Marcelo Umpierrez

“Pucha, ¿por qué este trato desigual?”: la queja del empresario argentino y el juicio a un propietario

Argentinos propietarios critican la decisión del gobierno de habilitar el ingreso de residentes y no de quienes tienen inmuebles en Uruguay

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06 de febrero de 2021 a las 05:02

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Cada vez que llueve en Buenos Aires, los pensamientos de Alfredo Girelli (38) se transportan a Punta del Este. Enseguida averigua cómo está el clima en Uruguay y, si le avisan que hay lluvia también, sabe que está en problemas. Su antiguo apartamento sobre la avenida Roosevelt tiene daños en la estructura que provocan que el agua se cuele entre las paredes y llegue hasta el piso de los vecinos, que lo demandaron en 2016. Girelli quiere viajar a Uruguay para afrontar el asunto, pero las fronteras cerradas por la pandemia del coronavirus se lo impiden.

El argentino propietario en Uruguay empezó el trámite para viajar en el consulado uruguayo en Buenos Aires, pero no lo atendieron.

Envió correos electrónicos a distintas casillas de ministerios; nadie le respondía. Llamó por teléfono a la cancillería; le contestaron que solo podrían ingresar por inversiones. Reenvió los mails; le dijeron que el asesor que tenía su caso se enfermó. Solicitó el trámite para la residencia; no encontró cupos para reservar una fecha.

Girelli vacaciona desde que tenía 5 años en Punta del Este y hace dos veranos es propietario del apartamento que heredó sobre la parada 15. Los meses de la temporada alta, alquila el inmueble y en marzo pasa sus vacaciones allí.

Para unir fuerzas, Girelli contactó a otros argentinos que estaban en la misma. La Asociación de Propietarios Argentinos en Uruguay (APAU) se formó hace seis meses y con este grupo se han contactado cerca de 3.000 personas que por distintos motivos quieren volver a su casa uruguaya.

Uno de ellos es Raúl Goñi (66), quien junto a Norberto Mariani fueron los mentores de la asociación. Goñi es un contador que trabaja como productor agropecuario y vive en un pueblo de 3.000 habitantes en Santa Fe, pero desde 2001 está acostumbrado a cruzar varias veces por año el Río de la Plata. Goñi –quien es el vicepresidente de la asociación– quiere ser cauto con sus palabras y piensa cuáles elegir para definir la molestia de los argentinos que no pueden ingresar a Uruguay. “Lo que desearía es el mismo tratamiento hacia los residentes y los propietarios, que en su momento invertimos y continuamos invirtiendo”, dice.

La decisión del gobierno de volver a una apertura parcial de las fronteras en enero, tras el cierre total de diciembre, provocó nuevas críticas de los integrantes de APAU porque los argentinos residentes pueden ingresar y los propietarios no.

“Puedo ser turista algunos meses del año, pero fundamentalmente soy un empresario pyme. Entonces, pucha, ¿por qué este tratamiento desigual?”. Goñi critica, pero aclara que en realidad tiene “diferencias de enfoque” con la decisión de Uruguay y se pueden destrabar dialogando.

Grados de apertura

Girelli estaba en su apartamento de Punta del Este cuando comenzaron a crecer los casos de covid-19 y entonces volvió a Buenos Aires. Nunca pensó que, 11 meses después, todavía estaría esperando para volver a entrar a Uruguay.

El 16 de marzo el gobierno dispuso el cierre de fronteras con Argentina, pero esta medida tuvo etapas de acuerdo a los números de la emergencia sanitaria. Hasta diciembre solo podían ingresar los uruguayos, residentes o quienes justificaran motivos laborales o familiares.

Ante el aumento de los casos hacia fin de año, el gobierno resolvió el cierre definitivo salvo para las personas autorizadas por Presidencia. El 27 de enero, el Consejo de Ministros resolvió la apertura de fronteras para uruguayos y residentes. En la reunión del gabinete, el ministro de Turismo, Germán Cardoso, planteó flexibilizar la frontera para propietarios, pero los integrantes del Ejecutivo no aceptaron la propuesta.  En octubre, cuando asomaba la temporada y había que tomar una decisión sobre el verano, el gobierno evaluó alternativas y una de ellas fue habilitar el ingreso de extranjeros propietarios.

Sin embargo, al analizar los números y el riesgo sanitario que implicaba, la opción quedó descartada.

El 11% de los turistas argentinos que llegan (o llegaban, en los veranos sin pandemia) a Uruguay tienen casa propia o de su familia de este lado del Río de la Plata, lo que corresponde a 200 mil personas, según los datos que manejó el exministro de Economía Danilo Astori en un congreso en 2017 en Buenos Aires.

El cierre parcial de fronteras provocó una caída abrupta en los ingresos de extranjeros al país. En enero de 2020, ingresaron a Uruguay cerca de 350 mil personas y en el mismo mes de 2021 la cifra cayó a 8.500, informó el ministro Cardoso este jueves.

El precio de la contribución

En la temporada 2021, con Punta del Este con cientos de miles de turistas menos en comparación con la temporada anterior, Girelli no alquiló su apartamento como solía hacerlo y eso le genera “un agujero enorme” en sus ingresos.

El propietario del apartamento cree que el costo de la contribución inmobiliaria es “una barbaridad” porque los US$ 4.300 anuales que paga “no contemplan la antigüedad del edificio". "Punta del Este cambia rápido, cambia la moda”.

APAU reclamó a la Intendencia de Maldonado una exención del pago de la contribución inmobiliaria, una prórroga del vencimiento o una disminución del impuesto en 2021, pero este ingreso es clave para la comuna. Hay propietarios que están “preocupadísimos porque no pueden entrar a resolver los problemas”, dice Goñi.

Algunos dueños tienen sus casas cerradas desde marzo; otros no pueden pagar las tasas y los impuestos desde Argentina por las restricciones del gobierno argentino para los retiros de dólares.

Goñi recorre por trabajo San Ramón, San Jacinto y Pando, y demora menos de una hora en regresar a su casa de Punta del Este, que es “la base” de sus negocios uruguayos.

El propietario es dueño de un estudio en Argentina, se especializó en planes de negocios y junto a un socio abrió un emprendimiento inmobiliario en Uruguay.

El negocio está próximo a obtener la aprobación para la concesión de una arenera por 20 años.

En 2001, Goñi comenzó con los negocios en Uruguay, que primero radicó en el litoral y luego trasladó hacia el centro del país. En 2016 compró el apartamento en Roosevelt y Pedragosa Sierra, en Punta del Este, la ciudad que define como su segundo lugar en el mundo. Y explica el porqué: “La elijo por la tranquilidad, por salir a caminar, hacer mi circuito de gimnasio; poder ir a la playa en verano y caminar por la playa en invierno. Mi cadencia provinciana se asemeja mucho a la cadencia del hablar y el trato de los uruguayos”. 

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