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Así se salvó Andrea: cayó en las vías y el subte logró frenar a unos metros
Era un día como cualquier otro para Andrea, de 54 años. Tomar el subte de la línea D en la estación Pueyrredón, ubicada debajo de la Avenida Corrientes, en el barrio de Balvanedra, en Buenos Aires, para ir al jardín de infantes donde trabaja.
Pero los días, incluso la vida, cambian en un chasquido de los dedos.
Recostado de la pared del andén, un hombre sin identificar por los medios argentinos se desplomó de bruces sobre Andrea, que justo pasaba frente a él; ella perdió el equilibrio y cayó de espaldas sobre las vías, donde quedó inmóvil mientras se asomaba a un centenar de metros, tal vez, la nariz del tren.
En un par de imágenes dibujado lo peor.
La gente que espera para trasladarse empezó a agitar los brazos, las carteras, los paraguas y el tren pudo aminorar su marcha y detenerse tanto solo a un par de metros del cuerpo de Andrea. Luego un par de hombres saltaron a la vía para rescatarla.
Unos cuantos segundos y lo que pudo ser un día normal, a punto estuvo de convertirse en tragedia. Unos cuantos segundos donde se presagiaba un desenlace fatal, y volvió la vida, que se iba.
Andrea sufrió una conmoción, perdió el conocimiento y una fractura en el hueso sacro por el golpe en la cadera, después de los primeros exámenes médicos. El hombre que la empujó tenía un corte en la cabeza que también mereció atención médica. La policía lo retuvo para aclarar el incidente.
¿Desmayo, intento de robo, ataque premeditado?,destaca en el titular Infobae. Las pesquisas corroboraron la explicación del hombre: se sentía mal y regresaba a su casa, cuando su vida y la de Andrea tuvieron ese encontronazo accidental, impensado, absurdo, terrible.
Al final un susto que cada uno se lleva en su cuerpo y seguirá provocando sobresaltos.
