UCU

“Tarde o temprano se va a  asumir que hay que subir impuestos”

El economista Javier de Haedo considera que seguirá habiendo demanda por más recursos para superar la crisis, y que será difícil llegar a la meta de un déficit de 2,5% del PIB sin subir los impuestos.

Tiempo de lectura: -'

24 de abril de 2021 a las 05:04

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Por Miguel Noguez y Andrés Oyhenard

"Sigo creyendo que si no tocan los impuestos no van a poder cumplir las metas fiscales planteadas”, dice el economista Javier de Haedo cuando se le pregunta sobre uno de los objetivos centrales del gobierno. Y agrega que la nueva meta de déficit debería ser más baja, de  alrededor de 2% del PIB en lugar de 2,5%, tomando en cuenta las nuevas Cuentas Nacionales. El experto tiene una visión positiva sobre la estrategia que ha seguido el equipo económico en el manejo de la pandemia, aunque discrepa con la medida de congelar temporalmente el precio de los combustibles. También considera que en un contexto complicado para la economía y el empleo, la pauta salarial deberá contemplar fórmulas específicas para cada uno de los sectores, y quizás hasta para empresas en particular. Y aunque admite avances en la gestión del BCU, dice que todavía  comete errores. “De estas crisis siempre hemos salido con tipos de cambios reales altos, y no es lo que tenemos ahora”, aseguró. Lo que sigue es una síntesis de la entrevista que De Haedo concedió a El Observador.

El gobierno anunció que gastará unos US$ 360 millones más en el Fondo Coronavirus respecto a lo previsto originalmente  En líneas generales, ¿cómo ha visto el manejo del equipo económico en el plano de la asistencia a la pandemia?
Creo que se ha manejado bien. Yo insisto en dos cosas. Esas comparaciones internacionales que  a veces se hacen con tablitas de países es comparar muchas veces peras con manzanas, porque se comparan países con realidades totalmente distintas. Uruguay tiene una tradición y una realidad institucional muy distinta a los países cercanos de la región. Tiene una institucionalidad en materia de previsión social, de desarrollo social, de sostenimiento de las situaciones complejas. De hecho, en el punto de partida de la crisis el año pasado arrancamos con una pobreza relativamente baja en comparación a otros países, con un sistema de salud notoriamente mejor que cubre a toda la población. Entonces, lo que hay que ver son los resultados. Los resultados son satisfactorios. Uruguay logró postergar muchísimos meses la ola, y en los últimos meses se complicó, aunque en los últimos días notoriamente –desde que se llegó al 25% de la población vacunada– se empezaron a dar vuelta las curvas favorablemente. Y la carrera entre las vacunas y el virus la empezaron a ganar las vacunas. El balance ha sido positivo. Y después están los números fiscales. Así como partimos de una situación privilegiada en la región en materia de instituciones, de protección social, de salud, de situación de pobreza,  no estábamos tan bien parados en materia fiscal. Veníamos con un déficit de hace muchos años muy alto y que había venido dando lugar a un aumento permanente de la deuda pública, en un camino que no era sostenible. De hecho, todavía no es sostenible con los números actuales y con los números que uno ve en el futuro inmediato. En ese contexto,  se manejaron bien, definieron distintas avenidas para transitar, la de seguro de paro,  la del Mides, la de los créditos, la tributaria en cuanto a exoneraciones o postergaciones, y también las regulaciones del Banco Central en materia de créditos.  Y ahora más reciente las tarifas. Ese es el set de instrumentos que se viene  manejando, sabedores de que los recursos son escasos por definición. Se ha mostrado cautela, gradualidad y focalización. Tengo una opinión positiva.

