias.
Juicio Casa de Galicia/Gonzalo Fernández.
Foto: Leonardo Carreño
“Sacamos a Bonanata y pusimos a Iglesias en posición de deudor de Casa de Galicia”, dijo Brasca. Agregó que el MSP lo agregó en un informe sobre irregularidades constatadas en la mutualista y explicó. “Para los montos que manejábamos no es del todo significativo ese dinero pero era un faltante y había que atenderlo e identificar donde estaba”.
Antes y después de Alberto Iglesias en Casa de Galicia
Todos los testigos de la cuarta audiencia del juicio fueron contestes en referirse al "antes y después" de la gestión de Iglesias al frente de la mutualista liquidada.
El gerente general dijo que al asumir Iglesias le advirtió la gestión comercial, es decir la negociación de contratos, la iba a asumir él. Agregó que así los "distintos mandos fueron siendo sustituidos". La abogada LUcía Curbelo dijo que les impidió participar de las reuniones de las juntas directivas de las que siempre habían participado el gerente general y ella como jefa de Jurídica. En tanto, el exgerente financiero dijo que terminó renunciando en 2020 porque le "fueron sacando tareas de decisión financiera" y pasó a ser "solo quién informaba necesidades de fondo de la caja".
En ese sentido, la exjefa de Contabilidad Patricia Álvarez, dijo que eso se expresó fisicamente porque pasaron de trabajar todos juntos cerca de la directiva en el hospital de Sayago a ser enviados a un salón de fiestas del local del centro de Asturias en la calle Mercedes. Concretamente los departamento de Contaduría, Recursos Humanos y Tesorería pasaron allí mientras que los gerentes y juridica fueron trasladados al local de 18 de Julio.
La contadora se refirió a otro "hallazgo sospechoso" de ese período y era que el cheque con el que luego de que Iglesias diera una instruccion irrevocable de pago se le saldó la deuda a la empresa Tera, encargada de mantener los servicios de radioterpia de Clínica Leborgne, es el mismo con el que se le había pagado otras deudas de la clínica. Ese cheque había ingresado a la mutualista por el pago de un médico que contrataba camas.
La jefa de Contabilidad dijo por último que en el último tiempo "habían aumentado muchísimo los prestamistas" y en los balances de 2020 se advertía que eso podía dar lugar a una "malversación de fondos".