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Así vivió y sufrió el partido Diego Forlán en el Campeón del Siglo

El técnico aurinegro gritó y gesticuló mucho, se ganó una amarilla, perdió dos puntos que tenía ganados y se fue con bronca al final
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22 de agosto de 2020 a las 20:47

El director técnico de Peñarol vivió un partido muy especial este sábado en el Estadio Campeón del Siglo en el que había unas 100 personas entre periodistas, dirigentes y allegados de Peñarol y Rentistas.

El entrenador aurinegro recibió una muy buena noticia a los pocos minutos cuando tras una jugada individual, Giovanni González ponía el 1-0 sobre el líder del Torneo Apertura.

"¡Peñarol!", gritó y enseguida felicitó al autor del gol: "¡Bien, Giovanni! ¡Así, así", le dijo.

Después, con el paso de los minutos, se dirigió a los volantes para que mantuvieran el orden.

Por entonces, Rentistas no ofendía, no era un rival digno ya que ofendía muy poco.

A los 31 minutos se dirigió al juvenil Facundo Torres cuando insólitamente y quizás por su falta de experiencia, entró al área con pelota dominada y era más de medio gol si le pegaba al arco. Pero el botija no le pegó. Intentó el pase al medio y el DT le dijo: "¡Pegale, Facu!".

Dejó pasar tres minutos más y cuando el mismo juvenil pasó cerca suyo, esta vez lo animó: "Facu, dale, dale, dale, que va a llegar".

Y enseguida le gritó a Terans para que tomara la marca en un contragolpe de Rentistas: "¡David, seguilo! ¡No lo dejes!", y el volante, de lo mejor de Peñarol en toda la tarde noche del Estadio Campeón del Siglo, no lo defraudó, hizo su trabajo táctico.

También le gritó desde muy lejos al arquero Kevin Dawson cuando le llegó una pelota para salir jugando: "¡Cercaaaa!". Pero el arquero le pegó con fuerza para adelante y para cualquier lado.

Al término del primer tiempo se fue tranquilo con el resultado al vestuario. Su equipo ganaba 1-0 y se estaban dando bien las cosas.

Mejor le fue cuando a los 5 minutos del complemento, Terans sacó un misil luego de una gran jugada colectiva del equipo.

Al igual que el presidente Jorge Barrera ,quien se paró de su platea, levantó los brazos al cielo al grito de "¡Peñarol!".

No ocultó su preocupación con las amarillas que tenían dos de los tres volantes de contención que colocó: Walter Gargano en su regreso al fútbol, y el húngaro Krisztián Vadócz.

Hasta que a los 53 minutos llegó una falta de Joaquín Piquerez sobre Villalba que mereció la roja, pero el árbitro Gustavo Tejera le mostró la amarilla.

Se escuchó claramente al ex Nacional, el Colo Santiago Romero, gritarle al juez: "´¡¿Qué hay que hacer para que lo echen?!".

Entonces, sobre los 61, le gritó a Gargano que estaba a unos 50 metros: "¡¡Mota!!", y le hizo el gesto con las dos palmas de las manos hacia abajo, como diciendo "aguantá, tené cuidado que tenés amarilla".

Segundos después gritó dirigiéndose a los árbitros seguramente: "¡Sentido común, bo!", y el juez Tejera le mostró la tarjeta amarilla.

Sobre los 77 minutos, llamó a Fabricio Formiliano y a Agustín Álvarez Wallace para ingresar. Los dos ya estaban cambiados, pero llegó el penal para Rentistas. Entonces los hizo vestir de nuevo. Todos quienes estaban en el Estadio Campeón del Siglo pensaron que aguantaba las variantes porque si tras el penal, llegaba el empate (como sucedió), no les daría ingreso porque eran cambios defensivos y se la jugaría por otros.

No obstante, luego del 2-2, los hizo ingresar igualmente. Formiliano por Gary Kagelmacher -de buen partido- y que salió seguramente por un golpe, en tanto que el juvenil lo hizo por Gargano quien aguantó 80 minutos en su vuelta.

A los 88 minutos, y al ver que no había reacción alguna, gritó para todo el grupo: "¡Dale que lo ganamos, muchachos! ¡Daleeee!", mientras caminaba nervioso de un lado al otro.

E insistió a los 89': "¡Un poquito más muchachos! ¡Daleee!".

Casi enseguida se dio vuelta y le preguntó a su hermano Pablo, ayudante técnico, cuánto tiempo había dado de adición el cuarto árbitro. "Cuatro", le dijo Pablo.

Los nervios del final no los pudo contener porque veía que su equipo no podía y no generaba nada en ese lapso, ante un rival bien parado y que estaba loco de la vida de remontar un 2-0 y que en la última jugada casi convierte el tercero y da un batacazo aún más grande en el Estadio Campeón del Siglo..

Después bajó la cabeza con bronca y se fue hacia el vestuario en donde minutos más tarde llegaría el presidente Jorge Barrera. Se perdieron dos puntos más y la cara de preocupación del DT y de los dirigentes, fue el común denominador en la noche del CDS.

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