Se iba el año 2018 y el Frente Amplio insistía por última vez en la aprobación de la trabajosa ley de financiamiento de los partidos políticos. El acuerdo interno pendía de un hilo y todas las miradas estaban puestas en el rebelde Darío Pérez. “Voy a colgarla en el ángulo”, dijo el frenteamplista antes de retirarse de sala y dejar a los suyos en minoría. En sala, sus propios compañeros lo acusaron de “traición”.