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Artesanos de la uruguayez

Detrás de una arraigada práctica cultural subyace un negocio sostenido por un mercado estable que tiene como protagonistas a fabricantes de bombillas y mates
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30 de noviembre de 2019 a las 05:03

Hay un cierto ritual uruguayo más o menos igual, más o menos distinto, según quién lo lleve adelante. La preparación previa, la espera a que la yerba mate hinche, para después degustar el amargo sabor cuando la infusión así lo mandata, es uno de los momentos que la gran mayoría de los uruguayos conocen y practican día a día.   

Pero detrás de una tradición más que centenaria, subyace el negocio de la fabricación de bombillas y mates, que en tiempos de industrialización masiva para diferentes productos en el mundo, mantiene en el presente fuertes rasgos y características artesanales. 

El mercado del mate y la bombilla es un sector, según los comerciantes y artesanos consultados, que no ha presentado grandes volatilidades en lo económico a lo largo de los años, con un comportamiento más bien uniforme en las ventas, aunque sí, con cambios en algunas preferencias.   

El propietario de Tu Mate, Ricardo Lain, explicó a El Observador que aunque en la actualidad se usen algunos motores industriales que han aparecido para forjar un mate, “es todo más que nada trabajo hecho a mano”. 

“Lo mío es todo casero y cada artesano tiene su taller, así como su estilo de trabajar. Aunque armé un par de máquinas trabajando con un ingeniero que hace el proceso más rápido, hacer mates es un trabajo muy artesanal que lleva mucho tiempo”, graficó. 

Lain explicó que hace 14 años se largó por las de él “sin nada, con un recortecito de cuero, un cuchillo y una planta mate”. 

Previamente, había trabajado en una fábrica de mates, que fue donde aprendió el oficio, pasando por las diversas etapas: “Un poco ayudaba al que tallaba, al que forraba, al que colocaba la boquilla al mate, al que pulía, y así fui aprendiendo el oficio”, apuntó. 

Según comentó, en la actualidad se trabaja tanto con mates a pedido expreso, como con los que ya están de muestra para su venta, aunque  a lo largo de los años hubo un cambio de preferencias en los consumidores. 

"La bombilla de caña fue inventada por los presos al no poder tener metal por los cortes carcelarios” 
Ricardo Lain
Propietario de tu mate

“Se han puesto muy de moda los mates personalizados grabados con iniciales y también los mates camioneros –grandes–, sobre todo a impulso de un cambio de inclinación también de parte de los argentinos que comenzaron a preferir más mate a la uruguaya. Teniendo en cuenta que el tipo de mate depende de la cosecha, hoy el mate camionero es el más difícil de conseguir porque es el que menos sale de la planta mate –depende del color de la semilla–”, explicó Lain.

Hace algunos años, también tuvieron su momento de fuerte crecimiento en las ventas los mates de cerámica, dado que muchos médicos comenzaron a recomendarlo para evitar la acidez. 

Eso generó un importante aumento en las preferencias por ese tipo de productos con respecto a los tradicionales mates calabazas. “Un mate de cerámica si se te rompe vas a venir a comprar otro, no te queda otra, porque si te da acidez la calabaza tenés que tomar en cerámica. Eso produjo que se vendiera mucho más. De todas formas hubo una moda, un momento en que de diez mates se vendían ocho de cerámica, pero ahora se venden parejos”, puntualizó.         

Otro cambio de tendencia para los consumidores de la tradicional infusión ocurrió hace 20 años, cuando se dio un proceso inverso al de la actualidad, en el que se prefieren cada vez más mates de mayor tamaño. 

Durante la crisis de 2002 se notó rápidamente una inclinación por mates más pequeños y bombillas económicas, pero una vez que se salió, volvió a cambiar y hoy la tendencia es la opuesta. 

La bombilla como algo sagrado

Uno de los más icónicos lugares para adquirir una buena bombilla de calidad en Montevideo es La casa de la Bombilla, ubicada ya hace más de 38 años a pocos metros del cruce entre las calles  Roxlo y Colonia. 

Su propietario, Humberto Cerantonio, comenzó trabajando en la fabricación de armazones de lentes, después haciendo microsoldaduras, hasta que notó que le empezaron a “caer muchas bombillas para arreglar”. 

