El problema explosivo: ascensos de apuro
El relacionamiento de Jaime Saavedra con Eugenio Acosta no había empezado bien. Los dos fueron elegidos por el gobierno de Yamandú Orsi para la conducción del Inisa. Saavedra, para la presidencia; Acosta, para director. El primero tiene un apoyo prácticamente unánime de la cúpula del MPP debido a su trayectoria en como director general de la Dirección Nacional del Liberado (Dinali) y por su experiencia como asesor en cárceles de Buenos Aires.
El segundo tiene unas credenciales un poco más vidriosas: fue policía en el INR, director de Seguridad del Inisa durante la administración de Gabriela Fulco, acumula denuncias por robo de comida para perros y venta de leña durante esa administración y se fue de la institución en medio de varios escándalos.
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Eugenio Acosta y Yamandú Orsi
Redes sociales de Eugenio Acosta
El gobierno entrante pretendió entonces consolidar "dos patas" en el directorio del Inisa: una más "pedagógica" a cargo de Saavedra, experimentado en trabajos de rehabilitación de las personas, y otra con más énfasis en la "seguridad" de los centros para Acosta. Iban a ser dos perfiles complementarios.
Pese a que Saavedra no tuvo reparos cuando le dijeron que Acosta sería el director oficialista, una vez que se pusieron a trabajar las diferencias se volvieron irreconciliables. Sobre todo, en lo que tenía que ver con los movimientos de funcionarios. Saavedra tenía como plan reorganizar la carrera funcional dentro de la institución para evitar que las casi 200 encargaturas del Inisa se decidieran de manera arbitraria. Y así lo había transmitido al directorio, que estaba al tanto de que en enero empezaría a regir un nuevo sistema de ascensos y designaciones basado en procedimientos técnicos preestablecidos.
Ya había habido algunas designaciones por parte de Acosta que habían molestado a Saavedra, pero hubo una en particular que hizo dinamitar cualquier posible trabajo en equipo.
El jueves 19, un día después de la sesión ordinaria del directorio, Acosta convocó a una sesión extraordinaria para tratar dos nuevas encargaturas, que salieron favorables por dos votos contra uno: Acosta votó con el colorado Ángel Fachinetti los dos ascensos, mientras que el presidente, sin éxito, se opuso. La confianza entre el jerarca y su director se rompió de manera irremediable.
Para el viernes 20, ya todos en el Inisa sabían que el vínculo entre Saavedra y Acosta no daba para más. El problema llegó a oídos de Torre Ejecutiva, y así fue que se decidió suspender la asunción oficial de autoridades hasta tanto los problemas internos no se solucionaran. La cancelación, sin embargo, nunca fue difundida por el equipo de Comunicación del Inisa.
Entonces, la espera de políticos y prensa en el INJU, la repentina cancelación, el rumoreo de la renuncia de Saavedra, la sorpresa del presidente Yamandú Orsi.
Como lo anunció, el presidente llamó a Saavedra y le pidió que fuera a la Torre Ejecutiva.
Desde Presidencia dijeron entonces a El Observador que Saavedra se mantendría en el cargo y que le pidieron un tiempo para que ambos pudieran resolver sus diferencias para asegurar la gestión. Esa apuesta del gobierno se mantiene hasta hoy, con vistas a asegurar el marco presupuestal del organismo, aunque entienden que, de fracasar toda posibilidad de convivencia, deberá ser la Torre Ejecutiva la que resuelva.
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Diego Vila
Pero lo que Saavedra contó a distintos dirigentes del MPP sobre ese diálogo semanas atrás —según reconstruyó El Observador a través de fuentes de la organización— fue que él aseguró en Torre Ejecutiva que sus diferencias eran insalvables y que en la cúpula del gobierno le habían pedido tiempo para resolver la situación. Esa versión también se mantiene hasta hoy.
Quién apoya a quién: Acosta tiene el respaldo de un grupo del MLN; a Saavedra lo abraza la cúpula del MPP
Los dos fueron elegidos por el gobierno. Saavedra es una figura prácticamente indiscutida dentro del Frente Amplio por el trabajo social que ha desempeñado en la Dinali, en el Polo Industrial del Comcar y como asesor de cárceles para el gobierno de Buenos Aires. Es primo hermano de Lucía Topolansky, quien lo llama “el cura laico” y ha hecho saber a otros integrantes del oficialismo que es “el mejor para la tarea” que le fue encomendada. En medio del escándalo, son varios los integrantes de la cúpula del MPP que tienen una mirada contundente: la línea de conducción debe ser del presidente de la institución, y el director no debe votarle en contra.
De hecho, el Frente Amplio ya había pasado por algo así. Durante el gobierno de José Mujica, en 2011, el entonces presidente decidió descabezar al servicio estatal después de que la vicepresidenta Alicia Araújo votara en contra del presidente Carlos Colacce. Ante el temor de que esas diferencias debilitaran al oficialismo, el presidente decidió removerlos a los dos.
El recorrido de Acosta, sin embargo, es más enredado. Es policía del INR, y a partir de su experiencia penitenciaria fue convocado en 2015 por la entonces presidenta del Inisa (en ese entonces Sirpa). Fue un momento de extrema tensión entre el sindicato del INAU y las autoridades de la Institución. En medio de aquel relacionamiento, Acosta había estado detrás de la denuncia contra José Lorenzo López, líder del sindicato, y otros trabajadores, por un video en el que se veían los funcionarios reprimiendo a internos. Del otro lado, Acosta fue denunciado por los trabajadores por la desaparición de comida de perro que se compraba para alimentar a los animales de la Colonia Berro. También fue denunciado por la tala y venta de leña a partir de árboles que estaban en ese centro. Si bien las denuncias no avanzaron por la vía administrativa, Acosta decidió irse del Sirpa y volver al INR, algo que la presidenta Fulco firmó de inmediato sin ofrecer ningún tipo de resistencia.
Por estos motivos es que el nombramiento de Acosta de vuelta en el Inisa generó una enorme sorpresa en quienes ya habían trabajado con él, por su línea verticalista y ciertas desprolijidades que bordearon la irregularidad, además de que no tiene, entienden viejos funcionarios, una formación a la altura del puesto.
Cómo vuelve, entonces, a la cúpula del Inisa, es una pregunta que nadie quiere responder con exactitud.
Acosta es del norte del país, y últimamente se desempeñaba como chofer del diputado artiguense por el MPP y dirigente del MLN Nicolás Lorenzo, con quien tiene una relación personal (está casado con la vecina del legislador). Lorenzo lo considera un representante del MPP en el directorio, más allá de que no forma parte del movimiento de manera orgánica.
El principal impulsor de Acosta dentro del Inisa fue Richard Varela, quien se desempeñaba como educador dentro de la institución, y que ahora es asesor del director. Varela es, además, integrante del Ejecutivo Departamental y miembro del Comité Central del MLN y es quien guarda una relación estrecha con el secretario de Presidencia Alejandro Sánchez (también referente del MLN) por haber compartido años de militancia.
Varela, el impulsor de Acosta, es más “tupa” que emepepista, pero militante al fin de una organización con la que no oculta matices, como cuando escribió en plena campaña de Orsi: “¿Cómo homenajear al Che, Cultelli, Salerno y Zabalza, en esta época de progresismos, donde su pensamiento y acción están muy lejos de la cabeza de los protagonistas?”.
En el Sindicato del INAU —donde Varela milita por la minoría—, entienden que el problema se tiene que resolver cuanto antes, porque el directorio está quieto: las decisiones no se toman.