UCU
Javier de Haedo

La agencia Fitch ha sido la más dura con Uruguay y es la que tiene al país en el umbral mínimo de grado inversor. Sin embargo, al ver el informe de S&P de esta semana hay otra visión, incluso benevolente. ¿Cómo está viendo ese dilema del mantenimiento del grado inversor? ¿Qué evaluación hace sobre la opinión que tienen estas dos calificadoras?
Creo que Fitch es la que sigue más de cerca a Uruguay y Todd Martínez –que es el analista de Fitch sobre Uruguay– es una persona que está totalmente involucrada en el análisis del país. Esa es la calificadora que para mí es más relevante, si bien todas son importantes. Esa calificadora tiene a Uruguay en una situación límite pero estable, en el sentido que no ha cambiado la calificación. Yo sé que todas las calificadoras, y esa en particular, tienen mucha confianza en la reputación de Uruguay. Uruguay tiene una reputación bien ganada por su propia institucionalidad, que también la tenemos en la parte fiscal, financiera, de relacionamiento con organismos, de tratamiento de la deuda y de la inversión extranjera. En momentos complicados esa buena reputación ayuda.  Creo que también tienen confianza en el equipo que está a cargo porque además los conocen hace muchos años. Estamos en una situación de espera. Las últimas proyecciones de Fitch no son tan optimistas como las del gobierno, en todo caso se parecen más a la Encuesta de Expectativas del Banco Central. Pero también hay que reconocer que el gobierno ha hecho un par de cosas interesantes que desde una calificadora de riesgo deben ser bien vistas. Una es la regla fiscal. Se podrá decir que ya había una regla fiscal. No la había. Una regla fiscal que se podía cambiar simplemente con una mayoría parlamentaria propia que existía no era una regla. De hecho se cambiaba  sistemáticamente. Ahora sí hay una regla fiscal más trabajada, más pensada sobre el déficit estructural y sobre la variación del gasto. Otro elemento importante es haber separado todo  lo que es el costo transitorio vinculado a la pandemia del resto de las cuentas fiscales. Si bien cuando vemos  los números  el déficit anda cerca  de 6% del PIB; hay  un punto y pico  que es efecto covid-19. Eso es transitorio, no permanente. Y el gobierno además ha dado algunas señales, muy tenues todavía, de tratar de trabajar en el presupuesto estructural adelgazando un poquito al Estado. Tiene que hacerlo muchos más todavía. Eso es un trabajo en paralelo con sostener la situación por la pandemia. Es decir, se pueden estar dando recursos transitorios para sostener la situación frente a la pandemia y estar trabajando al mismo tiempo en refaccionar el Estado para que pese menos.

¿Cómo evalúa la decisión de mantener las tarifas de combustibles congeladas en estos primeros  cuatro meses del año?
El presidente (Lacalle Pou)  se refirió que eso implicaba hacer un esfuerzo por la pandemia. Yo no concuerdo con ese enfoque. En primer lugar, los esfuerzos los hace la gente, no los hacen los Estados. En segundo lugar, si era por la pandemia, tendría que haber mandado un proyecto de ley al Parlamento llevándolo al Fondo Covid y que los parlamentarios se expidieran sobre  si valía la pena dar US$ 60 millones para que no suban los combustibles. Eso hubiera sido bueno, pensando en una nueva forma de ver la gobernanza de las empresas públicas, en que los déficits que se les imponen por razones políticas desde el Poder Ejecutivo no sean cargo de las empresas públicas. Y la consultora Exante hizo un hilo muy interesante en Twitter, en donde muestra que es una medida regresiva, gasta más en combustibles el quintil superior de ingresos de la sociedad. Es una medida regresiva y contraria a todo lo que había estado haciendo el gobierno y a lo que anunció el martes, que es, con una precisión quirúrgica, asignar recursos muy escasos donde rinden. Esta medida no me gusta.

