A seis meses de la “operación militar especial” de Rusia en Ucrania, la guerra se eterniza

La guerra en el Este europeo ha desencadenado además una crisis global por la catarata de sanciones económicas occidentales a Moscú y sus réplicas.

Creyendo que debilitaría al invasor, Europa se ha privado de los combustibles rusos, lo que amenaza con un invierno frio en lo doméstico, pero también en lo económico para sus países.

Surgió el fantasma de una gran hambruna en regiones del globo que dependen de la provisión de cereales de ambos contendientes y en las poblaciones vulnerables del resto del mundo donde golpea con más fuerza el alza mundial del precio de los alimentos.

El combo “aumento de la energía y de alimentos” derivó en una inflación que ya amenaza con convertirse en recesión en varias de las principales economías mundiales, según prevén sus institutos económicos y financieros.

Y, por si fuera poco, surgió el riesgo de una hecatombe atómica con los combates y bombardeos en torno a la usina ucraniana de Zaporiyia y naturalmente si el conflicto escalara a las potencias nucleares.

¿Es posible que la guerra dure años? ¿Qué capacidad de aguante tienen ambos países? ¿Cuánto puede durar el conflicto? La pregunta formulada por la agencia francesa AFP a analistas internacionales deja un balance pesimista de la situación.

Ambas partes han sufrido ingentes daños humanos y materiales, sin que ninguna parezca dispuesta a un alto el fuego o a reanudar las conversaciones de paz que hubo en el primer mes.

Los ucranianos libran lo que para ellos es una lucha existencial por defender su nación, cuya existencia Putin puso en duda al considerarla parte histórica de Rusia.

"En circunstancias así nadie puede ganar". "Esta 'operación militar especial' podría durar años", consideró el analista político ruso Konstantin Kalachev.

"Empieza a haber una forma de equilibrio de fuerzas entre las dos partes, así que vamos a un conflicto que puede ser muy largo, y como mínimo continuar en 2023”, respondió Marie Dumoulin, del laboratorio de ideas europeo European Council on Foreign Relations (ECFR).

El mundo en guerra

Desde antes de ordenar la invasión, el presidente ruso Vladimir Putin planteó que en la base del conflicto con Ucrania estaba su petición de ingreso a la OTAN.

La expansión del bloque militar occidental hacia las fronteras rusas tras la desaparición de la URSS sobrepasa lo que Putin postula como un “límite de seguridad” para su país, nunca atendido.

También planteó como un peligro para Rusia y la población ruso parlante de Ucrania la asimilación al ejército de Kiev de grupos neonazis como el batallón de Azov, cuyo encono antirruso se basa en un nacionalismo que se remonta a la Revolución Rusa de 1917 y alimentó el Tercer Reich durante la II Segunda Guerra Mundial.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, ha repetido en varios foros internacionales donde se lo invitó a participar que aspira a un triunfo militar de Ucrania que incluya la recuperación de Crimea, antes del invierno boreal, que ya está a pocas semanas de iniciarse.

Tuvo algunos éxitos tácticos, como el hundimiento del crucero 'Moskva' en abril, y ahora ha lanzado una contraofensiva para recuperar zonas ocupadas en el sur y el este del país.

"Eso le permitiría remotivar a las tropas ucranianas y a la sociedad, y justificar su pedido de más ayuda a sus socios europeos", argumenta Marie Dumoulin.

Pero el apoyo logístico ilimitado de Europa y Estados Unidos en forma de armamento e inteligencia sólo ha ralentizado el avance ruso en el Donbás y la costa del mar Negro, sin detenerlo.

Este ritmo le ha permitido también a Rusia afianzar sus posiciones en esas zonas donde la administración civil y militar prorrusa ya emite documentos administrativos, provee alimentos y alguna atención sanitaria.

La llegada del invierno pondrá a prueba la determinación de los ucranianos, sobre todo si sufren restricciones severas en el suministro de energía y si más gente, además de 5 millones de refugiados a países limítrofes, se ve obligada a abandonar sus hogares.

La analista Dumoulin apunta a un dato: el 40 por ciento de las escuelas seguirán cerradas cuando se inicien las clases en septiembre, lo que tendrá un importante coste psicológico.

Y eso sin hablar de la destrucción de viviendas e infraestructura que ya ocasionaron los combates y bombardeos.

"El pueblo ucraniano está unido y de momento apoya al gobierno, pero esa estabilidad descansa mucho en la idea de que Occidente apoya a Ucrania en esta guerra", apunta Dimitri Minic, investigador del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).

Pese a ese apoyo, Estados unido y los países de la UE le han negado a Zelensky las armas de mayor alcance que pidió y cuyo uso contra territorio ruso podría desencadenar un conflicto global.

¿Aguantará la economía rusa?

Moscú parece decidido a pagar el costo de una larga guerra de desgaste.

Los aliados occidentales de Ucrania han querido estrangular la economía rusa reduciendo drásticamente las compras de petróleo y gas, e imponiendo sanciones que restringen las importaciones de productos rusos y obligaron a muchas empresas occidentales a salir del país.

Sin embargo, "los ingresos procedentes de las exportaciones, y en particular de petróleo, gas, carbón y otras materias primas, no sólo han aguantado, sino que han superado las expectativas", dijo a AFP Chris Weafer, analista especializado en Rusia en la consultora Macro-Advisory.

Los rusos de a pie han padecido los efectos de las sanciones desde la anexión de Crimea, y el gobierno encontró rápidamente otros mercados para la compra de componentes industriales y otros materiales en Turquía y en Asia: China, India e Irán.

"La economía, la industria y la gente han tenido ocho años para ajustarse a las sanciones, así que ahora el país y la población están mejor preparados y gozan de mayor autosuficiencia, aunque sea básica", destaca Weafer.

Posibles desenlaces

Si el conflicto se enquista durante el invierno y el año 2023, el futuro dependerá en buena medida del apoyo occidental a Kiev, sujeto al impacto que el conflicto está teniendo en los hogares europeos y estadounidenses en forma de inflación elevada.

"Probablemente llegará un momento el que Putin apueste por la lasitud occidental para incitar a los líderes occidentales a que presionen a Ucrania para que ponga fin al conflicto según las condiciones de Rusia", apunta Dumoulin, del ECFR.

Salvo error de cálculo garrafal, el ejército ucraniano tampoco tiene visos de colapsar, y pocos esperan que Zelenski acepte una negociación que no se salde con la recuperación de los territorios ocupados, incluyendo Crimea.

Si sus aliados siguen facilitando ayuda y armas, la ventaja militar rusa podría erosionarse, lo que podría volverse contra Putin antes de las elecciones presidenciales de marzo de 2024.

"Lo que podría empeorar la tensión entre el Kremlin y lo que queda de sociedad civil es una declaración de guerra, de la ley marcial, o una movilización general", estima Dimitri Minic.

"Eso sería difícil de manejar en ciudades como Moscú y San Petersburgo, menos permeables al obsesivo relato antioccidental", añade.

Mientras tanto, la guerra ocurre en territorio ucraniano, con victimas y destrucción, sin que ninguno de los que la acicatean la sufran en carne propia