“Ahí vi que era un buen negocio y un día tomando mate pensé: ‘¿Cómo es posible que en este país de materos no haya una casa de la bombilla?’. Una vez que abrimos en 1982 la respuesta del público fue impresionante. Para 1985 ya estábamos fabricando bombillas artesanales, prácticamente sin maquinaria ninguna y para 1990 teníamos producción a nivel industrial”, contó Cerantonio.   

En contrapartida a lo que ocurre con muchos trabajos de artesanos de otros rubros una vez que un producto comienza a ser industrializado, los artesanos que elaboran bombillas y mates son en la actualidad muchos más de los que eran hace 30 años. 

Cerantonio comentó que en un momento eran tres o cuatro los que trabajaban con bombillas, pero “se ha ampliado mucho”, sobre todo a partir de que surgieron nuevos materiales para fabricarlas, como alpaca, bronce y plata. 

En este sentido, Cerantonio dijo que hasta la década de 1960 la gente “solo consumía bombillas de plata o de bronce nacionales”, ya que no había de alpaca, hasta que se empezaron a hacer en Brasil unas de muy buena calidad, que luego inundaron el mercado uruguayo. También hace unos 12 años se dio la irrupción del uso del acero inoxidable, que tiene como característica diferencial que es un mal conductor térmico y calienta menos. 

A su vez, Cerantonio explicó que antes las bombillas de plata tenían un mucho mayor porcentaje de ese metal   –entre 80 y 90 gramos–, mientras que hoy poseen 30%, que es complementado por cobre o alpaca. “Las bombillas de ahora más que una plata baja, vale decir que  es una alpaca alta”, comentó Cerantonio al unísono de una sonrisa.  

En su caso, La Casa de la Bombilla llegó a producir en su momento unas 10 mil bombillas al mes, mientras que hoy rondan las 5 mil. Produce con todos los materiales. Según comentó el comerciante, en Uruguay hoy se comercializan unas 100 mil bombillas por mes, que como particularidad, es un producto que tiene un poderoso componente  de “querencia y personalización” para el consumidor. 

“En este país la bombilla es una cosa sagrada. Cuando empecé con este negocio me di cuenta de que si a alguien se le parte la alianza de matrimonio la lleva a soldar a cualquier joyería, pero una bombilla de plata y oro con historia no. Se la dejan solamente a una empresa que crean responsable y segura”, manifestó el artesano. El fabricante ha llegado a vender bombillas  a pedido de hasta US$ 700, y asegura que lo “personalizado hace la diferencia”. 

Otro cambio en las tendencias de los consumidores cuando de este producto se trata, es como en  el último tiempo se ha producido un sesgo por bombillas más gruesas –de entre 10 y 12 milímetros– y también por las desarmables que presentan mayor facilidad a la hora de la limpieza. Las finas, que eran las preferidas hace 25 años, son de 7 milímetros, aunque se sigue diferenciando a la hora de elegirlas hombres y mujeres, explicó Cerantonio. 

“El hombre en líneas generales es el que prefiere bombillas más gruesas, mientras que las mujeres optan por más finas”, argumentó. 

Una forma distinta 

En tanto, la empresa de mecánica industrial Terrani Hermanos, que hace principalmente trabajos a pedido, decidió en 1999 que quería tener un producto de marca propia y comenzó a fabricar bombillas. 

Lo que se buscó ofrecer, explicó a El Observador Emilio Terrani, propietario de la empresa y tercera generación, fue “una bombilla de calidad que pudiese tener una terminación y características que no se pudieran encontrar en productos hechos por artesanos, por ejemplo, en lo que tiene que ver con la calibración milimétrica de los orificios del filtro e incluso la distancia entre uno y otro”. 

Terrani Hermanos comercializa seis modelos de bombillas todas en acero inoxidable, el metal más duro para trabajar, entre los que se usan para la fabricación. 

Para Terrani, de las principales características que ofrecen es la garantía de por vida, que las bombillas sean presentadas en envases –packs en lugar de sueltas– y que no tienen fluctuaciones de  stock.  

“Damos garantía de por vida y  real de reposición. Siempre tenemos el modelo que precises y en caso de cambio si traes la bombilla y no tiene alteraciones, te la cambiamos por otra. Todas nuestras bombillas son muy duraderas y su terminación es lo que hace también que en el producto final se logre una sensación distinta al tomar mate”, señaló Terrani

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