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22 de diciembre 2022 - 5:04hs

Con siete meses de retraso respecto a la hoja de ruta original —trazada a comienzos de la administración—, el Codicen aprobó este miércoles el reglamento de evaluación del estudiante. El documento que empieza a regir en 2023 es uno de los que podría tener impactos más evidentes para los alumnos y sus familias. Porque si bien la llamada transformación curricular supone otra serie de documentos ya ratificados —como el marco en que se fija que la enseñanza será por competencias o que el plan es único desde inicial hasta noveno grado—, el texto aprobado en la sesión de ayer es de los más bajados a tierra: se le dice adiós a los exámenes en el liceo y UTU, la repetición queda limitada a algunos grados concretos y se inaugura una nueva nomenclatura para calificar.

En este sentido, el espíritu del documento aprobado sigue siendo el mismo que en la versión preliminar que se les había enviado a las asambleas docentes para su análisis. Porque si bien más del 70% de las ATD escolares rechazaron el nuevo plan educativo y pidieron su suspensión inmediata, no hubo reparos significativos sobre la evaluación y los consejeros decidieron avanzar incorporando unos pocos cambios.

¿En qué cambiará el sistema educativo a partir de 2023?

Uruguay venía discutiendo hace más de dos décadas la pertinencia de la repetición. Entre los académicos ya había un consenso sobre la necesidad de limitar esta herramienta que, si solo consiste en “más de lo mismo”, conduce al fracaso educativo y que en el país se estaba usando “en exceso”. En ese sentido, a partir del año próximo Uruguay será parte del 43% de los países en el mundo en los que, si bien existe la repetición, está acotada a algunos grados.

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En la escuela solo se podrá repetir a fin de segundo, cuarto y sexto grado. No solo eso: esa repetición —que tiene que ser la excepción y que no está atada a la asistencia a clase— no necesariamente tiene que ser de un año entero. Para decirlo sencillo: si en segundo año se considera que un estudiante no está apto para promover, puede que quede unos meses más en segundo y se lo suba nuevamente de grado ese mismo año lectivo.

En los liceos y UTU, no habrá repetición en séptimo grado (antes primero de educación media), pero sí existirá esa herramienta en octavo y noveno. En el caso de séptimo, solo hay una excepción vinculada a que el alumno se desvincule o que haya faltado más de 30 días y tenga entre cuatro y seis asignaturas con nulo o mínimo avance. Eso también incluye si se ausenta de los apoyos pedagógicos que se incorporan como alternativa a la repetición.

En octavo y noveno —salvo por una notoria desvinculación— la repetición recién se daría tras continuar con más de tres (o cuatro en noveno grado) asignaturas “bajas” tras los acompañamientos de diciembre y de febrero. Por lo tanto, no se repetiría a fin de año, sino que se le daría otras oportunidades de atender de manera personalizadas su rezago.

¿Cómo se sabe si el nivel es mínimo o escaso?

Esa es otra de las modificaciones del nuevo reglamento. Tanto para la escuela como para el liceo habrá calificaciones. A fin de cada año los docentes darán su veredicto sobre el nivel de desempeño del alumno según cinco escalones: avance mínimo, avance escaso, moderado, significativo y destacado. Esa escala se traduce en notas del 1 al 10. El 1 y 2 significan “avance mínimo”, el 3 y 4 son “escaso”, y así sucesivamente. Por tanto, una “materia baja” es aquella con una calificación inferior a cuatro (en la escala del 1 al 10).

Pese a que la Inspección Técnica de Primaria recomendó que en la edad escolar era conveniente eliminar las notas y pasar a un régimen de evaluación 100% formativa (con conceptos y definiciones), los consejeros políticos entendieron que debía seguirse con las notas para darles una referencia a los padres.

En ese sentido, los maestros harán evaluaciones con conceptos cada dos meses y calificarán a fin de año en base a esa nueva escala del 1 al 10.

Los profesores de liceos y UTU también harán evaluaciones formativas, definiciones, trabajos basados en proyectos, autoevaluaciones y dejarán de usar los exámenes. Los tribunales solo se usarán en caso excepcionales en que haya que acreditar una asignatura tras el fracaso en los acompañamientos y ante el riesgo de repetición.

¿En qué grados regirán los cambios?

Pese a que la transformación educativa empezará en el primer y tercer ciclo (se deja por fuera al ciclo que va de cuarto a sexto grado de primaria), el reglamento de evaluación y pasaje de grado sí se empezará a aplicar en todos los grados desde 2023. La única excepción de la educación obligatoria es el bachillerato que sí queda por fuera de todos los cambios previstos hasta ahora.

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