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¿Qué aporta una jornada laboral reducida?

Ser más productivo trabajando cuatro días en semana es una realidad: la oficina de Microsoft en Japón aumentó su productividad en un 39,9% en agosto, comparado con 2018
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18 de noviembre de 2019 a las 08:20

Partiendo de una plantilla bien dimensionada y una distribución lógica de trabajo y responsabilidades, ¿sería capaz de hacer frente a sus obligaciones laborales con una jornada laboral de cuatro días semanales? El horizonte de un fin de semana de tres días es un aliciente muy poderoso para cualquier empleado, pero cabe preguntarse si es factible y redunda en un aumento de la productividad. El proyecto piloto que realizó Microsoft en Japón el pasado agosto confirma que sí: la productividad se incrementó en un 39,9% respecto al mismo mes en 2018.

La multinacional no ha hecho declaraciones sobre las consecuencias de este piloto, y ni confirma ni desmiente que en un futuro se traslade a otras sedes. Sin embargo, ratifica su apuesta firme por una forma distinta de trabajar. Así lo explica Luisa Izquierdo, directora de RRHH de Microsoft Ibérica: "Creemos que la nueva cultura de trabajo está aportando cambios fundamentales a la hora de realizarnos profesionalmente. Ya no solo la productividad es importante, sino también la creatividad, la colaboración entre empleados y la flexibilidad en el trabajo. Las previsiones indican que, en tan solo dos años, el 50% de los trabajadores en todo el mundo lo hará de forma móvil; y que en 2025 el 75% de los empleados será Millennial, que no entienden una forma de trabajar que no sea flexible".

Flexibilidad

Alberto Martínez Sanguino, director de recursos humanos de Schneider Electric, califica la experiencia de Microsoft en Japón de un avanzado grado en la consecución de la flexibilidad en el trabajo: "Se trata de una medida más que facilita la integración del talento diverso en un ambiente alejado del control y el presencialismo, fomentando la libertad, la responsabilidad personal y la consecución de objetivos".

Hace diez años Schneider Electric fue una de las primeras empresas en España que inició el teletrabajo y buena parte de su plantilla se ha apuntado a esta modalidad laboral. Según indican desde la organización, para que funcione "es básico que la compañía tenga una política no presencialista y que se valore a las personas por el cumplimiento de los objetivos y no por las horas que están en la oficina".

La aseguradora Axa también fue una de las pioneras en temas de flexibilidad. Carmen Polo, directora de personas, organización y cultura de la compañía, subraya que "el eje que estructura una organización es la cultura, y hablar de estos temas es hablar de cultura. Trabajar cuatro o cinco días a la semana depende de ello".

El conjunto de valores, creencias y modo de hacer condicionan la cultura corporativa, tanto como el contexto en el que se mueven. Según Polo, "las empresas no pueden vivir de espaldas a la sociedad. Tenemos que ser el fiel reflejo. Hemos dejado las rigideces horarias del pasado por la demanda de las diferentes generaciones, la incorporación de la mujer al mercado laboral y otros cambios como la transformación tecnológica, sin la que hubiera sido imposible el teletrabajo. Avanzar en la flexibilidad y la conciliación es parte de la revolución social que nos está haciendo crear una cultura de forma de trabajar diferente. Se trata de cómo lo hacemos".

La máxima responsable de personas en Axa explica que los empleados saben cuál es su trabajo, pero en este tipo de cultura ellos deciden mucho más cómo quieren hacerlo: "Los entornos laborales son cada vez más líquidos. No puedes pretender una flexibilidad laboral bajo el ojo del Gran Hermano del liderazgo".

María García, cofundadora y socia directora de Smart Culture, insiste en que la cultura corporativa es el hilo conductor para poner en marcha todo este tipo de medidas. "Antes de hacerlo, mi recomendación es medir la cultura actual para dimensionar la coherencia y el encaje de este tipo de medidas. No hay que hacerlo por que está de moda o por cuestiones estéticas". Añade que "es esencial medir el 'hacer', comportamientos, procesos, políticas.... Y también el 'ser', valores, emociones y creencias".

 

Fuente: Expansión - RIPE

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