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¿Por qué es tan difícil recibir críticas?

Consejos para dar y escuchar comentarios negativos y no angustiarse durante el proceso
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02 de mayo de 2018 a las 05:00
Por Tim Herrera, New York Times

Todos lo hemos vivido: su jefe solicita reunirse con usted y sabe que no es para algo positivo. Cometió un error en un proyecto, no tuvo éxito en una presentación o algo salió mal en la oficina y es momento de que hablen de ello.

La ansiedad previa a esa reunión es casi paralizante y ya sabe que esa conversación arruinará su semana.

Sin embargo, ¿qué pasaría si pudiéramos entrenarnos para anhelar esos comentarios negativos? ¿Y si en vez de preocuparnos y sufrir de ansiedad por esas reuniones pudiéramos esperarlas con gusto?
Esa es la idea propuesta en un fascinante episodio del podcast de TED WorkLife With Adam Grant (Vida laboral con Adam Grant) que profundiza sobre por qué odiamos escuchar retroalimentación negativa.

Cuando lo enfrentamos, explica el conductor de la audioserie, tenemos una respuesta fisiológica: nos ponemos tensos, nuestra respiración es menos profunda y nuestro ego se siente tan amenazado que comienza a limitar la información que deja entrar a nuestra mente. Regulamos para evitar recibir críticas duras.

De hecho, un documento de 2017 realizado por investigadores de las universidades de Harvard y de Carolina del Norte señala que a veces llegamos a reacciones tan extremas como modificar nuestras relaciones en la oficina para evitar a personas que acostumbran hacernos comentarios negativos.

¿Por qué reaccionamos de esta manera a la retroalimentación que en apariencia tiene la intención de ayudarnos a mejorar?

Esencialmente, es porque todos somos pésimos para brindar comentarios negativos. Es un círculo vicioso que nos entrena para evitar lo que nos haría mejor en nuestras vidas profesional y personal.
La solución para ambos lados de este problema –si recibe o hace comentarios negativos– se centra en confiar en que todos los participantes lo hacen con la intención de ayudar.

Cuando realice comentarios negativos, hágalo de manera honesta y abierta. Además, marque la conversación como una manera "difícil pero necesaria" de lograr mejorar el desempeño de la otra persona (y siéntalo así). Tampoco lo endulce demasiado. Esos halagos y elogios superficiales con los que cubrimos un comentario negativo no ayudan a ninguna de las partes.

Si le toca recibir, hágalo de manera que conduzca a mejoras personales. Sí, puede ser difícil de aceptar, pero imagine que además de ser juzgado por su desempeño laboral, también serás juzgado por cómo reacciona a la retroalimentación.

Así que la próxima vez que reciba críticas, reconozca que pueden ser difíciles de escuchar, pero no se enojes y se cierre. Incluso cuando le ponen una mala calificación en desempeño, puede obtener una buena en la capacidad para mejorar. Y a largo plazo, como un director ejecutivo a quien Grant entrevistó en su audioserie, puede volver a entrenar a su cerebro para buscar activamente esos comentarios de manera que no lo asocie con ansiedad, sino con una oportunidad de mejorar.

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