La última proyección sobre PIB del gobierno manejó un crecimiento de 3,5% para 2021. Otras proyecciones están ya por debajo de 3%. El empleo sigue siendo un problema relevante. ¿Cómo imagina el escenario a futuro teniendo en cuenta que la actividad estaría creciendo más de medio punto por debajo de lo previsto y que hay proyecciones bastante optimistas en la ley de Presupuesto?
La pérdida de empleos en el promedio del año pasado, que fueron 58 mil personas, equivale a algo más de tres puntos de la población económicamente activa. La Encuesta de Expectativas apunta a que el PIB va a crecer 2,7%  este año y 2,6% el que viene. Para recuperar los empleos perdidos el año pasado se va a ir despacio. Y todavía tenemos 54 mil que se perdieron en los últimos cincos años del Frente Amplio. La recuperación del empleo debe ser un objetivo absolutamente prioritario para el sistema político en su conjunto. Muchas veces los gobernantes o los políticos dicen ‘¿qué plan puedo hacer para ocupar gente?’ Eso puede ser para apagar un incendio en el corto plazo, pero lo que levanta el empleo en serio y de forma permanente son cosas estructurales: una inserción internacional más dinámica, bajar el peso de la mochila que significa para las empresas y familias, el Estado, un mercado laboral más flexible y modernizado, la reforma previsional –que baja el déficit fiscal a largo plazo–. Por ahí van las cosas, pero va a ser lamentablemente lento. Hay que repensar la recapacitación y recalificación de las personas que corren el riesgo de quedar al costado del camino y no engancharse de vuelta en el trabajo. Esa es una política a la que deberían ponerle mucha cabeza  y recursos permanentes. Las instituciones y recursos que teníamos en tiempos normales no sirven para lo que viene.  Y hay sectores en particular que tampoco sabemos si van a salir de la crisis como entraron, porque de las crisis no se sale como se entra.

Camilo dos Santos
Javier de Haedo

¿Qué línea debería seguir la próxima pauta salarial? ¿Es viable pensar en una recuperación del salario perdido en el período puente a partir de 2022?
Las pautas salariales las imagino totalmente diversas porque las realidades son distintas como nunca. No se puede ir con una misma regla para todos. Tiene que ser una casuística extrema. Hay sectores a los cuales se les puede buscar acuerdos a plazo largo con pautas que queden claramente definidas. Pero otros sectores, como los que mencionó el otro día el equipo de gobierno y que ahora van a recibir algún tipo de subsidios porque la están pasando mal: ¿qué convenio  salarial pueden hace a largo plazo? Capaz que lo mejor es hacer otra año puente o un convenio a un año. Hay que buscar la fórmula específica de cada sector, de cada empresa quizás. No se puede hacer tabla rasa con todo. No sé si tiene sentido seguir pensando en las negociaciones salariales como eran antes, al menos mientras dure esto. Sí es claro que hay un compromiso del gobierno de recuperar a partir de enero del año que viene lo que se perdió en el año puente, posiblemente alrededor de 3%. Si se pretende recuperarlo todo junto va a ser un golpe duro para el empleo. Si se pretende recuperarlo con gradualidad es más viable. En el gobierno de (Tabaré) Vázquez y en el de (José) Mujica el PIB creció en torno al 30% por quinquenio y el salario real subió mucho en esos dos períodos. En el período pasado, subió 4% el PIB y el salario real casi que subió poco y nada. ¿Es que Vázquez cambió o dejó de ser de izquierda? No, ‘it´s the economy, stupid’, como le dijo la asesora a (Bill) Clinton. No es que alguien se volvió distinto en su segunda presidencia o que algunos son más buenos que otros. Hay que ser muy cuidadoso y priorizar el empleo. Y hay otro tema. No sé si es en Alemania u otra parte de Europa que se acordaban primero los salarios de los sectores transables o sea los exportadores, y eso era como un techo para los no transables que era posterior la negociación. Eso es importante, porque aquí muchos de los sectores no transables están regulados, tienen mercados cautivos y se trasladan a precios todos los costos.  A su vez eso es un costo para el exportador después. Creo que hay que buscar pensar las cosas distintas.

