La ciencia política uruguaya habla de un sistema departamental que es "hiperpresidencialista". Los politólogos Antonio Cardarello y Ernesto Nieto lo dicen de esta manera en un capítulo del libro La democracia uruguaya ante el espejo (Planeta, 2023) de Adolfo Garcé y Fernanda Boidi:
Existe una clara preponderancia de los intendentes sobre la JD (Junta Departamental). La preponderancia no solo altera el posible equilibrio de poderes, sino que en los hechos hace que el casi exclusivo protagonismo en materia de políticas locales sea del intendente y quede escaso margen de acción para las JD.
Congreso-Intendentes-DB_29.webp
Diego Battiste
Por otra parte, y aunque los legisladores departamentales son los ediles, casi el 60% de los decretos que se aprueban son enviados por la intendencia. El intendente además tiene iniciativa privativa en materia de presupuesto e impuestos y puede vetar los proyectos de la Junta. Los ediles necesitan una mayoría de tres quintos para levantar este veto.
A diferencia de los intendentes, y de los alcaldes, los ediles son honorarios, es decir, no reciben un sueldo. De todas formas, las juntas encuentran la manera de "compensar" el trabajo de sus integrantes, según dicen Cardarello y Nieto.
Se buscan formas indirectas de favorecerlos con partidas económicas que son, en algunos casos, verdaderos sueldos encubiertos, y que toman diferentes formas y denominaciones: «gastos o partidas de secretaría», «vales para combustible», «reintegro de gastos» y viáticos, gastos de representación, etc. A ello se suman exoneraciones tributarias, como el pago de la patente de sus vehículos, entrega de celulares con consumo pago por la JD, computadoras portátiles, tabletas, etc. Incluso en algunos casos las diferentes bancadas tienen una determinada cantidad de pasajes a la capital del país que se reparten alternadamente entre sus integrantes.
Según supo El Observador, la partida para la secretaría de un edil está en el entorno de los $180 mil.
Otro punto cuestionado por los politólogos es que todos los departamentos tienen la misma cantidad de ediles (31) cuando su población varía considerablemente. Lo mismo sucede con los consejos municipales.
Por otra parte, y aunque en Uruguay los presidentes no pueden ser reelectos, los intendentes sí (no pueden hacer más de dos periodos seguidos y deben renunciar tres meses antes de las elecciones). Las reelecciones de intendentes vienen en aumento desde el 2000, desde que se empezaron a separar las nacionales de las departamentales. Antes del cambio, la tasa de reelección era de 36% y ahora es de 62,5%, según citan Cardarello y Nieto.
Más allá de sus candidatos, sucede también que algunos partidos políticos predominan elección tras elección en un departamento, como el Partido Colorado en Rivera, el Frente Amplio en Montevideo y Canelones y el Partido Nacional en varios departamentos del interior.
La relación de Cosse con los ediles opositores
Además de su labor legislativa, los ediles tienen un rol de contralor: controlan al intendente y pueden presentar pedidos de informe, crear comisiones de investigación y, entre otras cosas, llamar al intendente a sala (solo necesitan un tercio de la Junta para hacerlo).
Los ediles adquieren importancia también cuando la intendencia quiere contraer préstamos que exceden el período de gobierno. Ahí el gobernante necesita dos tercios de la Junta, es decir, una mayoría especial que muchas veces implica conseguir los votos de la oposición. Es lo que no sucedió en 2022 cuando Carolina Cosse quiso que le autorizaran un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de US$ 70 millones para limpieza y saneamiento.
Ese fue un ejemplo de los problemas de relacionamiento entre la administración Cosse y la oposición en la Junta. Según el edil Barrios Bove, las autoridades de la intendencia no negociaron los votos de antemano y por eso fracasó el préstamo
"Ella no tenía articulación ni siquiera política", sostiene en diálogo con El Observador.
El edil blanco recuerda cuando al principio del periodo, durante la pandemia, habían coordinado una reunión con la intendenta en su despacho y que a "dos minutos" de que empezara, les avisaron que era por Zoom. Los ediles del Partido Nacional, que estaban llegando al edificio de la comuna, se negaron a hacerla de esa manera. A excepción de un encuentro con el resto de la bancada opositora y la entonces referente departamental Laura Raffo, nunca más se volvieron a juntar con Cosse y tampoco lo solicitaron.
"Después de que no nos habían recibido, después que no nos contestaban los pedidos de informe, se volaron todos los puentes", explica Barrios Bove.
