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¿Hasta cuando el Uruguay caro y no competitivo?

Se podría soñar que es una nueva etapa histórica –casi eterna– si no fuera porque las empresas –sobre todo medianas y chicas–comienzan a cerrar y los que trabajan quedan desocupados.
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06 de mayo de 2019 a las 05:01

Por Alfonso Ma. Ramos Inthamoussu

Finalmente nadie niega que vivir en Uruguay es carísimo y que es maravilloso hacer turismo a todas partes del globo. Y lo más inquietante es que nadie sabe o arriesga a pronosticar cuánto puede durar esta situación. Se podría soñar que es una nueva etapa histórica –casi eterna– si no fuera porque las empresas –sobre todo medianas y chicas– comienzan a cerrar y los que trabajan quedan desocupados. Por “suerte” el Estado y sus dependencias y sus empresas siguen distribuyendo dinero. Pero en realidad nadie puede afirmar que esta situación pueda ser eterna o de duración indefinida.

Los sucesos mundiales que se inician entre el 2007 y 2008 nos dan una pista del grado de obsolescencia de la macroeconomía académica. Cuando parecía que el sistema financiero y monetario se caía –Lehman Brothers quebró el 15 de septiembre de 2008– y tanto Estados Unidos como Europa comenzaron a emitir dinero para que no quebraran los bancos, para que no hubiera recesión…. la cantidad de dinero, por ejemplo en Estados Unidos, se multiplicó por 4.

Acostumbrados a escuchar que la inflación es un fenómeno monetario, estábamos convencidos que en Europa y Estados Unidos habría inflación. Sin embargo, se ha bregado duramente en Estados Unidos para que la inflación no bajara del 2% y  Europa han batallado durante años –incluso con tasas de interés negativas– para no llegar al “abismo” de la deflación. Y han tenido momentos de gran desocupación.

El mundo desarrollado entró en una vorágine keynesiana de abundancia de dinero, tasas de interés bajas, nulas e incluso negativas, y con un producto estancado o en caída y una desocupación que, por poner un ejemplo, llegó al 26% en España. Siempre sin inflación, más bien con el pánico de una posible deflación.

Sin embargo, sí podemos afirmar que la inflación es un fenómeno monetario. Los precios en dólares de países emergentes y no tan emergentes comenzaron a subir. Poco a poco estas economías se volvieron caras en dólares. Parecería que la abundancia de dólares y euros, fogoneada por la fuerte demanda de economía china, hizo posible este aumento de los precios en dólares en el mundo no desarrollado. China compró muchas materias primas y muchos alimentos. China invirtió muchísimo y consumió mucho.

Pero miremos ahora sólo a nuestro país. Como la tasa de interés de la Reserva Federal en Estados Unidos y del Banco Central Europeo estaba tan baja, nuestro país se ha ido endeudando. Y los últimos gobiernos han podido gastar montos crecientes, con déficit fiscales abultados y fácilmente financiables.

Nuestro pasado de 200 años de cumplimiento de las reglas, de pago de las deudas, ha permitido a los acreedores confiarse y Uruguay ha tenido un riesgo país muy bajo. Exagerando un poco, podríamos decir que haber sido honestos nos ha llevado a una situación de eventual quiebra. Algo parecido a lo que se ha llamado la maldición de los recursos naturales.

Detengámonos un momento a observar a la Argentina. Sus 200 años de incumplimientos y defaults y la abundancia de recursos naturales los llevan en estos días a un riesgo país del 10%. Pese a un default increíblemente alto en 2001, por razones ideológicas o geopolíticas que no todos entendemos, el FMI sigue apostando a que Argentina se siga endeudando.

Uruguay dice tener muchas reservas, un riesgo país bajo, una historia de honradez.  ¿Es impensable un efecto contagio desde la vecina orilla? ¿Se puede llamar honradez al despilfarro?

Hay muchos posibles detonantes. El dólar está cada vez más fuerte frente al euro, la economía americana crece, la ocupación crece. Sería miope quien sólo mirara la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal y los discursos de Jerome Powell o los tuits de Trump.

¿Qué puede desequilibrarnos? ¿La suba del petróleo por el bloqueo a Irán? ¿Hasta cuándo seguirá creciendo el déficit fiscal un par de décimas por mes? ¿No serán pronto más décimas? ¿Que nos quiten el investment grade? ¿Que la desocupación siga creciendo? ¿Que se dejen de pagar las cuentas en los bancos?

¿Cuánto inciden en esas variables las elecciones de este segundo semestre? Aquí y en Argentina.

Sólo en un punto debe haber acuerdo: en algún momento los salarios en dólares caerán y el turismo al extranjero dejará de ser la diversión preferida por muchísimos uruguayos.

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