Es posible que te sorprendas al saber que existe un catálogo de objetos hechos por el hombre dejados en la Luna de más de 20 páginas. Pero es cierto, hay más de 100 sitios en nuestro satélite con evidencia de actividad humana. Estos contienen materiales de las agencias espaciales de Japón, de India, de Rusia, de China, de Europa y de Estados Unidos. Estos sitios no solo contienen experimentos en curso, sino también datos invaluables. Por ejemplo, los ingenieros esperan examinar estos materiales para determinar cómo les ha ido después de la exposición continua a los niveles elevados de radiación en la Luna.
Junto con equipo científico, módulos de aterrizaje robóticos y otros objetos que se dejan para aligerar la carga para el regreso a casa, hay una serie de objetos conmemorativos y tributarios. Pero quizá lo más importante de estos objetos variados y su posición en la superficie lunar, es que revelan la verdadera historia de la humanidad en la Luna. Son una crónica que celebra la persistencia y la pasión de cientos y de miles de científicos, ingenieros y aviadores a lo largo de la historia que han apoyado el esfuerzo de alcanzar las estrellas. (Basado en The Conversation)
Antes de que Neil Armstrong diera ese gran salto por la humanidad, las administraciones espaciales de Estados Unidos y de la Unión Soviética ya habían aterrizado decenas de sondas en la Luna desde 1959. Muchas se estrellaron intencionalmente para recopilar datos científicos; otrasd, por accidente; y otras alunizaron de manera suave y segura.
Los tres vehículos de las misiones Apolo 15, 16 y 17 quedaron abandonados en la superficie del satélite. Después de hacer planes para un laboratorio lunar móvil de 4,5 toneladas, la NASA construyó rovers que pesaban solo 210 kilos (35 kilos en la Luna). Estos permitieron a los astronautas explorar hasta cuatro veces más terreno lunar que en las misiones Apolo 11, 12 y 14.
Durante la misión Apolo 14, Alan Shepard tomó un descanso de la excavación para convertirse en la primera persona en jugar golf en la Luna. El astronauta golpeó dos pelotas con un hierro 6 preparado para la ocasión por el grosor de sus guantes. Shepard dijo que la pelota se alejó “millas y millas y millas”.
El astronauta Charles Duke de la misión Apolo 16 dejó una foto de su familia en 1972 y se encuentra en la Luna hasta el día de hoy. Sin embargo, algunos especulan que la impresión ahora estará blanca por la exposición a las condiciones intensas del espacio. El cráter Cat fue nombrado por sus hijos Charles y Tom y el cráter Dot, por su esposa.
Las banderas han estado expuestas a la furia de un entorno en el que se alternan 14 días de sol abrasador y 100°C de calor con 14 días de fríos de -150°C en la oscuridad por casi 50 años. Pero aún más dañina es la intensa radiación ultravioleta (UV) de la luz solar pura. Es probable que estos símbolos del logro estadounidense se hayan quedado en blanco.
Se trata de la pluma de Baggin, el halcón mascota de la Academia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, utilizada para realizar el famoso experimento de “caída de martillo-pluma” del Apolo 15. El astronauta David Scott realizó esta demostración en directo por televisión para probar de forma sencilla, siglos después, que Galileo tenía razón.
Una escultura de aluminio de 8,5 centímetros, creada por el artista Paul Van Hoeydonck y dejada por David Scott, fue depositada en la superficie lunar en memoria de los astronautas y cosmonautas caídos durante la carrera espacial. La acompaña una placa que enumera a los 14 hombres muertos en servicio hasta ese momento.
Un pequeño disco de silicona con mensajes de buena voluntad de 73 líderes mundiales fue dejado en la Luna por la tripulación del Apolo 11. Alrededor del borde se lee la declaración: “Del planeta Tierra - Julio de 1969”. El disco descansa en una caja de aluminio en el Mar de la Tranquilidad.
El astronauta Alan Bean, el cuarto hombre en caminar sobre la Luna, tiró un pin de plata tan lejos como pudo en un cráter. En una entrevista dijo una vez: “Cuando miro a la Luna en la noche, [pienso] en ese pin allí, tan brillante como siempre, y algún día quizás alguien vaya a recogerlo”.
Los astronautas del Apolo 11 dejaron una pequeña réplica de una rama de olivo, un símbolo tradicional de paz. El gesto estaba destinado a servir como “un deseo de paz para toda la humanidad”.
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