Conf-Cosse-DB_11.webp
La intendenta Carolina Cosse puso el tema sobre la mesa en el último gabinete de la comuna
Diego Battiste
Por otra parte, quien fuera edil socialista durante este periodo, aunque ahora está en el Ministerio de Desarrollo Social, Nicolás Lasa, dice que el periodo estuvo signado por una "confrontación muy grande", pero le atribuye la responsabilidad a la coalición.
El actual director de Desarrollo Social afirma que hubo una "estrategia de los partidos de derecha de que a Montevideo le fuera lo peor posible".
Cosse no fue a la Junta Departamental cuando la llamaron los ediles, sino que envió a autoridades que la representaran.
En cambio, Mauricio Zunino, cuando la reemplazó, sí lo hizo. Para el edil, también del Partido Socialista como Zunino, la relación de la oposición con el actual intendente es diferente a la que tenía con Cosse porque el gobierno nacional ya no es de la coalición y por la "actitud muy machista" del Partido Nacional.
"Hay algunos referentes de la bancada opositora que realmente tienen actitudes muy ordinarias. Hay que analizar estas cosas en los contextos en los que se dieron y en los niveles de violencia con los que se dieron. Y realmente yo pienso que en algún momento en particular de la gestión realmente la comparecencia de Carolina Cose en persona hubiera despertado actitudes en algunos dirigentes que podrían haber sido muy complicados", sostiene.
Consultado sobre cuál es el rol de un edil oficialista, Lasa dice que también debe hacer de contralor a la intendencia. "Sobre todo es ser una garantía del cumplimiento del programa de gobierno que votó la ciudadanía. Me parece que ahí tiene que tener mucha creatividad para poder desplegarlo, para poder aportar ideas", profundiza.
A su criterio, además, un edil debe tener "mucha cercanía" para "construir la mejor legislación", más allá de si es oficialista u opositor.
¿Y qué pasa con los alcaldes?
En las próximas elecciones del 11 de mayo se vota tanto a nivel departamental como municipal. Esto quiere decir que se vota intendente y ediles, por un lado, y alcalde y concejales vecinales, por otro. Se deben poner dos listas, una departamental y otra municipal.
Esto habilita una especie de voto en blanco parcial, que ocurre cuando la persona coloca dentro del sobre solo una lista de las dos: cuando vota con una hoja departamental y no coloca la municipal, o viceversa.
En gran parte del país sucede que las personas votan a intendente pero no a alcalde. Pero en algunas municipalidades pequeñas sucede lo contrario, según el texto Pueblo chico, alcalde grande. Abstencionismo en elecciones municipales de Uruguay (2010-2020) de Daniel Buquet, Antonio Cardarello y Nicolás Schmidt.
La elección municipal es todavía relativamente nueva. Empezó en 2010 y recién atravesará su cuarta edición este año, por lo que es algo a lo que la ciudadanía debe todavía acostumbrarse. De acuerdo a los autores, hay algunos factores que motivan la votación a este nivel. Cuando menor es el municipio, más se vota, y lo mismo cuando hay mayor competitividad por la alcaldía.
En realidad, técnicamente no se vota alcalde, sino concejales vecinales (que son cinco por municipio). El concejal más votado del lema más votado es quien encabeza el consejo municipal y quien ostenta el cargo de alcalde (el único concejal pago).
20250312 Pabellón Nacional, bandera de Uruguay
Foto: Inés Guimaraens
En cualquier caso, el país no está totalmente municipalizado. Para las últimas elecciones departamentales, solo un 31% del territorio tenía municipios asignados. Varias capitales del interior no lo tienen, como por ejemplo Melo en Cerro Largo. Los intendentes son los que deben impulsar la creación de un municipio y tener luego la aprobación de la Junta.
Para los politólogos, los intendentes muestran "recelos" al tercer nivel de gobierno desde que se instaló en 2010 y la falta de creación de municipios se debe a una "cuestión de poder". En su texto, Buquet, Cardarello y Schmidt señalan que "la aparición de municipios tiene el potencial de tener que compartir territorio y poder con alcaldes de otro partido, o simplemente de sectores diferentes al del mismo partido de los intendentes".
Solo los departamentos de Montevideo, Canelones y Maldonado están totalmente municipalizados, lo que de todas formas hace que la mayoría de la población del país (un 73%) tenga un municipio asignado.
Pero de todas formas, en Uruguay, el próximo 11 de mayo, algunas personas tendrás dos elecciones –departamentales y municipales– y otras solo una –departamentales–. Es algo que cuestiona la democracia uruguaya. "Esto ha generado, en el país de las cercanías, una pequeña gran paradoja", dicen los politólogos.