Un objetivo importante de las autoridades es bajar el déficit a 2,5% del PIB sobre el final del período. ¿Qué tan plausible de cumplir es hoy ese objetivo?
El objetivo fiscal en principio es decepcionante. El gobierno anterior se fijó un 2,5% para el último año y se va antes de la pandemia con un déficit de 4,5% prácticamente. Y el nuevo gobierno arranca con la pandemia, pero fija su objetivo de vuelta en 2,5% el último año.  Creo que ese objetivo debería bajar, porque para empezar era 2,5% sobre un PIB 10% menor. Las nuevas Cuentas Nacionales inflaron el PIB un 10%, o sea  que ese 2,5% ya tendría que ser menos, 2,2%, 2,3%. Y a su vez si el objetivo de inflación es 3,7% para el último año, también dado que hay menos financiamiento inflacionario el objetivo de déficit tiene que ser más bajo. Imagino que habría que ir a un 2%. Idealmente tendrían que haber llegado antes a ese déficit.  Sinceramente no creo que alcancen el objetivo, y ojo en 2023-2024 ya no va a haber efecto covid-19 presumiblemente, hablo del resultado estructural. No creo que sin tocar los impuestos se pueda ir a un déficit tan bajo, sobretodo porque van a quedar demandas sociales y políticas por políticas públicas para tratar de terminar de salir de esta situación. La sociedad y el sistema político demandan determinadas políticas y determinado gasto en esas políticas que a la larga sabemos que se da. Salvo que se lograra bajar otros gastos para financiar ese aumento, el déficit va a seguir siendo muy alto, y tarde o temprano se va asumir que hay que subir los impuestos. Un gobierno nunca puede amputarse el uso de un instrumento, en particular el instrumento impositivo. Sigo creyendo que si no tocan los impuestos no van a poder cumplir las metas fiscales planteadas.

¿Y respecto al objetivo de inflación?
El gobierno anterior había puesto 5% para el último año y este pone 3,7%. Es cierto que el Banco Central ha cambiado muchas cosas en este año y medio. La impronta del presidente (Diego) Labat notoriamente ha mejorado la visión que tenemos del BCU, pero en el BCU sigue dominando  una forma de ver las cosas que ha mostrado errores sistemáticos en los últimos años. Creo que hay un susto muy grande cuando la inflación se dispara un poco, en buscar la forma en que el dólar se sujete o baje para compensarlo. Ese no es el camino. Si esa es toda la política monetaria, es muy pobre. Además  no hay que olvidar que si bien el tipo de cambio real mejoró en  los últimos dos años por fuera de la región, de estas crisis siempre hemos salido con tipos de cambio real altos, y no es lo que tenemos ahora.

¿A qué atribuye el divorcio de más de dos puntos que hoy existe entre las expectativas de inflación de los analistas y de los empresarios?
No  lo sé. Yo puedo hablar por los analistas porque mis proyecciones suelen ser muy parecidas a la mediana.
 

¿Puede ser por debilidad en la transmisión de la política monetaria?
En realidad ellos (por los empresarios) han acertado más que nosotros. Tienen una ventaja, ellos fijan precios en el mercado, nosotros los miramos, los analizamos. Creo que sí hay algo de eso, por lo menos en tiempos normales, de decir ‘bueno, antes de tener un enfrentamiento que me implique costos  accedo  y valido con precios los costos más altos’.

“Hay un susto muy grande cuando la inflación se dispara un poco, en buscar la forma que el dólar se sujete o baje para compensarlo.  Si esa es toda la política monetaria, es muy pobre”

¿Cómo evalúa el funcionamiento de la coalición de gobierno? ¿Hay algún factor de riesgo a futuro que pueda complicar el manejo de la economía?
Al  igual que el Frente Amplio es una coalición de diversos. La diferencia es que el FA era una coalición de gobierno con varias décadas arriba, y esto fue una coalición electoral que ahora está  gobernando junta.  Tiene los riesgos de toda coalición, de los que quiere diferenciarse tratando de llevar agua para su molino. Francisco Faig en sus columnas de El País ha sido muy claro. Él habla de la coalición republicana, y dice que aquí no hay un tercer camino posible: o estás en el Frente Amplio o estás en la coalición republicana. Entonces, no hay incentivos para que algún miembro del actual gobierno quiera irse. En todo caso puede haber un incentivo para mostrar perfilismos, pero sin que sean muy dañinos porque a fin de cuentas están en el mismo bote.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.