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¿De qué sirve mentir en un currículum? Los riesgos de hacerlo

Estudios globales muestran que los candidatos falsean su CV sin tener en cuenta el riesgo
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20 de febrero de 2020 a las 09:19

Los estudios que analizan las mentiras en los curriculums muestran que las falsedades en estos no han parado de crecer. En 2011, algunas investigaciones ya mostraban que el 40% de los CV contienen datos erróneos, o falsos. Dos años más tarde, una investigación de TalentWise concluía que los perfiles entre 18 y 34 años son los más proclives a falsear datos en su vida laboral. Y en 2016, la consultora Risk Advisory Group cifraba en 70% el porcentaje de CV que contiene falsedades e imprecisiones, frente al 63% de 2015. El HireRight's 2017 Employment Screening Benchmark Report aseguraba que un 85% de los candidatos suele mentir en el CV. Ron Friedman, el psicólogo autor del bestseller mundial The Best Place to Work, afirma en su libro que "el 81% de la gente miente durante uno de los principales filtros para detectar las falsedades, como es la entrevista de trabajo".

Ahora un estudio reciente de ResumeLab en Estados Unidos concluye que el 36% de los candidatos asegura haber mentido en su hoja laboral, y que el 93% de los encuestados dice conocer a personas que han falseado sus CV.

Así, cabe preguntarse de qué sirve mentir en el CV. Y la conclusión es que se trata de algo muy poco recomendable, teniendo en cuenta que el candidato que falsea su realidad laboral siempre es cazado por los filtros, mecanismos de comprobación y pruebas que se dan en los procesos de selección, incluyendo la propia entrevista de trabajo.

El hecho de que el CV deba ir acompañado de ciertas estrategias que tienen que ver con la necesidad de diferenciarse del resto de candidatos para mostrar valor añadido de una forma no tradicional puede conducir a error a muchos aspirantes, que quizá piensan que el CV ya no sirve.

Y ese menosprecio puede llevarles a mentir sin pensar en las consecuencias.

La realidad es que quienes seleccionan a los mejores candidatos para un puesto utilizan cada vez más las redes sociales para comprobar los datos, rastrear engaños, verificar perfiles y asegurarse de la idoneidad de los aspirantes. Lo que hacemos y decimos en los medios sociales tiene cada vez más impacto en nuestro empleo.

Lo cierto es que el CV es todavía una herramienta potente de trabajo para los reclutadores. Pese a que éstos decidan seleccionar usando canales como LinkedIn, Facebook, o Twitter, este cambio en la difusión de la oferta no tiene por qué anular el CV eficaz, que es el que valora sobre todo la trayectoria profesional y las referencias; el que ofrece posibilidades de diferenciación y habla acerca de a qué se ha enfrentado el candidato y cómo es en realidad, qué hizo en sus anteriores trabajos y cuáles han sido sus logros verdaderos. Los reclutadores buscan sobre todo información acerca de la cualificación para ese puesto concreto (61%); sobre la vida y actividad online del aspirante (50%); o acerca de lo que otra gente dice acerca de ese candidato (37%).

A pesar de esta actividad intensa de quienes seleccionan, los posibles candidatos no hacen caso de las consecuencias que puede tener aquello que publican en las redes y, como ocurre con las mentiras del CV, se olvidan de que esta actividad puede perjudicarles al pretender un empleo: un 39% de los candidatos sigue publicando fotos, vídeos o contenidos inapropiados o "provocativos". El 27% miente sobre su cualificación profesional o muestra en las redes pésimas habilidades de comunicación. Y un 23% comparte de forma imprudente información confidencial acerca de su anterior trabajo o empresa.

La experiencia laboral debe ser la protagonista de nuestro CV, y los expertos recomiendan escoger aquellos aspectos que resaltan de manera fidedigna nuestra realidad profesional relacionada con la posición concreta que se busca, ofreciendo una imagen clara de nuestras habilidades y logros. Una cosa es ajustar la presentación de nuestra experiencia profesional a cada entrevista, y otra bien distinta es mentir. No se admite la falsedad, pero sí presentar lo que sabemos y lo que hemos hecho para que el reclutador compruebe que somos capaces de responder a las exigencias del puesto concreto.

Por si todas las prevenciones no fueran suficientes para asegurar la veracidad de lo que se afirma en el curriculum, la posibilidad de utilizar la tecnología blockchain para certificar nuestra trayectoria académica y profesional puede añadir más garantías acerca de quiénes somos, qué hemos estudiado o qué hemos hecho. Con esta tecnología, los reclutadores no tendrán que acudir a las redes sociales para comprobar los datos que proporcionan los aspirantes a un puesto, y así las mentiras en los CV tendrán todavía menos sentido. Esta identidad digital soberana es inviolable e incluye nuestro perfil de salud, de ciudadano, y también la formación académica y la vida laboral.

 

Fuente: Expansión - RIPE

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